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Madre indígena: “Los exámenes se atrasan porque los niños no tienen hojas blancas”

Yamileth Fernández asegura que, además de la violencia y racismo que sufren, los constantes recortes a la educación pública “le corta las alas” a los niños, niñas y personas jóvenes indígenas que sueñan con estudiar.

Yamileth Fernández, recuperadora indígena y madre de siete hijos, asegura que los constantes recortes a la educación pública le cortan las alas a sus hijos, que sueñan con estudiar y aportar a su comunidad.

“En las escuelas, los exámenes se atrasan porque no tenían hojas blancas. Los niños en el kinder no tienen hojas blancas para pintar o hacer recortes, así es como nos cortan las alas. El Gobierno no quiere que estudiemos y nos superemos, como que nos quieren dejar ahí”, lamentó Fernández.

“El Gobierno se pasa quejando de que hay una alta tasa de pobreza, pero nos recorta las becas que les permita tener un trabajo o su propia empresa, sin una oportunidad no va a ser por culpa de nosotros o por culpa de nuestros hijos, sino del propio Gobierno”, agregó.

Fernández asistió a la visita de los cinco rectores al territorio de China Kichá el pasado viernes 17 y expuso a los rectores las dificultades que su hijo mayor tuvo para acceder a una exoneración del examen de admisión, así como su solución, a pesar de ser un estudiante de notas ejemplares.

Al rezago educativo generalizado a raíz de la pandemia, se le suman múltiples barreras de exclusión educativa que sufren las personas indígenas desde sus territorios por no tener acceso a Internet y, en ocasiones, recibir lecciones de menor calidad que no consideran que el español es su segunda lengua.

Fernández cuenta la difícil experiencia que es para un niño indígena en un territorio en conflicto escuchar la despedida de su mamá recuperadora, que podría morir en el intento, o estar siempre alerta de que personas usurpadoras quemen sus casas o lleguen con una turba a agredir a su familia.

Las Juntas de Educación de la zona, relata, han tenido que triplicar sus esfuerzos para recolectar fondos vendiendo ropa usada o realizando otras actividades que permitan cubrir, en las escuelas y colegios, los recursos mínimos para su funcionamiento, como consecuencia de los recortes.

Ante este y otros casos expuestos ante los rectores de las universidades públicas, estos reconocieron que los esfuerzos de los programas —aunque importantes—han resultado insuficientes por no reconocer las barreras de exclusión que se vive en las comunidades indígenas, y establecieron enlaces directos con la comunidad para establecer nuevos mecanismos de aplicación a becas y otros.

 

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