Suplementos Artemisia Gentileschi

La mujer del barroco

En Roma, el 8 de julio de 1593, nació Artemisia Gentileschi, la mayor de cuatro hijos, lo otros varones, del pintor y maestro caravaggista, de origen toscano, Orazio Gentileschi, quien introdujo a su hija, desde muy temprano, como aprendiz_en_el taller.

En Roma, el 8 de julio de 1593, nació Artemisia Gentileschi, la mayor de cuatro hijos, lo otros varones, del pintor y maestro caravaggista, de origen toscano, Orazio Gentileschi, quien introdujo a su hija, desde muy temprano, como aprendiz en el taller. Cuando tiene apenas 12 años, muere su madre, Prudenzia Montone. Orazio reconoce el extraordinario talento de su hija y la impulsa en su carrera como pintora.

A los 16 años realiza una obra que durante mucho tiempo se atribuyó a su padre, pero que luego se reconocería como suya, en la cual, además, ya están rasgos de lo que sería su singular enfoque de los temas bíblicos o históricos que trató en muchas de sus obras. Se trata del cuadro Susana y los viejos, que se refiere a un pasaje bíblico en que dos jueces mayores sorprenden a una joven casada que se baña sola en el río y le hacen requerimientos sexuales, que ella rechaza, por lo cual, molestos, deciden acusarla de adulterio. Por el valor atribuido a la palabra de los jueces, Susana es condenada a morir apedreada. Cuando la conducen a cumplir su sentencia, se atraviesa el profeta Daniel, quien es entonces apenas un niño pero ya reconocido por su sabiduría, y reclama que se interrogue a los demandantes con mayor acuciosidad para corroborar sus testimonios, con lo que se demuestra que mienten. La joven es exonerada y los viejos ejecutados.

Como una fatal coincidencia o premonición, precisamente dos años después Artemisia es violada por un compañero de su padre, el pintor Agostino Tassi, quien intenta aplacar el escándalo prometiendo un “matrimonio reparador”, pese a que ya era casado. Al ver que pasan los meses y la promesa no se cumple, el padre pone la denuncia en los tribunales, donde el proceso tarda varios meses y en el que la joven pintora es sometida a interrogatorios y vejaciones públicas para demostrar que no hubo consentimiento como señalaba se agresor. (Esto puede consultarse en el libro Cartas precedidas de las actas del proceso por estupro, publicado por la editorial Cátedra con base en escritos de la misma Gentileschi y en documentos de la época).

Finalmente Gentileschi logró ganar el juicio y Tassi fue condenado al exilio de la ciudad de Roma. Mientras Orazio casó a su hija unos meses después con el pintor Pierantonio Stiattesi.

Con su honorabilidad apenas restaurada, la joven artista en ningún momento dejó de trabajar y perfeccionar su obra. Se trasladaron a Florencia, donde desarrolló una carrera impresionante que inicia con ser la primera mujer aceptada en la Academia del Dibujo.

Madre e hijo, atribuida sin certeza a Artemisia como obra menor, desmitifica la
maternidad y la imagen de las madonas, al presentar el pecho sangrante y el dolor
de la mujer que rechaza el amamantamiento.

Entonces, realizó la primera versión de una de sus piezas más conocidas Judith decapitando a Holofernes, en 1613. Entre 1612 y 1615 Artemisia realizó algunas otras grandes obras, como Cleopatra, Dánae, Santa Cecilia o las Magdalenas.

El enfoque de los personajes femeninos y la insoslayable calidad de sus trabajos le ganaron algunos mecenas y amigos, y el respeto de sus colegas y contemporáneos, como el astrónomo Galileo Galilei, con quien Artemisia sostuvo una larga correspondencia.

La talentosa pintora convirtió la desventaja de ser mujer en una sociedad machista en una fortaleza de su obra por su enfoque particular en el tratamiento del tema femenino.

Sostuvo, con un trabajo intenso a lo largo de su vida, una familia de cinco hijos, de los cuales solo su hija Prudenzia sobrevivió. Se separó de su marido en 1621. Luego tuvo otra hija fuera de matrimonio en 1927.

Ayudó a su padre económicamente y en sus obras, algunas de confusa autoría, hasta su muerte en 1639 en Londres, donde ella se había ganado el apoyo de Charles I de Inglaterra.

Luego regresó a Nápoles, donde permaneció hasta su muerte ocurrida aparentemente en 1654 y tras la cual, de nuevo, una sociedad machista la condenó al olvido.

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