Cultura

Crisis por el Covid 19 desvela debilidades y oportunidades del sector Cultura

Pandemia obliga a cerrar las puertas a Cultura y genera raquíticos o cero ingresos para los trabajadores del arte. Mientras, la resiliencia los motiva a reinventarse y el Ministerio de Cultura y Juventud gestiona su incorporación en el Plan Proteger. 

El actual panorama económico y social del sector Cultura es desalentador e incierto, debido al impacto provocado por el Covid 19, que desde inicios de marzo obligó a un ‘apagón’ sectorial o cierre por emergencia de las actividades artísticas y culturales.

De acuerdo con estimaciones del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), el golpe económico al sector por la parálisis en estos tres meses ascendería a pérdidas por unos US$70 millones, el equivalente al 0,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica.

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Este horizonte económico en puertas embestiría a un área que, según la Encuesta Nacional de Hogares del 2019 (ENAHO), de 32.479 personas entrevistadas que se identificaron como trabajadores creativos, artísticos y de entretenimiento, 28.925 laboran en el sector privado e independiente.

De esas, 1.310 viven en pobreza extrema y 2.718 son pobres, es decir, cerca de 4000 personas o un 12,3 %.

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A partir de estos datos, el MCJ determinó que, tomando en cuenta a trabajadores de la cultura formales e informales, y a aquellos que viven en condición de pobreza y extrema pobreza, la potencial afectación directa e indirecta recae sobre 10.000 personas.

Esta población laboral se vería beneficiada por el Plan Proteger del Gobierno de la República, el Subsidio Temporal de Desempleo del MTSS, y el Beneficio de Emergencia y otros beneficios del IMAS, entre otras propuestas que analizan las autoridades de la cartera rectora del sector.

Suspensión y cero ingresos

La ENAHO 2019 también identificó que, del total de trabajadores creativos, artísticos y de entretenimiento, un 89 % laboran en el sector privado, un 7 % en el resto del sector público, un 3 % en el Gobierno central y un 1 % en organizaciones internacionales.

Estos porcentajes dejan entrever que, en una importante proporción, el MCJ depende o se alimenta de los servicios profesionales contratados a artistas para ejecutar las actividades y programaciones anuales.

Se podría inferir también que los trabajadores independientes del arte dan ‘vida’ a los festivales, ferias, obras escénicas de danza y teatro, musicales, circenses, visuales, plásticas y audiovisuales que produce el Ministerio.

Hay, a todas luces, una relación histórica de interdependencia laboral entre el sector independiente de la cultura y el MCJ, por lo que la atención demandada por los trabajadores a la institución, debido a su actual situación precarizada y de total incertidumbre, es consecuente y esperable.

En un cuadernillo intitulado Medidas Covid 19 y sector cultura, compartido en marzo con organizaciones artístico culturales, el ministerio reconoce que juega “un papel fundamental como agente productor y generador de actividades en la escena cultural, de la mano del creciente número de actores sociales independientes y privados que dinamiza la escena cultural nacional”.

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De esta forma, “habilita espacios de actividad para muchos subsectores creativos, genera trabajo, promueve fondos y procesos de desarrollo de diferente tipo. Parte vital de esa actividad se ve igualmente paralizada por la crisis sanitaria”, afirma en el texto.

Con pocas excepciones, los artistas independientes dejaron de presentar sus espectáculos y percibir ingresos -algunos son producidos y circulados por internet vía redes sociales mediante contrataciones de entidades estatales (como Instituto Nacional de Seguros) o empresas privadas (bancos)-.

El riguroso aislamiento social, establecido como medida preventiva por el Ministerio de Salud para evitar el contagio, suprimió el factor fundamental de la actividad: la reunión de público en un mismo espacio.

En este momento (y quizá hasta setiembre) no hay una sola sala de teatro abierta, tampoco un bar o salón comunal, galería, museo o centro cultural y academia; todos espacios vitales para que este sector trabaje y genere dinero para su digna manutención.

Por un lado, el Ministerio acatando órdenes sanitarias de cierre, suspendió las actividades públicas de sus 15 órganos adscritos, entre estos, el Teatro Nacional de Costa Rica (TNCR) y el Teatro Popular Melico Salazar (TPMS), para nombrar tan solo dos instituciones con una programación consolidada que provee empleo al sector independiente.

A la vez, según confirmó en entrevista con Universidad la Ministra de Cultura y Juventud, Sylvie Durán (ver entrevista aparte), habrá algunas rescisiones de contratación de proyectos o programas en ejecución que están en revisión.

En ese sentido, el director del TPMS, Fernando Rodríguez, afirmó que la institución que produce el Encuentro Nacional de Teatro y el Festival Nacional de Danza, entre otros eventos, suspendió la programación para retomarla a partir de setiembre y los meses siguientes, y que, dependiendo del curso que tome la pandemia y los recursos disponibles, se podrán presentar en la sala.

Igualmente ocurre con el Teatro Nacional, que debió reagendar los programas Érase una vez, Érase una vez…territorio, ya que se quedaron sin el presupuesto del 2020 que el Ministerio de Educación Pública le otorga, al tener que redirigirlo a la cobertura de la emergencia por el Covid 19.

