Desde la papaya que muchos comen por las mañanas hasta cosméticos, hechos a partir de propóleos de abejas, son productos que forman parte de las miles de investigaciones que realizan las universidades públicas en Costa Rica cada año; una cifra que lleva un proceso creciente.
De hecho, entre 2017 y 2021, la cantidad de proyectos de investigación en los que las universidades estatales participaron pasó de 2.789 a 2.903, a la vez que el total de publicaciones científicas aumentó respectivamente de 691 a 1204 en la base de datos científica Scopus y de 573 a 833 en la plataforma Web of Science (WoS).
Es por eso que el presidente del Consejo Nacional de Rectores (Conare) y rector de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), Rodrigo Arias, no titubea en afirmar que todos estos proyectos tienen la meta de beneficiar a la población.
“Todos tienen como meta sentar bases que permitan analizar el desempeño de un sector determinado de la realidad nacional y aportar, a partir de la generación de conocimiento, nuevas propuestas que permitan mejorarlo de manera sostenible, de tener impacto finalmente en el mejoramiento de lo que se trate”, destacó el rector.
Universidades estatales produjeron el 78% de la investigación publicada en las últimas dos décadas
Por sí sola la Universidad de Costa Rica aportó el 58,5% de la producción de conocimiento en ciencia y tecnología. La Universidad Nacional contribuyó con el 15,5% y el Instituto Tecnológico de Costa Rica el 6,44%.
Esa misma opinión la amplía el vicerrector de Investigación de la Universidad Nacional (UNA), Jorge Herrera, para quien “las universidades lo que hacen es generar conocimiento”, el cual tiene dos objetivos fundamentales, comenzando por retroalimentar los procesos de docencia, incorporando los conceptos nuevos en los planes de estudio, para que ese nuevo conocimiento pueda ser discutido en las aulas.
Herrera explicó que “el otro gran aporte que tiene la investigación es que el conocimiento generado se transforma en servicios y en productos que se transfieren a los distintos sectores sociales como un mecanismo para poder ayudar a la transformación y atención de las problemáticas”.
Por ejemplo, en la UNA se estudian las mieles y propóleos de las abejas para generar productos como cremas humectantes, gotas para los ojos. Este proceso productivo se transfiere a grupos de mujeres en zonas rurales y estas a su vez transforman ese proceso en productos, que luego pueden vender y utilizarlos como forma de ganarse la vida: “Ese es el ciclo de generación de conocimiento en las universidades, conocimiento que luego se moviliza y se transfiere a las organizaciones”.
Para la vicerrectora de Investigación de la Universidad de Costa Rica (UCR), María Laura Arias, es fundamental la vinculación entre las universidades y el sector privado:
“Lo que se busca hoy día es un acercamiento entre el sector público y el sector privado, entre la Universidad que genera conocimiento y la industria o los sectores productivos, porque tiene que haber un engranaje entre los dos sectores para que el país eche a andar; por eso yo critico que nos quiten los fondos de investigación. Sin investigación no hay reactivación económica”, manifestó la vicerrectora.
Universidades públicas invierten en Investigación y Desarrollo más de ₡70.000 millones por año
Entre 2017 y 2021, el gasto promedio (ejecutado) de las universidades públicas en I+D se situó en ₡71,824 millones.
El gran problema para Arias es que no se suele reconocer el impacto que tiene la investigación que hacen las universidades públicas, por algo que estima es una carencia de ellas mismas: les ha faltado hacer mayor difusión de los proyectos.
“Cuando te comés la papaya en la mañana, la papaya que es dulce, es una obra de la UCR; cuando se tuvieron las encuestas de la política, fue la UCR; cuando estuvo la COVID, en lo peor de lo peor y vino la pretensión de generar un suero a partir de caballos para proteger a la población, fue la UCR..”.