La operación de dos grandes proyectos del Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA) penden de un hilo si no se contrata el personal especializado o de lo contrario podría tener que asumirse con los recursos actuales, lo que afectaría la atención de otros sistemas de abastecimiento de agua.
Los proyectos benefician a dos comunidades cuyas fuentes de agua fueron afectadas por arsénico: Bagaces y Cañas. Actualmente la primera tiene agua de forma continua pero no siempre potable y la segunda tiene racionamiento de agua durante ocho horas en la noche, pero siempre que dispone de agua es potable.
El proyecto de Cañas se está desarrollando con una donación de la República de China, es una planta potabilizadora a partir de un embalse y en Bagaces se está desarrollando una planta que triplicará la cantidad de agua potable disponible para la comunidad.
La construcción de los proyectos están prontos a ser finalizadas. El de Cañas termina a finales de este año e iniciaría la fase operativa en la que estabilizan el sistema.
“Pero una de las partes que por lo menos a mí me tiene más preocupado es la asignación de plazas porque son nuevas actividades. Una planta potabilizadora requiere personal que se especialice en esa actividad y no es tan sencillo como decir que va a tomar de otros lugares para la planta”, dijo Eliecer Dobles, director regional del AyA en la Región Chorotega.
Dobles dice que la solicitud de las plazas ya fue realizada pero no han sido aprobadas por “complicaciones” y en otros proyectos consiguieron contratar personal, pero eso fue “antes de la regla fiscal”.
Los ingresos corrientes de la institución se vieron afectados por la pandemia y la imposición del límite de gasto por la regla fiscal dejó el presupuesto muy ajustado por lo que no se verían capaces de asumir nuevos servicios y los actuales podrían verse desgastados por falta de presupuesto para mantenimiento o personal.
El ingeniero indicó que lo que podría suceder, y no es la primera vez, es que tengan que asumir estas nuevas actividades con el mismo personal y eso debilita el resto de las actividades y hace menos eficientes los procesos. Ante este reto las regiones acuden a las horas extras que termina en desgastar el personal y en ocasiones también son “cuestionadas” pero Dobles asegura que sin ellas la situación sería aún más crítica.
La atención de fugas y la instalación de nuevos servicios, por ejemplo, toma más tiempo porque hay una cartera de necesidades, cada vez más grande, que no dejan de demandar mantenimiento y tiempo del personal.
El informe 2020 del Estado de la Nación señaló que la mitad del agua extraída del AyA se desperdicia por diversas razones, entre ellas las fugas.
Límite al gasto tira al desagüe respaldo de AyA a 1,5 millones de usuarios de Asadas para emergencias
La imposición de la regla fiscal en el AyA y la caída en ingresos corrientes a causa de la pandemia no solo afectará la calidad del servicio público, sino que pone en alto riesgo el futuro de miles de Asadas que quedan sin los fondos de emergencia de la institución.