País Tratados “como perros”

Trabajadores del ferry de Naviera Tambor denuncian jornadas y condiciones “inhumanas”

Ciclos de seis días con jornadas de 12 horas, bajos salarios y condiciones peligrosas, son las que enfrentan los tripulantes del ferry, quienes se encargan de transportar de forma segura a unas 3.600 personas cada día.

Jorge Méndez tiene 44 años, vive en Puntarenas y, como buen porteño, su vida la ha dedicado al mar, específicamente, a cuidar a la gente que necesita transitar a través del mar.

Desde el 2015 y hasta el pasado 28 de marzo (cuando fue despedido) trabajó para Naviera Tambor como marinero en el ferry que transita entre Puntarenas y Paquera.

Sus labores cotidianas consistían en mantener el barco limpio, realizar mantenimiento, verificar tiquetes, ingresos o egresos de pasajeros y vehículos; y, en general, cuidar que todo durante el viaje se hiciera de manera segura y eficiente.

Jorge es parte de un grupo de trabajadores que contactaron a UNIVERSIDAD para denunciar los “abusos” y las “condiciones inhumanas” en que laboran. En principio, estos trabajadores pidieron mantener el anonimato, sin embargo, el despido de Jorge calentó las aguas y el marinero decidió que quería dar la cara en nombre de sus compañeros, quienes continúan trabajando día a día “siendo tratados como perros”.

Durante ocho años y dos meses Jorge trabajó, de pie y en el calor puntarenense, ciclos de seis días seguidos en jornadas de 12 horas “y a veces más”, dice. Si entraba a trabajar por ejemplo, un lunes en el turno de día —de 10 a.m. a 10 p.m.— salía el sábado en la noche, para volver a entrar el siguiente lunes, pero en el turno de la noche (por otros seis días después de los cuales solo tendría un día y unas horas de descanso).

Durante uno de los viajes, Jorge tuvo una caída y se lesionó la rodilla. Terminó su turno y, al día siguiente, reportó el accidente y pidió a la empresa la documentación para ir a que lo atendieran por el Instituto Nacional de Seguros, ya que había sido un accidente laboral. Sin embargo, los papeles que le dieron no eran los correctos para lograr que el instituto admitiera el caso y, aunque muchas veces pidió que se corrigiera el error, no logró la documentación apropiada.

Así, tras varias semanas de incapacidad terminaron refiriéndolo a la Caja Costarricense de Seguro Social donde aún no ha sido atendido. Aún así, volvió a su puesto de trabajo una vez que terminó la licencia y, exactamente un mes después, lo despidieron. Hoy, cinco semanas después y aún lesionado, no ha recibido el pago de su liquidación.

Según el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social contra la empresa se han presentado varias quejas, que incluyen una denuncia sobre salarios mínimos, que “se atendió y se resolvió”. además, indicaron, se han hecho prevenciones por infracciones relacionadas con días feriados, horas extras, condiciones de salud ocupacional y protección personal de los trabajadores. Según dice la entidad, sobre ese asunto se dio “un incumplimiento y se eleva a vía judicial por infracciones a la legislación laboral”.

Además, informaron que también se realizó prevención sobre pagos a la CCSS, horas extras, vacaciones y póliza de riesgo del trabajo, pero que “al final se deja sin efecto ya que la persona trabajadora denunciante solicita no se continúe con el proceso”. Finalmente, indicaron, hay una denuncia que ingresó en marzo pasado y que está pendiente de realizarse la inspección respectiva.

Empujados por las “irregularidades salariales y las condiciones laborales”, en abril pasado los trabajadores constituyeron a lo interno de la empresa una seccional del Sindicato de Trabajadores del Sector Privado (Sitrasep) y se alistan para emprender acciones sobre estos asuntos (ver recuadro: Irregularidades salariales y condiciones laborales motivan nacimiento de sindicato de marinos).

