País En Garabito, Puntarenas

Setena dio permiso ambiental a proyecto Altos de Leonamar, pese a advertencias de riesgo por deslizamiento

Un funcionario de la Setena consignó desde el año 2000 que el área del proyecto era susceptible a deslizamiento y que estaba en una zona calificada como “tierras para protección”; sin embargo, la Setena dio viabilidad ambiental al proyecto y 22 años después se produjo el derrumbe.

Documentos técnicos contenidos en un expediente de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) advirtieron —antes de que se otorgara la viabilidad ambiental al proyecto— de riesgos de deslizamiento en todo el terreno donde se construyeron las siete residencias del Condominio Altos de Leonamar, en Playa Blanca, Puntarenas, que se derrumbaron a inicios de febrero.

De acuerdo con documentos revisados por este Semanario y contenidos en el expediente FEAP-0424-2000-Setena, un funcionario de la Secretaría consignó desde el año 2000 que el área del proyecto era susceptible a deslizamiento y que estaba en una zona que se calificaba como “tierras para protección”.

El sitio del deslizamiento del pasado 1 de febrero y la saturación de agua visible en la pared del acantilado. (Foto: Katya Alvarado)

Asimismo, un oficio del Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara) advirtió que el nivel freático estaba a menos de 10 metros de profundidad; es decir, que había riesgo de que se contaminara el agua subterránea (acuífero), en caso de un mal manejo de las aguas negras.

Sin embargo, en abril de 2001 la Setena otorgó la viabilidad ambiental al proyecto, la Municipalidad de Garabito otorgó los permisos de construcción y 22 años después se dio este incidente.

Entre el 1 y el 2 de febrero se dio un deslizamiento, producto del cual siete residencias de lujo del Condominio Altos de Leonamar y algunas piscinas se desplomaron por la montaña que da a la playa, mientras que otras presentan daños estructurales y quedaron al borde de la pendiente.

El condominio se ubica cerca de Punta Sucia, con vista a Playa Blanca, ubicada en el cantón de Garabito, Puntarenas. Para llegar al lugar se pasa frente a Punta Leona y se sigue por un camino de lastre hasta que empieza una calle adoquinada rodeada de condominios de playa.

En una visita de este medio a la zona el pasado 9 de marzo se comprobó que el camino de acceso público llega hasta Playa Mantas. Después hay una aguja con una caseta de seguridad, donde únicamente se permite el acceso a quienes tienen autorización para subir a la urbanización de condominios privados donde se encuentra Altos de Leonamar.

No obstante, si se ingresa a pie por la playa Mantas y se cruza por un trillo entre las rocas, se puede llegar a Playa Blanca, que es la única manera por la que pueden acceder quienes quieren disfrutar de la playa. Desde allí se ve Punta Sucia y el sitio del deslizamiento.

Varios señalamientos precedieron la construcción

El condominio se ubica en un terreno de 31 hectáreas y desde el 2000 se hicieron varios señalamientos que, aparentemente, fueron ignorados por las autoridades.

Antes de que se construyera el condominio, un funcionario de la Setena consignó que el área del proyecto era susceptible a deslizamiento; que estaba en una zona de recarga acuífera o sobre un acuífero abierto cuyo nivel freático (acumulación de agua bajo la superficie) estaba a menos de 15 metros de profundidad; y que estaba en una zona que se califica como tierras para protección, según se lee en el Formulario de Inspección de Sitio para Evaluación Ambiental Preliminar (Fiseap) del 20 de diciembre de 2000.

Además, el funcionario alertó que cuando hizo la inspección ya se habían desarrollado varias obras en la zona, como apertura de calles, construcción de caños y bajantes, instalación red de agua potable, terrazas para construcción de viviendas y construcción de tanque para almacenamiento agua potable. Escribió: “Dado lo anterior y considerando que existe una violación al artículo 17 de la LOA (Ley Orgánica del Ambiente) recomiendo que el caso sea trasladado al Tribunal Ambiental Administrativo para lo que corresponda”.

