Mundo Trump vs. Biden

¿Volverán al cuadrilátero?

El anuncio hecho este martes 25 de abril por el presidente Joe Biden de que se postulará como candidato para la reelección en EE. UU. rompe los fuegos de un proceso que se advierte acre entre dos candidatos que ya se enfrentaron cuatro años antes y que ahora será, si cabe y la soporta la democracia, más polarizante.

El 20 de noviembre pasado el presidente de EE. UU. cumplió 80 años, ha enfrentado una gran cantidad de desafíos producto de sus promesas de campaña que no ha podido cumplir, maneja una agenda intensa tanto interna como en el extranjero. Ahora, anunció que se lanzará como candidato para la reelección, otra vez junto a su vicepresidenta Kamala Harris.

La edad, sin duda, es uno de sus obstáculos más importantes por vencer y su eventual y ya conocido rival, una de sus principales fortalezas.

El anuncio de su postulación para la reelección abre las expectativas sobre una campaña que será dura con un electorado muy polarizado.

Octogenario, el demócrata Joseph Biden decide embarcarse en un ejercicio titánico: liderar una campaña al tiempo que ejerce sus funciones de presidente de la principal potencia del mundo que se aferra a su hegemonía mientras sufre agudos problemas intestinales.

“Creo que puedo vencer a Donald Trump otra vez” Joe Biden

Según una encuesta de Reuters-Ipsos de diciembre de 2022, el 85% de los republicanos desaprueban la política del actual gobierno, mientras el 76% de los demócratas la aprueba. Pero el índice de popularidad del mandatario entre los votantes sigue siendo bajo, alrededor del 43% a mediados de febrero de 2023.

Su principal fortaleza es su contrincante. Como lo hizo evidente este martes en el video con que anunció su propósito de buscar la reelección, titulado “Libertad”, frente a su antagonista es el slogan que Trump ha definido para su propuesta republicana MAGA (Make America Great Again), al que apunta algunos rasgos fascistoides.

El demócrata Robert Kennedy Jr. resultó más próximo a algunas posturas disruptivas del mismo Trump.

Biden nunca ha ocultado que su rival favorito para 2024 es Donald Trump. Porque le ganó una vez, porque es el adversario predilecto de los demócratas en general, y porque el millonario tendrá que alternar entre el calendario electoral y el judicial, ya que lo han saturado de demandas en los tribunales.

De hecho, el demócrata escogió la fecha en que se presentaba en tribunales una denuncia por violación contra Trump, para anunciar su candidatura.

El mandatario ha reiterado: “creo que puedo vencer a Donald Trump otra vez”.

Aunque los presidentes estadounidenses suelen salir reelegidos si se presentan a un segundo mandato, ese no fue el caso de su antecesor, así que la fórmula puede fallar.

Para algunos analistas y por estudios internos de los mismos demócratas, el antitrumpismo sería la mejor opción, como ocurrió con las elecciones de medio periodo, cuando varios candidatos apoyados por Trump perdieron.

Nikky Haley se plantea como la única posible candidata de los republicanos.

Otros candidatos republicanos

Aunque no lo ha anunciado abiertamente, muchos republicanos depositan sus esperanzas en una posible candidatura del gobernador de Florida Ron DeSantis, quien con solo 44 años se considera la estrella en ascenso del ala más conservadora del partido.

El exvicepresidente Mike Pence, cristiano evangélico de 63 años, acusado de traidor por los simpatizantes de Trump en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, parece decidido a presentarse a la Casa Blanca.

La exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de Estados Unidos ante la ONU Nikki Haley, también se ha embarcado para las primarias republicanas.

Mientras el senador Tim Scott, también de Carolina del Sur, sueña abiertamente con ser el primer presidente republicano negro.

También están en la carrera el exgobernador Asa Hutchinson y los empresarios Vivek Ramaswamy y Perry Johnson, sin que sus expectativas sean muy prometedoras

Tim Scott, quiere hacer valer su condición de afrodescendiente republicano.

En el lado demócrata

El anuncio del presidente Biden por su reelección terminó de definir las aspiraciones demócratas.