Trabajar “como perros”

Las jornadas en el ferry de Naviera Tambor son usualmente de 12 horas “ordinarias”, a lo que la empresa asegura que se ampara en la ley y se compensa apropiadamente, según indicó Enrique Boza, representante de la Junta Directiva (ver nota: Tambor se defiende: “Nuestros salarios son muy competitivos y muy por encima del salario mínimo”).

Las colillas de pago aportadas por los trabajadores reportan salarios quincenales que rondan los ₡196.000 para marineros y que andan entre ₡700.000 y ₡800.000 mensuales en caso de los oficiales superiores, es decir, primeros oficiales y capitanes.

Si se suman todas las horas trabajadas al mes (que superan usualmente las 300), es posible establecer que el pago bruto por hora asciende a unos ₡1.257 en caso de los marineros y no más de ₡2.600 a los oficiales superiores, independientemente de si trabajan en jornada diurna, mixta o nocturna.

A esos rubros se suma el monto que según la empresa pagan por alimentación, aunque los empleados aseguran que cuando se anuncian aumentos salariales de ley, simplemente les pagan lo mismo, subiendo el monto del salario y bajando ese en la colilla, de modo que realmente, no se hacen aumentos.

No solamente las jornadas normales son de 12 horas, sino que casi todos los días —cuentan los tripulantes— el turno de la noche extiende su jornada pues esta termina a las 10:15 a.m. (según la empresa), pero los barcos que realizan el viaje de las 9 a.m. atracan, según pudo comprobar UNIVERSIDAD, en ambos puertos alrededor de las 10:30 a.m. y los tripulantes deben esperar que las personas y vehículos desembarquen y luego limpiar todo, de modo que se retiran mucho después.

A menudo, además, si un compañero de la tripulación que sigue en rol se enferma o por alguna razón se ausenta, alguno de los demás tiene que asumir el turno como extra, pues no se puede zarpar con menos personal del requerido. Así, cuentan varios capitanes, en múltiples ocasiones les ha tocado trabajar hasta 36 horas.

“¿Usted tiene idea lo que es cargar la responsabilidad de 700 vidas en los hombros, sin dormir durante días y con ese salario? A mí una vez, luego de haber doblado, me pidieron que siguiera un turno más, yo dije que ya no me daba el cuerpo, que no podía y me amenazaron con despedirme”, relató uno de los oficiales superiores.

Como si esto fuera poco, las tripulaciones afirman que durante la extenuante jornada laboral se les vigila constantemente a través de las más de 100 cámaras de video y se les concede solamente 30 minutos para alimentarse en un comedor cerrado donde no les permiten encender el aire acondicionado, aseveran, aunque la empresa lo niega. “Tiene uno que deschingarse para comer porque si no, se le empapa el uniforme y luego lo amonestan”, cuenta uno de los tripulantes.

Y es que el calor no es el único problema que enfrentan los trabajadores, pues, según cuentan, no se les provee alimentación —como establece el Código de Trabajo en el caso de los trabajadores de mar— y el barco no tiene agua realmente potable, pues agua del tubo se almacena en tanques cuyo estado es cuestionable y que ellos mismos limpian, especialmente, “cuando avisan que van a venir las autoridades a revisar”.

En otros asuntos de salud ocupacional, los trabajadores dicen que realizan labores de seguridad y de mantenimiento que no son acordes a sus roles, pero, además, reclaman que para desarrollar las tareas que implican riesgos para la salud —como limpiar tanques de aguas residuales, lavar servicios sanitarios y otras— no se suministra ningún tipo de implemento que ayude a mitigar el riesgo.

Además, no hay espacios para descansar en los breves descansos de las jornadas nocturnas , lo que este medio pudo comprobar mediante fotografías y videos provistos por los trabajadores. “Nos acostamos en el piso, en cartones o en una cobija, como perros”, dice uno de los oficiales.

Para colmo de males, según varios de los trabajadores que se desempeñan en la Sala de Máquinas, en ese lugar la temperatura puede alcanzar hasta 42°C y el calor se mezcla con los vapores de los tanques residuales, resultando en un ambiente “insoportable” en que pasan inmersos por horas.

