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Advierten de amenazas en acueducto de Orosi, que abastece de agua a 800.000 personas en San José y Cartago

Por el acueducto Orosi, construido en 1987, corren cerca de 1.800 litros por segundo, que abastecen la planta potabilizadora de Tres Ríos, la más grande del país, según información del AyA.

El acueducto de Orosi, uno de los más importantes del país, enfrenta dos amenazas que aún no han sido resueltas: el riesgo de abrasión (desgaste por fricción) por sólidos dentro de la tubería, que puede haber generado que varias partes estén corroídas, y la posibilidad de que se desacoplen las uniones en los primeros cinco kilómetros de la tubería, debido a que está en una zona de alto potencial sísmico.

Así lo expuso el ingeniero Arturo Rodríguez Castillo, especialista en recursos hídricos, que trabajó más de 20 años en el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA), entre otras cosas en proyectos de reducción de riesgos del acueducto Orosi.

Rodríguez expuso sobre el tema en el simposio “La paz ante la garantía de un servicio de agua potable de calidad en el Sistema de la Gran Área Metropolitana”, realizado el pasado 13 de marzo en el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos de Costa Rica (CFIA) y organizado por la Asociación Costarricense de Recursos Hídricos y Saneamiento Ambiental (ACREH).

Por el acueducto Orosi, construido en 1987, corren cerca de 1.800 litros por segundo, que abastecen la planta potabilizadora de Tres Ríos, la más grande del país y que brinda agua potable a más de 700.000 personas de San José, así como otros 300 litros por segundo para los acueductos que administran las Municipalidades de Cartago y Paraíso, beneficiando a más de 100.000 personas, según información del AyA. En total provee agua a 800.000 personas.

El acueducto Orosi inicia en el Embalse El Llano, del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), a 1.500 msnm, en las montañas de Orosi, Cartago, de donde sale una tubería con un volumen de agua de 35 metros cúbicos por segundo para la generación eléctrica a la Estación Generadora de Río Macho. De ahí se dirigen 2.100 litros por segundo a la planta de tratamiento de Cartago para abastecer esta provincia, pasa por el túnel de La Carpintera, que tiene 1 kilómetro de longitud, y llegan 1.800 l/s a la planta de tratamiento de Tres Ríos, desde donde se distribuye hacia San José y hacia Cartago.

(Foto: exposición Arturo Rodríguez Castillo)

No tiene desarenador

Rodríguez, quien también es consultor internacional en la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en gestión de desastres, explicó que los riesgos que siempre ha enfrentado este acueducto son deslizamientos y sismos en las montañas al sur de Orosi, inundación y socavación en el río Agua Caliente, corrimiento de fallas subiendo el sifón (punto más bajo) y licuefacción antes del túnel de La Carpintera.

Si bien varias de estas amenazas fueron resueltas mediante estudios que se hicieron en la década de los 90, hay dos temas que aún no han sido resueltos y “que siguen siendo una amenaza fuerte”, dijo.

“Orosi, que es el acueducto más importante de Costa Rica, no tiene desarenador”, es decir, una estructura que usualmente está cerca del área de captación de aguas para retener, extraer y separar la arena, las gravas, las tierra y el resto del material sólido. Rodríguez relató que, cuando se diseñó este acueducto, se había pensado captar el agua de la parte alta del embalse y que este funcionara como desarenador; pero finalmente el ICE, que es el dueño del embalse, dijo que la captación debía hacerse por la parte de abajo del embalse.

“De modo que todo lo que llega ahí puede llegar a la Planta de Tres Ríos, ahí han llegado piedras, troncos, arenas, pájaros y peces muertos y pedazos de la protección de mortero interno de la tubería”, señaló Rodríguez.

El hecho de que no tenga desarenador, puede causar abrasión (desgaste por fricción) de los diferentes elementos de la tubería, pérdida de la protección interna de mortero (recubrimiento), fugas habidas y por haber, disminución del espesor de la tubería y pérdidas de material por corrosión, aclaró el experto.

Entonces un primer riesgo que enfrenta el acueducto es una abrasión por sólidos dentro de la tubería.

Esto se podría revisar realizando una inspección interna de las tuberías, para lo cual hoy existen nuevas tecnologías, como robots que viajan por dentro con cámaras, luces y georadares para determinar el estado interior de la tubería, o rayos x.

“La posibilidad de que haya sectores importantes corroídos es alta”, destacó Rodríguez.

“Nos hemos acostumbrado a la maravilla de tener al Acueducto Orosi todo este tiempo y no nos hemos puesto a pensar qué pasaría si llega a fallar”, resaltó. Seguidamente mencionó el grave problema que se presentó en Guadalupe, Moravia y Tibás por un faltante de 300 litros por segundo por un par de semanas. En caso de una falla en el Acueducto Orosi, serían 1.800 litros por segundo en San José y 300 l/s en Cartago, y la reparación no se haría en semanas, sino que tomaría meses.

Reforzamiento de las uniones

El segundo riesgo es la posibilidad de desacople de las 800 uniones de la tubería, de tipo espiga-campana, en los primeros cinco kilómetros.

Rodríguez explicó que el acueducto está en una zona de alto potencial sísmico, con capacidad de generar terremotos como el de Cartago en setiembre de 1942 y las tuberías están en una zona de alta pendiente. Todo esto significa que podrían estar saturadas por el clima altamente lluvioso, con suelos que facilitan los deslizamientos, mientras una población de 10.000 personas vive en las faldas de las montañas de Orosi.

Esto preocupa ya que la zona tiene antecedentes de deslizamientos, como la tragedia de Alto Loayza, en 2002, que provocó la muerte de siete personas, cuyos cuerpos nunca aparecieron.

El ingeniero indicó que para reducir esa vulnerabilidad se podría instalar un tipo de unión externa a la tubería, que refuerce esas uniones espiga-campana, sin que la misma salga de operación.

Esto por cuanto, si se rompe esa tubería, aquí no se fabrica, habría que encargarla y esperar a que la traigan, y su reparación podría tomar entre seis meses y un año.

“¿Qué pasaría si el sistema de Orosi llegara a fallar?, ¿cuánto se tardaría en volver a la normalidad? Dependiendo de la torta podría ser hasta un año. ¿Se cuenta con sistemas alternos? ¿Qué tan dañada esta la tubería actualmente? Eso es algo que está ocurriendo por dentro; no es algo que sea evidente por fuera. ¿Cuántos años de vida útil le quedan al Acueducto Orosi? ¿Vale la pena a estas alturas invertir en un desarenador?”, cuestionó Rodríguez.

Además, el especialista señaló que normalmente la vida útil de un sistema es entre 25 y 30 años y el de Orosi ya tiene 37 años.

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