País Medida ya fue puesta en marcha por Rusia y China

Factores políticos mueven a Estados Unidos a apoyar liberación de patentes de vacuna contra COVID-19

En América Latina, solo Brasil y Cuba cuentan con infraestructura para aprovechar una eventual fabricación a mayor escala de las inoculaciones estadounidenses.

Aunque históricamente las autoridades de Estados Unidos se han opuesto a la liberación de patentes y propiedad intelectual, la fabricación de vacunas contra la COVID-19 presenta un escenario distinto.

El gobierno de Joe Biden es el principal impulsor de la medida y pidió a otras naciones y empresas sumarse a los esfuerzos de este tipo para “acabar con la pandemia”.

“La Administración cree firmemente en las protecciones de la propiedad intelectual, pero para poner fin a esta pandemia, apoya la exención de esas protecciones para las vacunas contra la COVID-19”, escribió la representante comercial de Estados Unidos, Katherine Tai, en un comunicado.

La decisión sorprendió al mundo, así como al científico y director del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas  (Inifar) de la Universidad de Costa Rica (UCR), German Madrigal Redondo, quien asegura que los mecanismos para recurrir a estas acciones ya existen, pero nunca se han querido usar.

Según reportes internacionales, la trasnacional estadounidense Pfizer espera que las ventas de la vacuna, que desarrolló con BioNTech, generen ingresos cercanos a  los $15.000 millones de dólares para fin de año, mientras que la farmacéutica Moderna pronostica ingresos para 2021 de $16.000 millones de dólares, según AFP.

“Que no las hayan querido usar antes es porque no han tenido el valor de hacerlo, porque no es un mecanismo nuevo. Nadie se ha atrevido a hacerlo, porque cuando lo han intentado es precisamente Estados Unidos quien cae con sus sanciones y amenazas, igual que la Unión Europea, entonces los gobiernos siempre han protegido esos monopolios”, explicó.

La respuesta al viraje en la estrategia se puede encontrar en factores políticos, ya que otros países productores de vacunas han sido más flexibles con las patentes y Estados Unidos podría perder terreno.

“La liberación de las vacunas ya existe. Rusia está dando licencia a todo el mundo, la vacuna Sputnik se está produciendo en Argentina, Bielorrusia, India, México, Brasil. Hay una presión enorme porque la vacuna rusa y china se está comprando, mientras Pfizer y las demás no dan abasto. Lo que está haciendo Estados Unidos es tratar de quedar como ‘los buenos de la película’, y así bloquean, de alguna forma, la vacuna cubana, Sputnik y china porque entonces la gente va a comprar la que ellos creen que son las mejores, autorizadas por FDA y EMA”, afirmó Madrigal.

El director del Inifar de la UCR también señaló que “esa  liberación de patentes suena como un milagro y son alegrones de burro porque ya en la práctica se está dando”, y que no se sugirió el mecanismo anteriormente por la posibilidad de “desincentivar la investigación”.

“Esto no se hizo en marzo del año pasado porque existía el miedo de que las farmacéuticas no ‘le pusieran ganas’ a sacar las vacunas, porque no iban a ganar lo que están ganando. Ahora cambiaron de opinión por un tema geopolítico, pero a tres o seis meses no va a cambiar nada”, dijo Madrigal.

América Latina con opciones limitadas

El panorama para Latinoamérica es complicado en cuanto a la posibilidad de aprovechar una posible liberación de patentes y producir regionalmente las vacunas. Para Madrigal, solamente un país podría hacer uso de los lineamientos de las farmacéuticas estadounidenses.

“Hay un doble discurso, de ver cuáles países tienen instalaciones para hacer vacunas y si las agencias sanitarias van a autorizar esa vacuna. De Latinoamérica, Pfizer solo se fabrica en Brasil. Estas vacunas, con tecnología de ARN mensajero, son muy complejas, entonces aquí en Latinoamérica solo Brasil podría hacerlo, y Cuba tal vez se vea beneficiada, a un corto plazo, porque sí tienen capacidad. No se trata solo de la tecnología de la vacuna, es las instalaciones, los equipos, etc.”, explicó.

Según el científico, lo más cerca de Costa Rica donde se podrían fabricar las vacunas contra COVID-19 es en el instituto Méchnikov de Nicaragua, el cual ya produce vacunas contra la gripe.

“Este es un instituto  ruso-nicaragüense, el cual podría producir las vacunas de AstraZeneca y la Sputnik, porque son vacunas de adenovirus, con tecnología más tradicional”, dijo.

Farmacéuticas en contra

La posibilidad ha encontrado la oposición en las compañías farmacéuticas, quienes aseguran que liberar patentes significa privarlas de ingresos que permitan financiar más investigaciones.

“La decisión de suprimir las patentes podría debilitar aún más las ya tensas cadenas de suministro y fomentar la proliferación de vacunas falsas. Una suspensión es la respuesta sencilla pero incorrecta a un problema complejo”, aseguró la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA).

Por su parte, el presidente de Pfizer, Albert Bourla, dijo que el mundo debería pensar, más bien, en acelerar la producción actual antes de liberar conocimientos de este tipo.

“Las patentes no son el factor limitante para la producción. La propuesta no tiene ningún sentido ni tampoco hará nada por facilitar la manufactura de las vacunas en países en desarrollo que carecen de la infraestructura necesaria”, argumentó.

Según reportes internacionales, la trasnacional estadounidense Pfizer espera que las ventas de la vacuna, que desarrolló con BioNTech, generen ingresos cercanos a  los $15.000 millones para fin de año, con un margen de ganancias de casi el 30%, mientras que la farmacéutica Moderna pronostica ingresos para 2021 de $16.000 millones, según la agencia de noticias AFP.

La industria farmacéutica y de laboratorios de investigación y desarrollo de medicamentos equivale a $2.69 billones al año. Solo en los primeros 50 días del 2021 obtuvieron $91.830 millones más en ganancias que lo obtenido al cierre del 2020.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido