Opinión

Escenarios de un foro académico: debates coaptados

Sin duda la expansión del monocultivo de piña es un tema polémico y de primera importancia para Costa Rica, es por esto que el pasado martes 30 de octubre las facultades de Ciencias Agroalimentarias y de Ciencias Sociales

Sin duda la expansión del monocultivo de piña es un tema polémico y de primera importancia para Costa Rica, es por esto que el pasado martes 30 de octubre las facultades de Ciencias Agroalimentarias y de Ciencias Sociales llevaron a cabo un foro sobre la actividad piñera en Costa Rica.

El evento fue sugerido por una comisión especial del Consejo Universitario que tuvo como objetivo actualizar la posición del Consejo con respecto a la producción agroindustrial de piña en Costa Rica. Dicha actualización fue solicitada por el Programa Kioscos en junio del 2017 y tiene como antecedente un pronunciamiento universitario del año 2008 que solicitó una moratoria a la siembra de nuevos cultivos de piña hasta no realizar más estudios, aplicar ordenamiento territorial y un cumplimiento efectivo de la ley (Acuerdo N.º 5318, art. 12 del 9-12- 2008).

¿Ofreció la UCR las condiciones para un debate académico? Para que exista debate será necesaria la confrontación de posiciones distintas, incluso totalmente contrapuestas; para que exista un debate académico debe haber una intención de producción de conocimiento nuevo, que resulte de una dinámica dialógica y crítica. Para que exista un ejercicio público de debate democrático deberá haber amplia representación de los distintos puntos de vista sobre un tema de interés para la población.

¿Qué sucedió? En el foro, que si bien fue un espacio importante que mostró los contrastes de las posiciones dispares en este tema, para haber sido nombrado académico, faltó debate y mayor participación de las comunidades y sectores más críticos de la actividad. Esto a pesar de los esfuerzos de la Facultad de Ciencias Sociales por facilitar su participación.

Este desbalance permitió que la narrativa de la agroindustria piñera tuviese mayor exposición, de tal manera que la actividad pareció beneficiar esta única visión. El sector empresarial tuvo tiempo hasta para hacer publicidad en el auditorio de la Ciudad de la Investigación y en los pocos espacios que se les cuestionó, se mostraron tan incómodos que salían de la sala: evasores del debate.

Una de las tácticas del sector “piñero” fue desviar la atención, relativizar y hasta ridiculizar las posiciones de la única representante de una comunidad afectada y sus posiciones críticas. La exregidora de la Municipalidad de Guácimo, Erlinda Quesada, quien fuera demandada varias veces por una piñera que al final resultó condenada por violación a la legislación ambiental, contó en este momento cómo, además de que las comunidades han sido afectadas de múltiples formas, son  desplazadas por la actividad.

Representantes del sector piñero se llenaron de argumentos como que todas las personas contaminamos, para no asumir la proporcionalidad de sus responsabilidades. Entonces se insiste en que son otros los culpables, de forma reiterada afirmaron que “los males de la producción de piña” se dan por causa de pequeños productores que dañan el ambiente y violan los derechos laborales, así las comunidades más afectadas son revictimizadas una y otra vez.

Además, estuvo ausente el principal responsable de la política pública sobre incentivos e indultos por un lado y de omisión en la fiscalización y control de la actividad por el otro: el Estado. ¿Qué quedó pendiente? Una rendición de cuentas de todas las políticas de beneficio a este cultivo como crédito y privilegios fiscales del régimen de zona franca y un estudio objetivo sobre la relación costo-beneficio de esta actividad. Nos quedamos sin conocer las posiciones oficiales de las instituciones competentes como Ministerio de Ambiente, Ministerio de Salud, Ministerio de Trabajo, Caja Costarricense de Seguro Social y la Secretaría Técnica Nacional Ambiental.

El balance del foro privilegió el discurso del monocultivo de la piña como la mejor opción y como la única vía para el desarrollo que ofrece oportunidades para la cadena de producción. Resulta lamentable que se cerrara la actividad obviando razones de peso que dan cuenta de las afectaciones sociales, culturales, ambientales y económicas que genera la forma cómo se produce la piña para exportación.

Quedó sin contestar y menos sin debatir ¿por qué, si es tan “exitosa” la actividad piñera, sufren tanto las comunidades por su causa? ¿Puede ser “exitoso” depender de un monocultivo como política pública y considerarlo “desarrollo rural”?  Y además dejamos la interrogante abierta ¿cómo se está vinculado la UCR con mayor fuerza desde su ejercicio académico: con acción social crítica, con atención a la población y los bienes públicos o con inversión en teconología para beneficio del sector piñero?

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