La directora del TNCR, Karina Salguero, aseguró que, aunque se rescindirá un par de contrataciones, los programas en alianza con el MEP se ejecutarán en el 2021, y el Festival de Coreógrafos se intentará retomar en setiembre de este año. Asimismo, recaudará fondos para dos montajes que pondrá en escena en espacios alternativos de distritos en riesgo social en el 2020.

Demandas y propuestas

Los ‘actores’ reales de esta dramática situación son múltiples y muy diversos, con características particulares que complejizan la dinámica productiva y social del sector, y que, por tanto, se vinculan con el MCJ en varios frentes organizativos históricos y emergentes, pero que carecen de una apropiada articulación.

Organizaciones como la Plataforma Sector Cultura, que reúne a 17 organizaciones artísticas; un colectivo conformado por artistas plásticos y escénicos, diseñadores, artesanos, editores y escritores; miembros del subsector audiovisual, así como los artistas visuales plantearon al MCJ y la Asamblea Legislativa una serie de demandas de solución urgente para paliar la actual situación y reactivar la producción cultural.

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En respuesta, Durán compartió unos cuadernillos con información sobre las características y necesidades del sector, así como las medidas y propuestas que la institución plantea para apoyarlo.

Entre las acciones inmediatas están incorporar a los trabajadores del arte con el perfil requerido en el Plan Proteger del Gobierno de la República, el Subsidio Temporal de Desempleo del MTSS, y el Beneficio de Emergencia y otros beneficios del IMAS, entre otras propuestas.

Sin embargo, para algunos artistas consultados por UNIVERSIDAD, la respuesta del Ministerio se queda corta y hay poca claridad en los planteamientos; aducen que la comunicación es errática, confusa, y las acciones poco pragmáticas.

La artista independiente, directora de Teatro Contraluz y vicepresidenta de Educarte, Gladys Alzate, propone que el Ministerio de Cultura haga un análisis exhaustivo del presupuesto para redireccionar recursos a proyectos, incluso en este periodo de confinamiento, que permitan dinamizar al sector y que luego sean presentados al público.

“No quedarnos con las manos cruzadas, hay una mano de obra disponible, creativa y propositiva e innovadora; no somos una amenaza”, subrayó.

“Necesitamos que a partir de la virtualidad que se avecina se concreten alianzas estratégicas -como con el MEP y el programa Érase una vez-, para generar propuestas alternativas para los estudiantes desde plataformas digitales que produzcan algunos ingresos para los artistas”.

El actor y productor, Javier Monge, enfatizó en que en esta coyuntura el Ministerio debe sostener al sector, “aunque a la vez no debemos esperar que nos dé todo”.

A Monge, además le parece fundamental que el sector independiente busque alianzas internas organizacionales, “no para quitarle el rol a la institución, sino para buscar alternativas que nos dinamicen y reactiven”.

Según Monge, el Ministerio no tiene la voluntad ni las herramientas, pero tampoco tiene interlocutores representativos: “somos reactivos. Los espacios independientes tienen que sentarse a conversar para ver cómo salir de esto, para incidir en la reactivación de la producción cultural”.

Estrategias de sobrevivencia

Las medidas de confinamiento y distanciamiento no sólo han anulado del todo la realización de los  espectáculos que constituyen la vida misma de las artes escénicas, sino que también ha afectado sensiblemente otras vías de generación de ingresos del sector.

Daniel Hernández, presidente de la Asociación de Trabajadores de la Danza (Anatradanza), informó que prácticamente el 100% de las mil personas afiliadas a esa organización han manifestado gran inquietud, ante el problema del pago de alquileres de los locales de sus academias donde imparten clases, pues precisamente esa actividad históricamente ha ofrecido una solución financiera al sector.

El mismo Hernández tiene una academia de ballet y danza en Turrialba, donde además existen cinco academias de baile popular. “Ahorita estamos reuniéndonos para ver si alquilamos un solo local, porque ninguno de los dueños de los locales nos quiso ayudar” con una reducción en el alquiler.

A ello se suma la fuga de estudiantes. La academia de Hernández contaba con 35 estudiantes y, según detalló, apenas se conoció del primer caso de infección por coronavirus en el país, le quedaron 26. Continuó con clases virtuales, pero ya lo que le queda son 11 personas, “con eso tengo que pagar el alquiler y el seguro”. El tema entonces es “la queja más grande de la mayoría, que no saben cómo financiar la parte laboral”.

Añadió que ya bastantes academias ya imparten clases por medio de la aplicación Zoom, pero ello les obliga a ajustar bloques de lecciones de 40 minutos, que es lo que permite de forma gratuita. “Fue a una estrategia que propusimos y muchos lo han tomado”, acotó.

Anatradanza cada año organiza un festival denominado Danzatón, para conmemorar el 29 abril, que es el día internacional de la danza. En lugar de ello y como una forma de aportar recursos al sector, este año se organizó DanzaVir(tu)al, un proyecto que consistió en una convocatoria para que se enviaran vídeos de máximo cuatro minutos, elaborados por las personas participantes dentro de sus casas, sobre el tema del coronavirus.