Dicho artículo señala que las actividades humanas que alteren o destruyan elementos del ambiente requerirán una evaluación de impacto ambiental de la Setena.

Antes de eso, un oficio del Senara del 29 de febrero de 2000 indicó que el nivel freático estaba a menos de 10 metros de profundidad y se debía evaluar el riesgo a la contaminación de los acuíferos por medio de posibles efluentes generados por los tanques sépticos (aguas negras).

Asimismo, un informe de la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE) del 2 de marzo de 2000 afirmó que el área se ubica en una región donde existen fallas locales importantes e interacción de placas tectónicas, por lo que podía darse cualquier efecto secundario en el terreno, como ruptura de falla en superficie, agrietamientos y deslizamientos o desprendimientos en área de ladera y licuefacción (fenómeno que hace que el suelo pierda firmeza por saturación de agua y fluya).

La CNE agregó que el terreno propuesto “se encuentra dentro de una zona de mucha susceptibilidad por fenómenos de licuefacción, por lo tanto, es factible que de no considerarse estos aspectos se puedan producir en el futuro daños importantes en las construcciones”, según consta en el documento DPM-SETENA-047(A)-2000.

La CNE insistió en su informe que cualquier anomalía en cuanto a permisos de construcción de cualquier tipo sin los debidos permisos o estudios técnicos en áreas muy vulnerables a deslizamientos, cortes verticales inadecuados, terrazas mal diseñadas, terrenos con fallas activas “son responsabilidad de las instituciones que otorgan los permisos, financiamiento, ingeniero o responsable de la obra  y municipalidad correspondiente”.

Todos estos documentos están en el expediente FEAP-0424-2000-Setena.

Setena afirma que no dio viabilidad para construir viviendas

UNIVERSIDAD consultó a la Setena por qué otorgó la viabilidad ambiental al proyecto si existían estos señalamientos, a lo que la Setena respondió que otorgó la viabilidad (licencia) ambiental “para la construcción de la etapa urbanística (calles internas, accesos, alcantarillado pluvial y áreas comunes) basado en el uso de suelo otorgado por la Municipalidad de Garabito”.

Según la Setena, otorgó la viabilidad “para la etapa urbanística que solo contemplaba la construcción de calles internas, accesos, alcantarillado pluvial, y áreas comunes, no la construcción de las viviendas de ningún tipo”.

“Era responsabilidad de los interesados realizar los estudios técnicos que el ingeniero responsable de la obra determinara importantes realizar antes de construir las viviendas, y de la Municipalidad, y no competencia de esta Secretaría”, señaló la Setena.

En el documento Formulario de Evaluación Ambiental Preliminar presentado por el desarrollador en el año 2000 se indica que “el proyecto pretende establecer las facilidades de infraestructura, que permitan desarrollar un proyecto turístico y recreativo”, para lo que se construirán caminos internos e instalaciones eléctrica, telefónica y de agua potable.

La Setena aprobó la viabilidad ambiental al proyecto el 18 de abril del 2001.

Con respecto a si el caso fue trasladado al Tribunal Ambiental Administrativo (TAA), como recomendó el funcionario en el año 2000, la Setena dijo que desconoce si el caso tuvo o tiene expediente en el TAA. Este medio aún se está a la espera de esa respuesta por parte del Tribunal.

¿Qué dice la Municipalidad de Garabito?

El arquitecto Robert Guevara, coordinador del Departamento de Servicios Técnicos de la Municipalidad de Garabito, dijo a UNIVERSIDAD que ellos confían totalmente en los estudios preliminares, ya sea geotécnicos, geológicos, estudios de suelos o arqueológicos, que solicita la Setena para aprobar una viabilidad.

“Dentro de esos estudios se supone que ellos deberían de tomar en cuenta esos factores de riesgo”, indicó el funcionario y agregó: “Nosotros tomamos como parámetro el estudio de viabilidad ambiental, que es el resumen que nos da Setena, que es donde indica ya la aprobación del proyecto en materia de ambiente”. También aclaró que desconocía si se habían hecho notificaciones o recomendaciones a Setena de forma previa y que no habían sido notificados de ningún expediente en el TAA.

