País Puntarenas podría ver aumento de 20 centímetros en 2030

Científicos alertan aumento en nivel del mar en todas las zonas costeras del país

Proyecciones a partir de escenarios más bien moderados causados por el cambio climático, muestran como aumentarán las zonas inundadas en la costa Pacífica y acrecentaría problemas de erosión en las costas caribeñas.

“Si esto sigue así, ese oleaje que se quiere tirar afuera, lógico que el negocio no puede seguir, nos va a perjudicar a todos los vendedores de aquí, porque a la hora de que el mar salga aquí afuera se va a llevar los campercitos, nos jode a nosotros, se nos acaba el trabajito”.

No deja lugar a dudas el testimonio de Rodolfo Mora, nacido y criado en Puntarenas y quien junto a su esposa actualmente vive del comercio, pues atienden un tramo donde vende churchills y granizados, además de una pequeña soda frente a la playa en Caldera.

“Aquí nací, aquí me crié. He sido pescador mucho tiempo, el mar… para mí fue la primera vez, en 55 años que tengo, no lo había visto bravo como lo vi días atrás, oleajes demasiado altos. Primera vez en mi vida que lo veo así”, así se refirió Mora a las olas desproporcionadas que hace unas tres semanas azotaron esa playa e incluso dañaron  la ciclovía y viviendas cercanas.

Esta imagen muestra la proyección de zonas que podrían verse sumergidas por el aumento de las mareas unos 20 centímetros, proyectado para 2030. (Facilitada por Melvin Lizano)

Sus palabras coinciden con la realidad sobre la que han lanzado una vehemente alerta los científicos Melvin Lizano Araya, coordinador del Programa de Investigación en Geomática de la Escuela de Geografía de la UCR, y el oceanógrafo físico Omar Lizano Rodríguez, coordinador del Módulo de Información Oceanográfica (MIO) del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR).

Ambos han publicado dos estudios que analizan, a partir de proyecciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), cuál será el aumento en el nivel del mar para la zona de Puntarenas en el Pacífico Central y para el Pacífico Norte.

Sobre el reciente suceso de Caldera, el geógrafo Lizano Araya subrayó que “dichosamente sucedió en marea baja, si el fenómeno se hubiera dado en marea alta, hubiera lavado la calle” y “el impacto es muchísimo mayor”.

Explicó que el fenómeno que se dio el 29 de mayo en Caldera es una muestra de un “cóctel perfecto”, en que se suman condiciones como el apilamiento del oleaje, es decir, el quiebre de una ola tras otra de manera más seguida de lo usual, sumado a los efectos del fenómeno de El Niño y el ya perceptible efecto del cambio climático. (Ver recuadro)

Unos 20 centímetros (cm) para 2030 y más de 80 cm para 2100 es lo que las proyecciones de estos científicos apuntan que se elevará el nivel del mar a causa del cambio climático en Puntarenas. Ello incidirá en que en momentos de marea alta se pueda dar seria afectación en varias zonas, como el barrio El Cocal, que además de la población local aloja a la Sede Pacífico de la UCR, al Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y a una escuela.

Los análisis de Lizano y Lizano apuntan que en Puntarenas una zona de gran afectación es hacia el sector norte, que colinda con el estero, pues no hay barreras de protección. Esta perspectiva desde la Sede Pacífico de la UCR muestra el nivel al que ya llega el mar durante la marea alta. (Foto: Fabián Hernández)

Metodología

Lizano Araya dijo que para hacer las proyecciones se tomó los valores moderados sobre aumento de nivel del mar que ha emitido el IPCC, “generalmente está asociado a qué tan acelerado es el derretimiento de los glaciares, el aporte de agua dulce y la pérdida de densidad entre el agua dulce y la salada”.

A ello se suma el comportamiento en el aporte los clorofluorcarbonos (CFC), químicos que calientan la atmósfera terrestre y, “por ende, ese aumento de la temperatura incide en que haya un mayor derretimiento de los casquetes polares y eso obviamente llega hasta el océano”.

Luego debieron establecer el punto “cero” promedio de las mareas, a partir del cual se mide el aumento en el nivel del mar, pues “Costa Rica carece actualmente de un nivel de marea promedio, el último nivel de marea promedio para el país se levantó entre 1940 y 1960 y está registrado para Puntarenas”. Esa variable se estableció a partir de los denominados sistemas globales de navegación satelital (GNSS), que permite definirla a partir de un punto conocido de elevación terrestre.

