País Candidato evangélico perdió por 21 puntos porcentuales una contienda en la que se perfilaba como favorito

Campaña plagada de tropiezos marcó derrota de Fabricio Alvarado

La incertidumbre, la contradicción y el silencio fueron la regla en la contienda de Restauración Nacional.

“Aquellos que quizás tuvieron alguna situación o enfrentamiento con sus amigos, busquen a esos amigos, abrácenlos y felicítenlos”.

Con esta frase, el candidato de Restauración Nacional, Fabricio Alvarado, cerró una campaña polarizada por su discurso contra el matrimonio igualitario y la población LGBTI, de quienes dijo había que “restaurar”.

Fabricio hizo su llamado ante un centenar de seguidores que lo acompañaron a escuchar los resultados del TSE en un parqueo público, listos para celebrar una victoria que el evangélico pronosticó en la tarde del mismo domingo, cuando recibía el agasajo de sus fieles a las afueras de la escuela Rincón Grande de Pavas.

Sin embargo, el resultado final anunciado por el TSE fue una derrota holgada por 20 puntos porcentuales, ante su rival del PAC, Carlos Alvarado.

Al evangélico le endulzaban los oídos sus candidatos a vicepresidentes, quienes ya le llamaban “señor presidente”, así como una encuestadora emergente que le ponía con una ventaja holgada sobre su rival.

Sin embargo, una serie de tropiezos y contradicciones en una carrera larga, marcaron la derrota del candidato de Restauración Nacional, Fabricio Alvarado. Si se tratara de atletismo, se podría decir que el candidato evangélico se perfilaba como favorito en los 100 metros libres, pero no aguantó para una maratón.

El meteórico ascenso en las encuestas, así como su sorpresiva inmersión en la segunda ronda, no lograron sostenerse en una carrera con múltiples vidas.

Después de la primera ronda, el evangélico buscó alianzas con pesos pesados de la política como Óscar Arias, y frenó sus intenciones de sacar a Costa Rica de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, su promesa “estrella” de campaña que lo catapultó como el representante del voto conservador.

“Era una opción”, dijo el aspirante presidencial a UNIVERSIDAD, quien afirmó, con los ojos del expresidente Arias encima suyo, que “ahora estamos claros que hay otras opciones”. Esa fue la primera contradicción significativa en la campaña del evangélico, quien comenzó a desdecirse conforme sumaba nuevos amigos de otras agrupaciones.

Luego de dar marcha atrás, afirmando que sería respetuoso del sistema interamericano de derechos humanos, respondió en conferencia de prensa que estudiaría eliminar el decreto que regula la Fecundación In Vitro.

El siguiente tropiezo en la lista fue el alto a su propuesta de incluir al ICE en la construcción de obra pública, de la cual, inclusive, había presentado un proyecto de ley ante la Asamblea Legislativa. Sin embargo, luego, en un conversatorio ante la Cámara de Industrias, afirmó que primero, el Instituto debía poner en orden sus finanzas, antes de tener esa conversación.

Su promesa de cerrar el Instituto Nacional de la Mujer también tuvo sus sombras, al decir que “nunca habló de cerrar el Inamu”, cuando lo propuso explícitamente en su primer plan de gobierno, así como en múltiples debates.

Con la incorporación del banquero Gerardo Corrales a su equipo de asesores en temas económicos, la propuesta de Restauración Nacional tenía, por un lado, al evangélico afirmando que establecería un límite a las deudas en tarjetas de crédito, y a Corrales, del otro, negando a su candidato.

Silencios

El hermetismo de Fabricio Alvarado, quien incorporó al organizador de eventos Juan Carlos Campos como su jefe de campaña, fue otra de las normas tras la sorpresa de la primera ronda.

Una vez que las opciones del menú presidencial pasaron de 13 a dos,  Fabricio se cotizó alto ante la prensa y su equipo de campaña decidió filtrar mejor ante qué audiencia exponía al exdiputado.  Se impuso un formulario digital para que los periodistas solicitaran espacios con el candidato, en donde se debía especificar el nombre del medio, del periodista, así como los temas a consultar.

Las barreras a los medios se acrecentaron luego de que Fabricio Alvarado intensificara las cancelaciones en los espacios de debate, como fue el caso del Debate UCR, al que decidió no asistir, luego de confirmar su asistencia, tras consulta de UNIVERSIDAD.

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Otra de las estrategias de comunicación en la campaña que causaron polémica, fue cuando el candidato evangélico ordenó a sus diputados electos a no dar declaraciones a los medios de comunicación, mientras recibían una capacitación política.

Incertidumbre

El ruido en la campaña del evangélico se hizo mayúsculo cuando presentó su nuevo plan de gobierno, con propuestas de más de 60 nuevos asesores, quienes no habían acompañado a Fabricio en la primera ronda.

A esta propuesta la bautizó como el “plan de gobierno 2.0”, un documento que fue ampliamente criticado en los debates más populares, y no fue presentado sino hasta el miércoles de Semana Santa, en donde se descubrió que contenía plagios al plan de gobierno de Carlos Alvarado.

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Antes de esto, Restauración Nacional no pudo responder a las críticas que le señalaban por no tener propuestas concretas en las distintas áreas de interés ciudadano.

Pese a sus continuas aclaraciones, Fabricio Alvarado tampoco supo distanciarse de sus declaraciones del pasado, una de ellas, en donde erigía al pastor Rony Chaves, conocido por sus ataques al catolicismo, como su “padre espiritual”

Finalmente, ni Fabricio, ni Francisco Prendas, ni el líder del partido -Carlos Avendaño- encontraron argumentos para explicar la magnitud de la caída, en donde su candidato tenía todas las condiciones para ganar una carrera que terminó haciéndose muy larga.

Colaboró en esta información el periodista Eber Víquez

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