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Todo lo que diga

El escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya ofrece en su reciente novela Moronga (Random House 2018), una muestra de su estilo más acabado y personal.

Moronga

Horacio Castellanos Moya

Novela

Random House

2018

335 págs

El escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya ofrece en su reciente novela Moronga (Random House 2018), una muestra de su estilo más acabado y personal. El autor ha establecido con claridad una forma singular de narrar, entre vertiginosa, provocadora, de realismo cínico, humor renegrido, erotismo indecente y una crítica social truculenta.

De lo que sí hace alarde esta novela es de la gran capacidad del autor para manejar una trama compleja, con distintos recursos narrativos como los efectivos diálogos en la primera parte, las extensas parrafadas del monólogo interior en la segunda y la verosimilitud del estilo referencial del informe policial en la tercera parte final.

Esta vez, ubica a sus personajes inmigrados centroamericanos en Estados Unidos. De alguna forma marcados por las guerras civiles de finales del siglo XX, lo que es una constante en las novelas de Castellanos Moya, mediante la cual denuncia la barbarie de esos procesos e indirectamente sus causas. Estos personajes se insertan en la sociedad norteamericana desde distintas posibilidades y realidades, pero sin dejar de permanecer en la marginalidad.

Erasmo Aragón, un profesor de Historia de bajo perfil en una universidad remota en Wisconsin, denominada Merlow College, José Zeledón, un exguerrillero que coincide en esa minúscula ciudad, sobreviviendo con diversos trabajos, con los que, pese a ser informales, se ajusta un ingreso superior al del profesor, además de algunos delincuentes y una extraña niña de Guatemala adoptada por un matrimonio, terminan de conformar el grupo de personajes centroamericanos que protagonizan la novela.

Con muy buen estilo narrativo en primera persona, en la primera parte, apunta a los sistemas de vigilancia cibernética y de video en la sociedad actual estadunidense y particularmente en el mundillo universitario; en la segunda parte, será el trepidante monólogo interior de los delirios paranoicos del profesor Aragón, quien realiza una investigación en el Archivo Nacional de Estados Unidos, particularmente de documentos desclasificados de CIA acerca del asesinato del poeta salvadoreña Roque Dalton y el intento de los norteamericanos de convertirlo en un doble agente, pero también teme por la vigilancia moralizante de que se sabe objeto.

Lejos de cerrar dudas, la novela deja abiertas abundantes inquietudes no solo acerca de los hechos históricos a los que hace referencia en esa parte de la trama, sino también hacia algunos comportamientos de vigilancia, libertad y tolerancia en la sociedad actual.

La trama intrigante atrapa al lector, pero es el estilo narrativo impecable el que logra mantenerlo atado a la lectura que a veces se vuelve compleja por sus múltiples ramificaciones y referencias.

Horacio Castellanos Moya da, una vez más, muestras del autor consolidado que es y, al mismo tiempo, ofrece a sus lectores un plato más de ese mundo entre cínico y desopilante en el que no deja de haber una crítica social presentada con una gran y original factura literaria.

 

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