Opinión

Carta abierta al Consejo Universitario del Programa Kioscos Socioambientales para la Organización Comunitaria

En el año 2008, diversidad de representaciones académicas y sectores sociales impulsaron un pronunciamiento del Consejo Universitario de la UCR

En el año 2008, diversidad de representaciones académicas y sectores sociales impulsaron un pronunciamiento del Consejo Universitario de la UCR sobre las Consecuencias socioambientales de la industria piñera en Costa Rica (Acuerdo firme de la sesión N.º 5318, artículo 12 del  9-12- 2008).

Entre otros puntos con dicho pronunciamiento se instó al Gobierno y a determinadas municipalidades a declarar y aplicar, de acuerdo con la legislación, una moratoria a la expansión de la actividad piñera, hasta tanto se dieran condiciones vinculadas con la planificación territorial y demarcación de áreas críticas, a los controles necesarios y estudios que demostraran, fehacientemente, que la actividad piñera estuviese causando el menor impacto posible al ambiente y a la salud ambiental.

A nueve años de dicho acuerdo y con base en el trabajo acumulado que realizamos en las zonas de expansión del cultivo desde la acción social, la investigación y la docencia en el marco del Programa Kioscos Socioambientales para la Organización Comunitaria, instamos al Consejo Universitario de nuestra Universidad a revisar y actualizar el pronunciamiento sobre consecuencias socio-ambientales de la producción de piña realizado en 2008 y a generar actividades académicas sobre el tema en cuestión a través de la docencia, la investigación y la acción social y a partir de la apertura de espacios públicos de reflexión y análisis con los distintos actores involucrados. Lo anterior por las siguientes razones:

  1. No hay asomo de una planificación, ordenamiento territorial ni mucho menos una “legislación” de moratoria a la expansión de la actividad piñera. Tampoco existe voluntad política que limite esta expansión y se ha dejado a las “fuerzas del mercado” que sean las que definan sus propios límites.
  2. Con la apertura de nuevos mercados y en especial la oficialización de exportación a China hemos visto aumentar -por expectativa o especulación, por ello sin ninguna planificación- una agresiva expansión como la que suscitó dicho acuerdo del 2008.
  3. Hemos sido testigos de las rápidas y constantes transformaciones del paisaje comunitario por la expansión del monocultivo de piña en muchas de la zonas a las que nos desplazamos; esto lo hemos registrado mediante una investigación a través de una cartografía participativa en la zona Norte-Norte (publicada en el Estado de la Nación N° 22) donde quedó evidenciada la falta de licencias de viabilidad ambiental y la ausencia de seguimiento institucional de los proyectos que sí cuentan con dichas licencias.
  4. Continúan los problemas de contaminación por agrovenenos de las fuentes de agua de la  comunidad de Milano de Siquirres desde el 2007 (10 años en agosto) que recibe agua en cisterna, las fuentes de agua de Veracruz de Pital de San Carlos fueron contaminadas por agroquímicos asociados a la producción de piña (Semanario UNIVERSIDAD, 27-7- 2016).
  5. Recientemente una publicación del Semanario UNIVERSIDAD reveló los resultados del Informe realizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en colaboración con diversas entidades gubernamentales y agencias de ONU, Monitoreo de cambio de uso en paisajes productivos (Mocupp), encontró que del año 2000 al 2015 se perdieron 5.568,98 hectáreas de bosque por la expansión piñera (Semanario UNIVERSIDAD, 08-3-2017). Según el estudio, el área cultivada de piña alcanza 58.000 Ha, cifra que quintuplica las 11.000 Ha que habían registradas en el 2000 y que se aleja bastante de las 37.000 Ha que indicó el VI Censo Nacional Agropecuario en el 2014.
  6. Las diferentes problemáticas socioambientales que muchas comunidades denuncian tener y que en los distintos recorridos y giras que realizamos resultan ser muy evidentes, no parecen tener alguna acogida por parte de las instituciones estatales que les compete el tema, el subregistro de más de 21.000 hectáreas de producción piñera muestra una falta de control y planificación, y por ende, una complicidad del Estado para con los conflictos socioambientales generados por la producción de piña en forma de monocultivo.

 

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