Universitarias UCR, UNA y UNED encabezan cantidad de proyectos

Universidades públicas invierten cada año más de ₡23 mil millones en acción social

Aunque la inversión en acción social ha venido disminuyendo en los últimos cinco años, la cantidad de actividades ha crecido en el mismo periodo y se mantiene por encima de los 1.000 proyectos por año.

Las universidades públicas invirtieron en acción social más de ₡23 mil millones anuales entre 2017 y 2021, lo cual a su vez permitió desarrollar, entre otras actividades, más de 1.100 proyectos de acción social en cada año del periodo referido, según datos suministrados por cada casa de enseñanza superior a UNIVERSIDAD.

No obstante, en los años analizados, la inversión se redujo en un 34,04%, al pasar de ₡35.319 millones en 2017, a ₡23.295 millones en 2021. En este periodo, el monto destinado a acción social creció en todas las universidades menos en la Universidad Nacional (UNA), donde se redujo un 53,75%, aunque esta se mantiene como la que más recursos destina a esta labor.

“Aunque ha variado, y tal vez en el periodo se nota un decrecimiento, no deja de ser importante que más de ₡23 mil millones en el último año se hayan dedicado a proyectos de extensión y de acción social, lo cual también es una muestra del compromiso de las universidades en seguir apoyando este tipo de proyectos, debido a la necesidad que tienen de los mismos muchos sectores y comunidades del país”, manifestó al respecto el presidente del Consejo Nacional de Rectores (Conare) y rector de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), Rodrigo Arias.

“No se puede entender jamás la acción social como un espacio de asistencia social, porque entonces a ese ser humano con el que interactuamos no le estamos reconociendo como un sujeto de derecho”, Marisol Gutiérrez

Arias resaltó que las universidades estatales han sostenido esta inversión durante los últimos años, pese a que ha sido un periodo de “bajísimo crecimiento” del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES): “Los fondos públicos crecen muy poquito en este tiempo; de hecho, en el 2017 es cuando se deja de crecer en términos reales”.

En lo que respecta a la cantidad de proyectos, estos aumentaron de 1.172 en 2017, a 1.214 en 2021 (+3,58%). El centro de estudios con más iniciativas activas es la Universidad de Costa Rica (UCR) con 770 en 2021, seguido de la UNA con 306 y la UNED con 106.

En este sentido, la vicerrectora de Acción Social de la UCR, Marisol Gutiérrez, manifestó que los datos dan “una idea del compromiso” que tiene la Universidad en esta materia, por lo cual, ha hecho esfuerzos para mantener la estabilidad en todos los esfuerzos de esta área.

“El papel de la acción social es fundamental para la universidad pública y sobretodo en momentos de crisis, como este que atravesamos de manera particular, con la crisis sanitaria y también de manera general, contextual, en la región, el tema de la crisis económica, ciertos gestos autoritarios que hay en la región, las migraciones. Todo esto pues hace de la acción social un espacio estratégico para el accionar de las universidades como garantes de los derechos humanos”, agregó Gutiérrez.

Pandemia complicó labores

La llegada de la pandemia por COVID-19, en 2020, así como las restricciones presupuestarias impuestas a las universidades en los últimos años, han marcado el quehacer en lo que se refiere a extensión y acción social, según los académicos.

Así las cosas, las restricciones para la movilidad y acercamiento físico entre las personas obligaron a las universidades a asumir el reto de la virtualización en un panorama inédito hasta ese momento.

“Todas las multicrisis que hemos vivido en estos años afectaron todos los quehaceres de la Universidad, pero creo que el área de extensión y acción social es de los que mayores amenazas enfrentó y el hecho de que se mantenga la cantidad de proyectos que aquí nos enumera este informe y la inversión que se mantiene tan alta, pues también es una muestra de resiliencia en el campo de la extensión y la acción social por parte de las universidades, para superar esos contextos tan adversos para el desarrollo de este tipo de proyectos, siendo uno de los campos más afectados por la pandemia, definitivamente”, indicó el presidente de Conare.

Por su parte, la vicerrectora de la UCR señaló que, entre las mayores dificultades, junto al paso a la virtualidad, se encuentra la austeridad económica de los últimos años, acentuada con la pandemia, por lo que la afectación se hizo evidente “en términos de cómo cuadrar o ajustar la acción social a parámetros de austeridad y de maximización del uso de los recursos con que se cuenta en la Universidad”.

A pesar de esto, Gutiérrez destacó que “la Universidad no cortó sus vínculos (con las comunidades), los mantuvo y siempre estuvo presente”, así como que estos desafíos “nos permitieron salir más fortalecidos porque ahora tenemos nuevos conocimientos por las características del momento tuvimos que experimentar”.

Uno de los proyectos que sufrió diferentes afectaciones debido al contexto nacional y la pandemia fue el TCU-636, liderado por la docente y comunicadora Luisa Ochoa, de la UCR, dedicado a fortalecer las habilidades en comunicación de diferentes comunidades, colectivos y organizaciones:

“Nos tocó virtualizar todos los procesos, virtualizar todos los talleres que dimos en comunidad. Eso implicó desarrollar nuevas metodologías de trabajo, modificar los tiempos de trabajo que hacemos con las comunidades y yo creo que lo más lamentable fue el contacto directo que tenían los estudiantes con las comunidades, que, si bien se hizo a través de la virtualidad, pues se perdió el tema de ir y tener ese contacto en el territorio y conocer a la gente en sus espacios”, señaló Ochoa.

La académica también resalta que “se ha hecho una campaña muy triste en no reconocer el trabajo que hace la universidad pública en los territorios”, lo cual termina afectando el trabajo que la Universidad realiza en las comunidades, si bien las poblaciones siguen recibiendo a los universitarios “con mucho cariño”.

La docente también puso sobre la mesa el tema económico: “Cada vez que se negocia el FEES o se recibe menos plata de la institucionalidad, de las primeras cosas que se baja el presupuesto es de los proyectos de acción social” e indicó que este año recibieron menos presupuesto que los anteriores, pese a que se retomó el trabajo presencial: “De vuelta a la presencialidad si vamos a necesitar un presupuesto para ir a territorio”.

Por eso, para Ochoa, el impacto de la acción social en las comunidades del país se resume de esta forma: “El impacto de las universidades públicas mediante la acción social es justamente salirse del campus y salirse en estricto de la academia para traducir todas las innovaciones y todo lo que se produce en construcción del conocimiento a los territorios, a las comunidades, a las organizaciones sociales; incluso a las instituciones públicas y a las empresas”.

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