En Costa Rica hay grupos mediáticos que concentran hasta cinco frecuencias de televisión y diez frecuencias de radio, como parte de una concentración mediática que no está regulada en el país, concluyó un informe del Programa de Libertad de Expresión, Derecho a la Información y Opinión Pública (Proledi) de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Grupo Repretel, por ejemplo, tiene 5 títulos habilitantes (concesiones) para señal abierta, donde transmiten cuatro señales (Canal 2, Canal 4, Canal 6 y Canal 11) y través de Central de Radios, opera las señales de Monumental (93.5 FM), Zeta FM (95.1 FM), Best FM (103.5 FM), Exa (102.7 FM), La Mejor (99.1 FM), Momentos Reloj (94.3 FM), Radio Managua (670 AM), Cristal (980 AM), Disney (101.1 FM) y Pacífico (730 AM).
Así lo indica el capítulo “Concentración Mediática, convergencia y grupos económicos de la comunicación en Costa Rica”, escrito por el politólogo y máster en comunicación Óscar Mario Jiménez Alvarado e incluido en el III Informe del Estado de la Libertad de Expresión en Costa Rica, publicado por Proledi.
Enlace, empresa que emite contenidos religiosos de orden evangélico, tiene tres concesiones, pero solo utiliza una, desde donde transmite cuatro señales: Enlace, Enlace +, Enlace Juvenil y Enlace Costa Rica, indica el informe.
Teletica, por su parte, tiene dos concesiones en televisión abierta, desde donde transmite tres señales: Teletica Canal 7, Teletica Radio HD y Xpert TV. Además, tiene Teletica Radio (101.5FM).
Grupo Multimedios también dos concesiones en televisión abierta, desde donde transmite dos señales (Multimedios y Milenio TV) y mediante el Grupo Latino de Radiodifusión tiene las radioemisoras Bésame, Q’Teja y Los 40 Principales, —que anteriormente eran del Grupo Nación—.
Esa es la fotografía que expone el informe a noviembre de 2021.
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En 2024 y 2025 se vencen los contratos de las concesiones de radio y televisión vigentes, por lo que le tocará a este Gobierno coordinar este proceso.
“Una cancha desnivelada”
El fenómeno de la concentración mediática es definido en el informe como el dominio de una empresa, conglomerado económico o conjunto de empresas sobre los medios de un determinado lugar. Y esto ocurre a través de mecanismos como la adquisición, compra, fusión u operaciones comerciales entre empresas.
“La concentración mediática en sus diversas modalidades es negativa para la libertad de expresión y el pluralismo, y atenta, directamente, contra la posibilidad de consolidar un ecosistema comunicativo libre, diverso y representativo de las sociedades contemporáneas, que respete el derecho a la comunicación de todas las personas”, escribe Jiménez.
Jiménez explica que la falta de actualización del marco jurídico es causante de la ausencia de límites a la concentración mediática en el país. La radio y la televisión siguen reguladas por la Ley de Radio de 1954 y la Ley General de Telecomunicaciones de 2008; es decir, una ley con 68 años de antigüedad y 14 artículos vigentes “que no regula lo que debería regular”, y otra que “originalmente se aprobó para normar servicios de telecomunicaciones distintos como la telefonía celular”.
El informe indica que en las normas vigentes no hay topes a la cantidad de frecuencias del espectro radioeléctrico que puede poseer una empresa o un grupo económico determinado. Tampoco hay límites cruzados a la concentración entre conglomerados o a la concentración vertical u horizontal.
Jiménez describe la situación como una “cancha desnivelada”, donde, por un lado, están “estas grandes empresas con enorme capacidad económica y un gran poder de incidir en las corrientes de opinión pública; y, por el otro lado, se encuentra el Estado, con un marco jurídico omiso y desactualizado, que no le proporciona herramientas reales y funcionales para garantizar —como es su deber— la libertad de expresión que merecemos todas las personas”.