La escritora de libros de autoayuda Marianne Williamson y el sobrino de “JFK” Robert Kennedy Junior son los dos únicos candidatos que habían anunciado sus aspiraciones por la carrera demócrata, pero sus posibilidades parecen escasas.

El polémico Kennedy antivacunas

Robert F. Kennedy Jr, hijo del candidato presidencial estadounidense asesinado en 1968, y otros activistas anti-vacunas presentaron en enero una demanda contra varias organizaciones de noticias que se unieron para “luchar contra la desinformación” en el tema covid.

Mediante una querella acusó a los medios de comunicación y a las empresas de redes sociales de colusión para censurar a otros editores en línea con narrativas alternativas sobre esta enfermedad, que llegó a ser pandemia.

Además de Kennedy, entre los demandantes figuran su organización Children’s Health Defense (Defensa de la Salud Infantil), organizaciones de noticias que han promovido teorías contra las vacunas y médicos que son escépticos sobre el covid y las vacunas.

Los demandados nombrados en la querella son The Washington Post, la BBC, Associated Press y Reuters. Esos medios integran la Iniciativa de Noticias Confiables (Trusted News Initiative, TNI), una asociación entre organizaciones de prensa y empresas de tecnología y redes sociales.

Los demandantes señalan que han sido “censurados, desmonetizados, degradados, silenciados, bloqueados y/o excluidos por completo de plataformas como Facebook, YouTube, Twitter, Instagram y LinkedIn”.

La edad sí importa

Cuando el 20 de enero de 2017, Donald Trump asumió la presidencia luego de vencer a Hillary Clinton, no en número de votos, sino en los colegios electorales, era el presidente de mayor edad que había jurado el cargo, tenía 70 años.

En la campaña anterior sus seguidores acusaron la edad de Biden, 78, como un factor inconveniente para que fuera mandatario, pero esa es la edad con que Trump asumiría en 2024, en caso de ganar esta vez.

“Soy una persona mayor. Muchas veces la gente habla sobre la edad de Biden, que no puede hacer esto o aquello. Pero creo que es lo suficientemente competente para el puesto. Lo ha hecho bien, es honesto, íntegro. Necesitamos que continúe”, asegura Eloise Wilson de 71 años, quien camina unos siete kilómetros diarios en un parque de Houston.

Una sociedad cada vez más polarizada

El ataque al Capitolio, sede del Congreso de EE. UU., el 6 de enero de 2021 por una turba de seguidores de Trump que no quería reconocer la derrota de este, no fue más que un síntoma, aunque alarmante, de un padecimiento mayor.

Una de las condiciones que agravan ese mal es el sistema electoral. Los problemas por la legítima representatividad de los electores han sido analizados por diversos expertos y se han propuesto en el mismo Congreso posibles reformas.

Según ese sistema de colegios electorales, un candidato puede ganar, pese a obtener menos votos de los ciudadanos. Tal fue el caso de 2000 cuando el republicano George W. Bush se hizo con el poder, pese a haber tenido menos votos que su opositor demócrata Al Gore, entonces, hubo protestas y acusaciones de fraude. En 2016, Trump versus Clinton vuelve a ocurrir y la demócrata tuvo que aceptar la derrota, mientras muchos de sus seguidores hicieron público que no reconocían a Trump como un presidente que los representara. Luego en 2020, el mismo Trump se pasó a la otra acera y ante su inminente derrota empezó a lanzar discursos cuestionando el sistema electoral, el voto electrónico, e incluso mintiendo abiertamente sobre el respaldo con que contaba.

En su discurso del 2 de diciembre de 2020, Trump denunciaba que “Durante meses, antes de las elecciones presidenciales, se nos advirtió que no deberíamos declarar una victoria prematura. Se nos dijo repetidamente que tomaría semanas, sino meses en determinar al ganador, contar las boletas de ausentes y verificar los resultados… Solíamos tener lo que se llamaba “día de elecciones”. Ahora tenemos días, semanas y meses de elecciones, y ya que pasaron muchas cosas malas durante este ridículo período de tiempo… estoy decidido a proteger nuestro sistema electoral, que ahora se encuentra bajo asalto y asedio coordinados”.

