País Francisco Duarte Martínez, microbiólogo del INCIENSA.

“Los primeros 6 genomas que generamos es solo una pincelada de lo que ocurre en el país”

Luego de secuenciar el genoma completo del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 en Costa Rica, el INCIENSA se propone analizar más muestras para conocer a fondo la realidad nacional con el COVID-19.

El 30 de abril del 2020 quedará como una fecha importante para el conocimiento científico generado en el país. Ese día, el Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (INCIENSA) obtuvo la secuencia genética del SARS-CoV-2, siendo la primera vez que se lograba con un virus.

Ahora el microbiólogo Francisco Duarte Martínez, miembro del equipo que alcanzó este logro, asegura que buscarán aumentar el conocimiento que se tiene sobre el nuevo coronavirus en el país y ver las posibles mutaciones que ha tenido el COVID-19 en Costa Rica. A continuación, la entrevista que tuvo con UNIVERSIDAD.

¿Cuánto ha aprendido Costa Rica del coronavirus en estas últimas semanas?

—El proceso de la secuenciación genética ha sido bastante reciente. Nosotros lo implementamos hace poco tiempo y en realidad no sabíamos lo que estaba circulando en el país. Todo lo que estamos produciendo y los datos que se van a producir a futuro son conocimiento nuevo en cuanto a cuáles son las variantes genéticas de este virus que están circulando en la población costarricense. Estamos construyendo información básicamente desde cero, estamos construyendo toda esa información y con el pasar de los meses y el quehacer de la vigilancia vamos a ir incrementando ese conocimiento.

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“Estamos compartiendo las mismas variantes (del virus) que podemos encontrar en otros lugares, como Europa y Estados Unidos”.

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¿Cómo nos beneficia que se conozca la secuencia genética del SARS-CoV-2?

—Ese proceso es importante por varias razones. Uno, porque demuestra que en el país existe la capacidad instalada y la capacidad técnica para hacer este tipo de trabajos científicos. Dos, porque al ser el INCIENSA una institución pública adscrita al Ministerio de Salud se convierte en un agente importante en la generación de conocimiento para el Ministerio y para la toma de decisiones en cuanto al control y prevención de las enfermedades. La otra cosa es que, al conocer el bagaje genético que viene con este microorganismo, le podemos dar seguimiento a lo largo del tiempo, podemos saber qué es lo que tenemos dentro de nuestro territorio nacional, cómo va cambiando a lo largo del tiempo y si hay introducciones nuevas desde otras fuentes dentro del país, entonces nos permite llevarle todo el pulso epidemiológico al evento.

¿Cuáles fueron las barreras que tuvieron que superar para obtener esta secuencia?

—El escollo que tuvimos fue pasar de trabajar bacterias a trabajar agentes virales, que requerían ciertos reactivos en particular y ciertos cuidados en particular; sobretodo porque este virus su genoma es ARN y la molécula de ARN es un poco más inestable que la del ADN.

¿Y cuáles herramientas tenía ya INCIENSA para lograrlo?

—INCIENSA ya tiene una larga data de estar utilizando las técnicas de biología molecular para tipificar microorganismos de importancia para la salud pública. Eso quiere decir que nosotros ya veníamos utilizando técnicas de ADN o de ARN para estudiar a fondo el material genético, ya sea de virus o de bacterias o parásitos para poder saber cuáles son los diferentes microorganismos que están causando enfermedades en la población; entonces ya teníamos experiencia en ese sentido de utilizar técnicas de ADN y de secuenciación para estudiar principalmente bacterias de transmisión alimentaria, famosas estilo salmonela.

¿Cuál es, paso a paso, la forma en la que se hace este análisis?

—Tal vez no sean estrictamente los pasos del laboratorio, pero para conceptualizarlo mejor podemos dividirlo en tres grandes pasos. Primero, se toma la muestra del paciente y se extrae el material genético del virus que pueda venir en esa muestra.

Un segundo paso es copiar ese material genético y pasarlo de ARN a ADN. El tercer paso es la secuenciación, en la cual se toma esa copia de ADN que se generó en el paso dos, se lee y se sabe cuál es el mensaje que está encriptado en esa molécula de ADN y entonces, así, al leerla, ya se puede reconstituir toda la información que está codificada dentro del genoma del virus.

¿Ha habido alguna mutación o cambio desde el momento en que la descubrieron hasta ahora?

—Los primeros seis genomas que nosotros generamos son una pincelada de lo que está ocurriendo en el país, no es representativo de lo que ocurre porque simplemente fueron 6 casos generados al azar. Lo que estamos haciendo ahora es seleccionar muchísimas más muestras, y teniendo una muestras más representativa de lo que ha circulado vamos a poder saber cómo ha cambiado la genética del virus a lo largo de este tiempo.

El virus es relativamente nuevo en el contexto mundial. Básicamente muta relativamente lento en comparación a otros virus como la influenza. Las mutaciones o variantes que hemos visto, por lo menos en los datos preliminares, son variantes que ya han sido descritas también en otras latitudes o países. Estamos compartiendo las mismas variantes que podemos encontrar en otros lugares, como Europa y Estados Unidos, lo cual es esperable porque el virus que nosotros tenemos fue introducido de otros lugares.

Ahora lo que estamos viendo es cuál es la distribución de esas variantes en la población y para eso estamos analizando más y más muestras. Vamos a tratar de tener la mayor cantidad de genomas posibles para ver cuál es la variabilidad de esos virus dentro de la cantidad de muestras que nosotros tenemos.

¿Cuánto pueden ayudar estos descubrimientos al país en el tratamiento de futuras pandemias?

—Primero, nos da una independencia científico-tecnológica, ya que no se depende de mandar muestras a otro país o a otro instituto para generar conocimiento de lo que ocurre dentro del territorio; esto es sumamente importante porque las instituciones –sobre todo instituciones como la nuestra que son de salud pública– podamos generar información propia para la generación de decisiones.

Lo otro es que ya se queda con una capacidad instalada para hacerle frente a futuras pandemias y futuros eventos de otro tipo de microorganismos. Va generando experiencia en cuanto a manejar los diferentes tipos de microorganismos y, si bien o mal se puede necesitar protocolos de laboratorio con algunas variantes para abordar los problemas, la capacidad instaurada para hacerle frente a emergencias ya está avanzada.

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