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Solución para Caldera es mover la carretera

Colocación de rocas para contener el oleaje es una medida que ha salvado la Ruta 23, pero es una respuesta “paliativa”.

Tras el fuerte oleaje que el pasado sábado causó estragos en Caldera y que incluso obligó a cerrar la importante Ruta 23, Melvin Lizano Araya, coordinador del Programa de Investigación en Geomática de la Escuela de Geografía de la UCR, insistió en que la colocación de rocas para contener las olas es una medida “paliativa” y que se requerirá mover la carretera 400 o 500 metros tierra adentro.

Lizano detalló que lo que se vio el fin de semana fue la conjunción de tres factores. Por un lado, mareas altas “que no son las más altas del año”, más oleajes altos con mucha energía y el fenómeno de El Niño, gracias al cual el océano está más caliente de lo normal.

“Esas tres variables hacen que el impacto del fenómeno del fin de semana sea mayor que la vez pasada (en mayo)”, subrayó. Además destacó que en aquél momento el fenómeno se dio durante marea baja, mientras que el 2 de setiembre se trató de mareas altas.

“Esos tres componentes hicieron que se notara mucho más el fenómeno”, reiteró.

En junio, UNIVERSIDAD reportó el trabajo hecho por ese especialista y Omar Lizano coordinador del Módulo de Información Oceanográfica (MIO) del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), quienes publicaron dos estudios con proyecciones sobre el comportamiento de inundaciones por penetración del mar en la costa en Puntarenas y Caldera.

El geógrafo puntualizó que con poner rocas de la manera como lo han hecho el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) y la Municipalidad de Barranca, se logra que las olas puedan romper y no se propaguen tierra adentro, “si no estuvieran las rocas, la olas revientan tierra adentro y lavan la calle”.

Sin embargo, enfatizó reiteradamente que “eso es algo paliativo, pero si eventualmente no se piensa en el corto o mediano plazo, los fenómenos cada vez van a ser más recurrentes y en algún momento eso se puede lavar”.

En efecto, ya autoridades del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) han reconocido que la carretera enfrenta un proceso de socavación.

Lizano explicó que las rocas evidentemente se colocan sobre la arena, la cual es lavada por la misma agua del mar que revienta contra ellas, con lo cual, esas rocas pierden estabilidad. “Van atener que seguir poniendo piedras, pero la solución es trasladar la carretera unos 400 o 500 metros hacia adentro, pues el perfil de equilibrio de la playa ya se perdió en esa parte”.

Reconoció que es un “gran detalle” si a lo largo de esa carretera se cuenta con ese espacio para moverla. “Hay que desplazarla, no toda la ruta tiene esa opción, pero por lo menos en la parte más problemática si se puede correr”.

Por otra parte, explicó que ese “perfil de equilibrio” tiene que ver con que en toda la longitud de la playa no se de cambios abruptos como pendientes y que mantienen la integridad de su material original, como la arena, en lugar de que se de “huecos” o se exponga material rocoso.

“Un punto medular es que la playa ha perdido el equilibrio, en Caldera la pendiente ha perdido mucha arena y cuando el nivel de mar aumenta, más la marea alta, más un oleaje como el que se dio este fin de semana, obviamente produce cada vez más problemática cuando la ola rompe y el mar gana terreno”, explicó.

“Es un problema que no va a hacer más que crecer”, aseguró y recordó que el estudio de frecuencias de oleaje que se hizo para la costa pacífica de Puntarenas y Caldera arrojó que “cada vez va a ser más recurrente el fenómeno”.

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