El siguiente paso fue entonces revisar la tabla de mareas y sus valores máximos, “que eventualmente nos van a dar la mayor afectación de inundación por aumento del nivel del mar”.

Así, para el Pacífico Norte las mareas más más altas son de 2,48 metros (m) y la denominada marea extraordinaria de 2,74, que ocurre según detalló el científico cada 4,65 años, cuando se da la alineación entre el Sol, la Luna y la Tierra.

Apuntó que para el Pacífico Central esos valores son de 3 m y de 3,29 m. De manera que es a esos números que se suma la proyección de aumento de nivel del mar según los datos del IPCC para los años 2030, 2050, 2070 y 2100.


Esta tabla muestra la proyección de aumento en la marea normal y la extraordinaria para el Pacífico Central. (Facilitada por Melvin Lizano)

Una importante observación hecha por el geógrafo es que las proyecciones no incluyen perspectivas sobre el comportamiento del oleaje, que podría “barrer mucho más porción de tierra y eso es importante que la gente lo tenga claro”.

Esta imagen muestra la incidencia en varias zonas del barrio El Cocal, a la entrada de Puntarenas, ante una marea alta de 3,13 metros, menor de lo que se proyecta para 2030, según se registró en junio de 2018. (Facilitada por Melvin Lizano)

Efectos

“La mayor preocupación básicamente va a ser la afectación sobre los frentes costeros, sobre algunas de las de las playas, en las zonas cercanas a los esteros, porque eventualmente al aumentar el nivel el agua va a ocasionar un proceso erosivo más cercano hacia esas zonas”, indicó Lizano Araya.

Explicó que el aumento en el nivel del mar se puede combinar con que el oleaje “con mucha energía” rompe en las costas, “empieza a lavar el material que da la estabilidad a las playas y con eso eventualmente empezamos a tener los problemas de erosión y se pierde la playa”. Se trata de un fenómeno visible en Moín, en la costa Caribe, por ejemplo.

Otro efecto que mencionó es la eventual “intrusión salina” en los mantos acuíferos costeros. Dijo que en una zona de hasta unos 400 metros tierra adentro se puede dar ese fenómeno ya visto en Guanacaste, donde la sobreexplotación de mantos acuíferos costeros ha incidido en que en lugar de agua dulce se recargan con agua salada.

“¿Qué está haciendo el país?”

Desde Brasilito, en Guanacaste, José Rojas también reporta como “preocupante” el comportamiento del mar. “La parte de la playa es la que ha sido más afectada”, apuntó, y agregó que “el mar ya ha estado llegando un poquito más arriba de lo usual e inclusive ahí se ve físicamente el deterioro que ha venido en forma consecuente sucediendo”.

Rojas, quien tiene más de una década de vivir en el sitio, pero lo visita desde hace más de cuatro, admitió que “desde antes uno decía: viene cambiando algo”, que posteriormente participó de un taller impartido por la Universidad para la Paz y cuando conoció el trabajo de Melvin Lizano y Omar Lizano “lógicamente que hasta que se le para a uno el pelo de ver cómo estas proyecciones van lógicamente hacia futuro”, pero coinciden con “lo que uno ve en el día a día, casi que hoy”.

El ciudadano mostró su preocupación, pues consideró que la población requiere de más información y educación.

Con un tono un tanto más tajante, el oceanógrafo Omar Lizano afirmó que “estoy preocupadísimo y el país no está nada preocupado, he venido con esa cantaleta desde hace años diciendo lo que ya estamos viendo”.

“¿Qué está haciendo el país? Nada, nadie ha tomado acción”, lamentó el científico y añadió que “le corresponde a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), pero no tiene recursos, y el resto de los políticos que tienen que tomar las decisiones dirán lo mismo, muchos de ellos más bien no quieren oír lo que nosotros decimos para no tomar acción”.

Con franqueza, Lizano Rodríguez aseguró que “las poblaciones en general cerca de la costa van a tener problemas”. Asimismo, mencionó el caso de Quepos: “ya lo hemos visto con inundaciones de precipitación, que (el agua) no tiene la capacidad de salir, se derrama por toda la ciudad” lo cual se verá agravado por el aumento en el nivel de las mareas.