Las condiciones que reportan incluyen problemas de salud ocupaciones, como que no se les provee equipo de protección, aún cuando deben realizar tareas de limpieza y mantenimiento. (Foto: cortesía de tripulantes)

Negocio millonario

Cabe recordar que el ferry Puntarenas-Paquera es un servicio público que la empresa Naviera Tambor S.A. explota gracias a una concesión.

Las direcciones de Navegación y Seguridad, así como la Marítimo Portuaria del Ministerio de Obras Públicas y Transportes confirmaron que realizan tres tipos de inspecciones técnicas sobre las embarcaciones, que se hacen en coordinación con la naviera, pero indicó que no realiza inspecciones laborales, pues no es de su competencia.

UNIVERSIDAD revisó el contrato de concesión y el mismo efectivamente no establece nada sobre condiciones laborales y no establece posibilidad de sanciones o extinción del contrato, por ejemplo, por incumplimientos en materia laboral.

Los tripulantes afirman que los ingresos de la empresa son millonarios, pero que la concesionaria invierte el mínimo en quienes permiten que el servicio se brinde, y no entienden cómo, siendo un servicio público, esto es permitido.

“Somos cinco tripulaciones de ocho personas cada una y ninguno gana el millón, yo creo que, mucho mucho, en pagarnos a nosotros gastan la décima parte de lo que cobran”, dice uno de los tripulantes.

UNIVERSIDAD solicitó al MOPT  los datos de reportes de pasajeros y vehículos que se han transportado por mes en los últimos dos años, las tarifas y el margen de ganancia de la empresa, pero el Ministerio solo brindó los datos del último reporte de demanda, “pues debido al hackeo, del que es víctima este Ministerio, no se cuenta con las computadoras institucionales ni con acceso a los correos electrónicos de la institución”.

De acuerdo con esos datos, el dinero recaudado por la empresa por concepto de tiquetes, tanto de personas como de vehículos, fue de ₡479.954.145 solamente en marzo de 2023.


Irregularidades salariales y condiciones laborales motivan nacimiento de sindicato de marinos

La inconformidad con sus jornadas, sus ingresos y las condiciones laborales que enfrentan día con día motivó a los trabajadores a organizarse y fundar una seccional del Sindicato de Trabajadores del Sector Privado a lo interno de la empresa.

En abril, el sindicato notificó a la naviera y al MTSS sobre la constitución de la organización, que aseguran fue motivada por irregularidades salariales y condiciones laborales, que esperan mejoren pronto.

El secretario general de la seccional y capitán, Manuel Martínez, dijo a este medio que la organización agrupa a 32 trabajadores que se desempeñan en distintos niveles. Así, capitanes, primeros oficiales, maquinistas y marineros, dijo, se agruparon con la fe de que se tome conciencia sobre las condiciones en que laboran y la situación “se pueda mejorar prontamente”.

Por su parte, Jouseth Chaves, secretario general de Sitrasep dijo que los marinos “están tomando fuerza para poder organizarse con el sindicato y tomar acciones contra la empresa”.

“Para nosotros como sindicato del sector privado esta es una experiencia muy importante que se está realizando en Puntarenas y que pasa porque un grupo de compañeros decidieron poner un alto los abusos de la empresa. En Costa Rica la prácticamente inexistencia de sindicatos en las empresas privadas permite que empresas, como esta, que es una empresa muy reconocida con muchísimo capital, se aproveche de la situación de desorganización y vulnerabilidad de las personas trabajadoras para realizar todo tipo de abusos”, dijo Chaves.

Tras el aviso de constitución de la seccional, aseguran los empleados, se dieron una serie de cambios en las colillas de pago —no en los montos, sino en el detalle de los rubros—. Además, cinco días después de la notificación se mandó a “borrar todas las bandejas de correos”, informaron los empleados. Aunque la empresa asegura que esta “es una rutina normal” para “optimizar el mantenimiento, operatividad y resguardo de la vida útil del hardware y software”, varios de los tripulantes quienes tienen cerca de dos décadas de trabajar en la empresa, aseguran que eso nunca se ha hecho.


 

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