“Tuvimos bastante participación del gremio y no solo de danza contemporánea, sino que hay de folklore, de todo lo que es movimiento de la danza”. Se elegirán los diez mejores videos y recibirán cien mil colones cada uno.

Al respecto, mostró su agradecimiento a la ministra de Cultura y Juventud, Sylvie Durán, pues según dijo ha manifestado la intención de apoyar próximas ediciones de esa iniciativa.

Anatradanza forma parte de la  Plataforma Sector Cultura, que integra a 17 asociaciones, como la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes Musicales (AIE) o la Red Nacional de Teatro Comunitario (RNTC). Esa instancia el pasado 25 de marzo envió una carta a Durán, en la que ya pedían información, establecer mesas de diálogo y trabajo y plantearon propuestas cara atender la situación.

“Siento que el Ministerio está abriendo las puertas y escuchándonos, eso así, a las asociaciones legalmente inscritas, dicen que para ayudarnos necesitan tener el respaldo legal”, apuntó.

Pero no todas las personas trabajadoras del sector costean cuotas de membresía a estas asociaciones. La cantante  Amanda Quesada ya describió en la edición del 24 de marzo de UNIVERSIDAD, cómo  la cancelación de todos los espectáculos en el Teatro Popular Melico Salazar le golpeó sensiblemente pues implicó el parón de actividades de la Orquesta Filarmónica, su principal fuente de ingresos.

Consultada de nuevo, expresó que “mi economía sigue igual, sin ingresos puesto que no hay actividades”. Llamó la atención a que en algunos casos, la empresa privada ha patrocinado la realización de conciertos en línea, pero “por lo general son artistas que ya están posicionados en la escena, entonces muchos que tal vez no somos tan mediáticos no tenemos esa posibilidad de conseguir que una empresa privada nos apoye”.

Quesada forma parte de las 1.282 personas que contestaron un cuestionario que el MCJ realizó en línea a mediados de marzo, como un primer paso para evaluar la situación del sector.

Los resultados de la encuesta y propuestas del MCJ fueron divulgados en un documento titulado Cuadernillo 1. Quesada coincidió con la aseveración de que a nivel propositivo el documento se queda en muchas declaraciones de intenciones y en que al final, la recomendación es que las personas afectadas en el sector busquen apoyo en el programa Proteger, puesto en marcha por el gobierno.

“El problema con la cultura -ponderó- es que como es tan amplia, son muchos sectores que se ven afectados, entonces entiendo la postura del Ministerio de no poder actuar inmediatamente, porque son demasiadas demandas”.

Recordó que hubo una reunión general del sector con la Ministra, quien expuso la situación y las estadísticas de la encuesta realizada y “un poco del proyecto que están realizando con el IMAS y otros entes gubernamentales que también pueden involucrarnos a nosotros, porque es un problema que somos un sector abandonado, siempre las artes están en segundo plano”.

Alejandra Marín, premio Aquileo J. Echeverría en Dramaturgia 2018, relató que como parte del  grupo de teatro Proyecto en Rojo trabajaba en la dirección de una puesta en escena de una obra suya, titulada Un Bar, además se preparaba el trabajo en Happy Family, precisamente el texto con el que ganó el premio.

Todo ello evidentemente se ha visto “completamente frenado”. Además, informó que actualmente labora en un centro de llamadas, pero “en una condición en la que el trabajo está bastante frágil, trabajando desde mi casa, pero no es un call center como el de una transnacional en que uno está más o menos seguro, sino que cada vez hay menos llamadas, cada vez te dan más tiempos libres, a veces dicen que no te conectés el día siguiente o sólo algunas horas, ahí uno va sosteniendo”.

“Tratamos de generar estrategias virtuales, de pensar el teatro y la experiencia escénica desde otros lugares, qué podemos hacer con las herramientas virtuales que tenemos”, pero ello es complicado porque “el principio del teatro está en el convivio, en el encuentro, en el evento en vivo y presencial”. Añadió que “no podemos esperar a que pase todo y volver como si nada, porque, primero, si ya es difícil llenar una sala de teatro, y tampoco sabemos cuánto va a durar esto”.

Sobre la iniciativa de que la gente de que las personas trabajadoras del sector apliquen a las ayudas del programa Proteger, observó que ello no es tan sencillo, pues se trata de un bono que también se dirige  para gente que se queda desempleada, con reducción de jornada o trabajadores informales, “no estamos hablando solamente del sector cultura o el sector independiente, estamos hablando de todo el país que ya de por sí está en una situación económica compleja desde hace años”.

A todo ello, sumó la realidad de “¿quién sobrevive con 150 mil colones?”. Añadió entonces que “es una lucha muy compleja, porque es un sector absolutamente abandonado”.

**En la primera versión del artículo se consignó que Teatro en el aula es un programa que ejecuta el Teatro Nacional, sin embargo, es producido por el Teatro Popular Melico Salazar.

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