El plenario aprobó este jueves, en primer debate, la nueva versión de de la Ley de cannabis para uso medicinal y terapéutico y del cáñamo para uso alimentario e industrial (21.388). La Asamblea Legislativa acogió afirmativamente la propuesta del veto del Poder Ejecutivo, anunciada a finales de enero.
Esta tarde, con nula resistencia de los legisladores, el plenario aprobó precisamente los dos cambios gestionados por el Ejecutivo y avalados por la mayoría de la Comisión de Ambiente.
En este primer debate, únicamente tres legisladores de 47 votaron en contra del proyecto de ley: Jonathan Prendas y Carmen Chan de Nueva República; así como la independiente Shirley Díaz. Un total de 36 votaron afirmativamente para convertir el expediente 21.388 en ley.
El informe de la Comisión de Ambiente se colocó a favor de eliminar la posibilidad de autocultivo de marihuana medicinal para personas acreditadas para ello; y a favor también de que la siembra de cáñamo sea autorizada por el Poder Ejecutivo, en circunstancias que no están claras aún porque se determinará vía reglamento.
El cannabis terapéutico sí contiene componentes psicoactivos, pero los diputados establecieron que el Ministerio de Salud supervisara las licencias para el autocultivo, medida que fue rechazada por el jerarca del ente. En el caso del cáñamo —una planta familiar del cannabis pero sin componentes psicoativos y comúnmente utilizada para tejidos y materiales cosméticos— los jerarcas del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y el Ministro de Salud rechazaron dejar su siembra por la libre por la dificultad de reconocer visualmente entre las plantas de marihuana y cáñamo.
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Según adelantó el legislador José María Villalta, en una presentación que fue interrumpida por un problema de los equipos del plenario, el cambio en el tema del cáñamo ahora “significa que hay que tener una licencia de conformidad con la ley, pero la ley no regula en ninguna parte licencias para cáñamo. Esto es un problema jurídico”.
La exoficialista Paola Vega repitió en el plenario advertencias que realizó en la Comisión de Ambiente como que la ley “llega tarde (…) porque ha enfrentado todo tipo de entorpecimiento en el avance de trámite, principalmente por un Poder Ejecutivo que desde el inicio que empezamos esta discusión, ahora cambia el libro y dicen que ha apoyado esto desde el inicio, no es cierto”.
Vega, no obstante, votó a favor de acoger el veto y del primer debate del proyecto.
La diputada atacó que los ministros de Agricultura, Renato Alvarado, y el de Salud, Daniel Salas “comenzaron a levantar sobre el argumento técnico prejuicios y desinformación, anteponiendo incluso experiencias personales como que un familiar del Ministro de Agricultura había caído en la droga y por eso no podía apoyar esto, por sobre el interés público”.
El diputado del Frente Amplio, José María Villalta, aseguró que no tenían suficientes votos para resellar el proyecto y que la posibilidad, además de archivarlo, era hacer “del ahogado el sombrero, y aprobar la ley con los cambios exigidos por el Poder Ejecutivo, aunque uno no los comparta”.
“A pesar de que el veto lo desmejora y lo debilita, creemos que sería peor hacerle el juego a los que no quieren que salga nada, enterrar esta ley, que ha costado tanto trabajo efectivamente, durante años, en la Asamblea Legislativa”, afirmó Villalta.
Villalta fustigó el tema de las licencias para el cáñamo, que ahora los establecerá el Ejecutivo.
“Lo que es imperdonable es que tras que van a meter este veto y van a exigir licencias innecesarias para sembrar cáñamo, lo hagan mal. No le perdono a este Gobierno que sean tan ineptos, inútiles, tras de que van a vetar la ley, lo hicieron mal porque el artículo que pusieron hacen que sea inaplicable la producción del cáñamo”, afirmó el legislador del Frente Amplio.
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