Apeló a la intolerancia y al enojo, acusó de robo a los demócratas y de traidores a los republicanos que no apoyaban su postura.

El 6 de enero de 2021, día en que el congreso debía certificar el resultado de la votación, EE. UU. mostró entonces al mundo una imagen muy lamentable de la estabilidad de su sistema democrático. Pero el mal era más profundo.

La polarización no solo canaliza o manipula el descontento, sino que lo exacerba.

Durante su investidura el 21 de enero de 2021, Biden dijo: “Voy a poner toda mi alma en esto, en volver a unir a Estados Unidos”.

En noviembre de 2022, el Partido Republicano no le infligió la derrota aplastante que se esperaba en las elecciones de medio mandato y, aunque perdió el control del Congreso, logró mantener el del Senado, pero eso no quiere decir que haya conciliación.

Algunas de las promesas de Biden tampoco han visto destino seguro, lo que genera escepticismo incluso en sus mismos partidarios.

Biden no prohibió los rifles de asalto, pese a haberlo prometido y a varios tiroteos masivos.

No pudo o no logró hacer nada cuando la Corte Suprema puso fin al derecho constitucional al aborto.

Tampoco ha aprobado una ley para proteger el acceso al voto de los afroestadounidenses. Ni frenó los abusos policiales o la ola de sobredosis por los opioides sintéticos.

El presidente ha puesto fin a la construcción del muro que Trump quería levantar en la frontera con México, pero no cumplió su promesa de una reforma migratoria para abrir la vía a la ciudadanía a millones de migrantes y sobre todo a los “soñadores”, los jóvenes que llegaron a Estados Unidos de niños.

En el anuncio de su candidatura a la reelección Biden repite con su compañera de fórmula.

La demócrata de 58 años Kamala Harris, primera mujer afroestadounidense y primera persona de origen asiático en ser vicepresidenta de Estados Unidos, sucedería al octogenario presidente en caso de muerte o incapacidad, tal como prevé la Constitución.

Hasta ahora, Harris ejerció el poder presidencial durante exactamente una hora y 25 minutos en noviembre de 2021, cuando Joe Biden se sometió a una colonoscopia bajo anestesia general.

Ron DeSantis de Florida aparece como el principal posible contendor de Trump, pero no ha hecho oficial su candidatura.

Otras vez los bancos

Pese a haber logrado un crecimiento, aunque leve y que no ha subido el desempleo, la inflación aprieta a los norteamericanos y la sombra de una recesión no termina de disiparse.

El banco estadounidense First Republic tuvo otra jornada difícil este martes, cuando se derrumbó 49% en Wall Street, en un contexto de preocupación por su futuro tras el retiro de más de 100.000 millones de dólares en depósitos.

First Republic publicó el lunes sus resultados trimestrales, que dieron cuenta de una pérdida de 41% de sus depósitos entre finales de 2022 y de marzo de este año.

El sector bancario arrastró al mercado, por la nueva debacle del banco regional First Republic, la bolsa de Nueva York tuvo su peor jornada en más de un mes este martes, golpeada por los bancos y algunos resultados de empresas.

“Es la primera jornada desde el 22 de marzo en la que los principales índices retroceden más de 1%”, matizó Steve Sosnick, estratega en jefe de Interactive Brokers, interrogado por la AFP.

Para Edward Moya, de Oanda, “las acciones estadounidenses se debilitaron por resultados de empresas dispares, el nerviosismo sobre el sector bancario y la noticia de que el presidente Joe Biden se presentará a su reelección”.

En este momento la oposición republicana tiene la intención de hacer cuanto pueda por obstaculizar los proyectos presupuestarios de Joe Biden, hasta el punto de agitar el riesgo de un default.

Un incumplimiento del pago de la deuda de Estados Unidos desencadenaría una “catástrofe económica y financiera”, alertó el martes la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.

La oposición republicana exige un drástico recorte del gasto público para proceder a aumentar este techo de emisión de deuda.

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