Rodríguez dijo que el barrio El Cocal de Puntarenas y así como la localidad del mismo nombre, El Cocal cerca de Quepos, “están en peligro”, así como Junquillal o Cuajiniquil en Guanacaste. Mencionó que “todas las (poblaciones) que están cerca del mar cada vez me cuentan que tienen más problemas de inundación”.

Ante esos peligros anunciados y la realidad de que las medidas más efectivas contra el cambio climático dependen de la voluntad de países y empresas en los que desde Costa Rica no se puede incidir, el geólogo Lizano Araya indicó que “lo práctico sobre esto es la preservación de las zonas de manglar”.

Dijo que ello “es vital, porque el manglar, ante un incremento en el nivel del mar, es un receptor para eliminar salinidad y para generar ese ecosistema ante cualquier evento costero”. Insistió en que “lo ideal es preservar los manglares en la línea costera, ya hay cantidad de estudios donde se ha logrado identificar que el manglar tiene aparte de todo el tema ecosistémico de importancia biológica, es la barrera natural, va a prevenir cualquier impacto de cualquier fenómeno oceanográfico”.

Sin embargo, el oceanógrafo Lizano Rodríguez ponderó que “sí es cierto los manglares amortiguan, no deben cortarse jamás”, pero observó que “conforme aumenta el nivel del mar, ya lo ha demostrado el manglar de Sierpe, el manglar se va perdiendo”.

Explicó que con el aumento del nivel del mar las olas “le van dando a las raíces, modifican el sedimento y eso hace que se queme el manglar”. Dijo que, en un entorno natural, si se “quema” el manglar de frente al mar, “entonces, se reproduce más atrás, el mar, entonces, va metiéndose en tierra, pero el manglar se va ajustando solo”.

El problema es que “nosotros nos lo dejamos, la parte de atrás de los manglares ya está copada por fincas y por cañales y por todo un montón de cosas y no lo vamos a dejar avanzar”.

En sus trabajos publicados ambos científicos han insistido en que el tema de aumento de las mareas debe observarse en el diseño y gestión de planes reguladores costeros, para determinar, por ejemplo, la construcción sobre pilotes de casas de habitación, de manera que eventualmente la población esté mejor preparada.


“Cóctel perfecto”

Una combinación de factores ya identificados incide en la incidencia de fenómenos como el oleaje agresivo que se apreció en Caldera.

Melvin Lizano recalcó que ese día la marea no era alta cuando se dio el fenómeno, pero “venía un apilamiento del oleaje por tormentas en el Pacífico Sur de nuestro planeta”.

“Estamos hablando de olas que terminan rompiendo muy seguidas, de tal manera que hace que el nivel del mar aumente un poco más”, hasta unos 20 cm ese día, según detalló.

Entonces, a ese factor se llega a sumar el fenómeno de El Niño, que consiste en “un calentamiento de las aguas fuera de lo normal, en el Ecuador de nuestro planeta, propiamente, en la corriente ecuatorial, entonces, si la temperatura del mar es de 26 grados en promedio y ya tenemos 28 o 30 grados, ahí tenemos un calentamiento donde hace por así decirlo que el océano se inflame, o sea, se hinche”.

Dijo que si se trata de una versión “moderada” del fenómeno, “el aumento que ya ha sido estimado es de unos 20 centímetros adicionales a la marea que podamos tener” para un día cualquiera.

Sin embargo, dijo que en el último caso de un fenómeno de El Niño “intenso” que inició en 1997, se registró en la isla Damas aumentos de hasta 60 centímetros sobre la marea base.

La preocupación entonces estriba que en que, entonces, eventualmente, se tenga un escenario en que al aumento del nivel ordinario de las mareas a causa del cambio climático se sume el factor del apilamiento del oleaje y la influencia del fenómeno de El Niño, que por sí solo en caso extremo puede aumentar el nivel de la mareas de 20 a 60 cm.

Todo ello, entonces, podría incidir en “más problemas de erosión a nivel costero y también más problemas de inundación en aquellas zonas que ya se inundan, pero se van a inundar más de lo que ya lo hacen normal o comúnmente”, con el agravante de El Niño, “lo tenemos en otras regiones del país donde hay escasez de lluvias, con toda la problemática que tiene asociada”.


 

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