La Municipalidad de Garabito no pudo facilitar el año exacto en que otorgó el permiso de construcción al proyecto. Sin embargo, Guevara explicó que, antes de eso, el proyecto fue aprobado por el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU).

El INVU confirmó a este medio que está realizando una investigación sobre el caso, que se espera esté lista en abril, y que de momento no puede comentar al respecto.

(Foto Robert Guevara) El arquitecto Robert Guevara, coordinador del Departamento de Servicios Técnicos de la Municipalidad de Garabito. (Foto: Katya Alvarado)

CNE señaló malos manejos de aguas de escorrentía

Después del incidente, la CNE elaboró un informe que apuntó que “existe una susceptibilidad al deslizamiento de moderada a alta” en esa zona por los altos espesores de suelo, la inclinación en las laderas, los malos manejos de aguas de escorrentía superficial y la ausencia de obras de contención en los taludes.

El Informe “Valoración de riesgo de terreno en alrededores de Punta Leona de Tárcoles, debido a inestabilidad de terreno y deslizamiento” concluye que el año pasado el sector estuvo bajo la influencia de una temporada de lluvias intensa, que provocó un 44 % más de precipitaciones de lo normal, según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN); y que la sismicidad ha estado presente constantemente, incluyendo un evento de magnitud 4.9 el 30 de enero.

Sin embargo, el documento (CNE-UIAR-INF-0140-2023) también resaltó que se observó “deficiencias en el manejo de las aguas de escorrentía superficial en la zona alta y en la ladera de fuerte pendiente” y que algunas tuberías posiblemente han descargado aguas, generando una saturación visible en la pared del acantilado, lo cual aumenta la inestabilidad del sector.

Entre varias otras cosas, la CNE recomendó a la administración del condominio y propietarios afectados realizar estudios detallados (geofísica, geotécnico y de estabilidad de laderas), en el área de deslizamiento e influencia, para zonificar e identificar las obras óptimas para estabilizar el sector.

También, recomendó a la Municipalidad de Garabito no otorgar más permisos constructivos de viviendas en estos sitios.

Problema para ingresar a las propiedades privadas

Con respecto a estos señalamientos de la CNE, Robert Guevara, de la Municipalidad de Garabito, dijo que antes nunca habían tenido esa zona referenciada como de “alto riesgo”.

“Realmente fue un incidente natural que ocurrió de la noche a la mañana sin nosotros tener conocimiento. De hecho, en el informe de la Comisión Nacional de Emergencias lo recalcan, lo mencionan, que fue algo inesperado, por causas naturales”, afirmó Guevara.

Sin embargo, reconoció que la falta de adecuado tratamiento de las aguas pluviales afectó y saturó el suelo.

Se le consultó si la Municipalidad fiscaliza ese adecuado tratamiento de las aguas pluviales u otras. “Lamentablemente, usted sabe que muchas veces la Municipalidad puede aprobar un plano que muestra un sistema pluvial adecuado; pero muchas veces en obras o en sitio no lo realizan. Aquí hay un tema que va más allá de la fiscalización municipal. En esos proyectos ha costado mucho porque como son propiedades privadas, a veces hay que sacar un permiso especial para fiscalizar”, mencionó.

“Son casos que, a veces, tal vez se salen de las manos porque construyen piscinas que tiran el agua de la piscina o tiran el agua de la canoa al barranco y esas alimentaciones de agua han ido afectando y han ido erosionando el suelo. Como repito, lamentablemente, fue un fenómeno que estaba muy saturado el suelo y a eso se le suman todos estos sismos que estuvieron muy fuertes, pues posiblemente por ahí hubo una ruptura. Son esas pequeñas cosas”, expresó Guevara.

UNIVERSIDAD también contactó al representante legal del Condominio Altos de Leonamar y envió preguntas a la administración del mismo para este reportaje; sin embargo, no se obtuvo respuesta antes de la fecha de cierre.

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