País

Advierten que la alimentación no se puede garantizar dependiendo de los importadores y la agroindustria

El campesino José Oviedo envió una pregunta al presidente de la República Rodrigo Chaves. “Señor presidente, ¿usted nos garantiza que nuestros hijos e hijas podrán tener alimentos si seguimos dependiendo de las importaciones?”.

Integrantes de diversas organizaciones destacaron hoy la situación crítica que vive el país en cuanto a su soberanía alimentaria, frente a la alta dependencia de las importaciones de alimentos, con motivo del Día Internacional de la Lucha Campesina.

Zuiri Méndez, docente  del Programa Kioscos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica (UCR) e integrante de la Red de Coordinación en Biodiversidad (RCB), dijo que los pueblos tienen derecho a decidir cómo alimentarse, de dónde van a venir los alimentos, cómo se producen, cómo se almacenan, cómo se comercializan, cómo se comparten y cómo se comen.

Méndez expuso que hoy en Costa Rica un 99% del maíz que se consume es importado. Asimismo, mientras en el 2018 un 75% del frijol que se consumía en el país era importado, en el 2021, esa dependencia había aumentado a un 91%.

“¿Qué va a pasar si seguimos hablando de garantizar la comida dependiendo de los importadores, de la agroindustria?”, cuestionó Méndez en un conversatorio realizado en la Sede Rodrigo Facio de la UCR.

El vínculo entre la situación del agro y la alimentación de las familias fue destacado por José Oviedo, secretario general de la Unión Nacional de Productores Agropecuarios Costarricenses (UNAG), quien destacó que Costa Rica “es el segundo país de América Latina más expuesto a una calamidad de hambre porque, después de Venezuela, somos de los que más importamos alimentos, no sólo maíz, arroz y frijoles”.

Oviedo envió una pregunta al presidente de la República Rodrigo Chaves. “Señor presidente, ¿usted nos garantiza que nuestros hijos e hijas podrán tener alimentos si seguimos dependiendo de las importaciones?”.

El campesino reiteró que quieren dialogar con el presidente para buscar acciones concretas para que las personas de zonas rurales puedan vivir dignamente.

Por otra parte, Alejandra Bonilla, de la Red de Mujeres Rurales, enfatizó en que “la soberanía alimentaria nunca es un problema individual; no se trata sólo de tener dinero para comprar comida, es un concepto colectivo y ser un pueblo más o menos soberano con la alimentación es un tema absolutamente político”.

Estas declaraciones se dieron en un conversatorio organizado con motivo del Día Internacional de la Lucha Campesina, que se celebra cada 17 de abril, y organizado por varias organizaciones como la Red de Coordinación en Biodiversidad (RCB), CoecoCeiba Amigos de la Tierra, la Red de Mujeres Rurales y el Programa Kioscos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Mujer, tierra y territorios indígenas

En el encuentro también iba a participar Clarita Quiel, indígena bribri recuperadora en el territorio indígena de Cabagra, en la Zona Sur del país; sin embargo, no pudo asistir debido a amenazas que está enfrentando, como represalia por las recuperaciones de tierras, anteriormente usurpadas por finqueros no indígenas.

En la entrada a la finca recuperada en Nima Dikol (Palmira), Quiel encontró un rótulo de madera en el que se lee “prohibido el paso, no entre, si entra se muere”, el cual se mostró en una fotografía.

Quiel envió una declaración, en la que relató que la finca, que tiene 30 hectáreas de extensión, fue recuperada por 50 familias en 2018.

“La finca tiene un área de montaña de 10 hectáreas que se conserva, hemos detenido que se destruya la montaña, hay prosperidad, las familias tienen para comer, producen, estamos produciendo platillos con plantas que hace tiempo no se comían, los animales se ven más, la medicina se ha ido rescatando”, contó Quiel.

El relato de Quiel fue leído por Fanny Reyes, indígena bröran del territorio Térraba e integrante de la Red de Mujeres Rurales, quien se refirió a cómo estar en un territorio indígena recuperado implica un proceso de sanación de la tierra y un proceso agroecológico en el que desarrollan bosques y huertos comestibles y producen sin usar agroquímicos.

“Recuperar el territorio también ha significado recuperar el bosque y la relación de las personas con la montaña”, expresó Reyes.

 

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