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Taiwán enfrenta escasa mano de obra calificada para invertir en semiconductores en Occidente

El grupo Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), que controla la mitad de la producción mundial de semicondutores, está ampliando su actividad mundial con inversiones de 3.800 millones de dólares para construir una planta en Alemania, y un aporte de capital de 4.500 millones de dólares para una fábrica en Arizona, EEUU.

Taipéi, Taiwán

El gigante taiwanés de semiconductores TSMC anunció este martes una inversión de 3.800 millones de dólares para construir una planta en Alemania, un proyecto que reforzará al continente europeo en este sector industrial estratégico.

Se espera que las inversiones totales en la fábrica, la primera de TSMC en Europa, superen los 10.000 millones de dólares, con el “firme apoyo de la Unión Europea y el gobierno alemán”, reza un comunicado.

TSMC controlará el 70% del proyecto y trabajará con tres socios europeos, la neerlandesa NXP y las alemanas Infineon y Bosch, cada una con una participación del 10%.

La construcción de la planta comenzará en la segunda mitad de 2024.

Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) es un actor clave en el sector ya que controla más de la mitad de la producción mundial de microchips.

Se espera que la planta alemana empiece a producir a finales de 2027 y genere unos 2.000 puestos de trabajo directos, detallaron las empresas.

Esta inversión “muestra que Alemania es un país atractivo y competitivo, en particular cuando se trata de tecnologías claves, como la microelectrónica”, declaró el ministro de economía alemán Robert Habeck.

Golpeados por la crisis energética desatada por las sanciones europeas impuestas tras la invasión rusa de Ucrania, Alemania y sus aliados occidentales buscan a toda costa reducir su dependencia a países como China y aumentar la producción nacional de componentes estratégicos, como los semiconductores.

La ambición de la Unión Europea con su llamada “Ley de chips” es aumentar la cuota europea en la producción mundial de semiconductores, hasta el 20% en 2030.

En un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, estos chips son necesarios para alimentar todo tipo de aparatos, desde máquinas de café hasta misiles.

Silicon Saxony

La tensión entre China y la isla de Taiwán, que Pekín considera como parte de su territorio, agudizaron las inquietudes sobre el suministro global de chips.

Esta preocupación comenzó con la pandemia del covid-19, que reveló la dependencia de la industria europea de los proveedores asiáticos.

La nueva fábrica se construirá en la ciudad oriental de Dresde, en una región conocida como Silicon Saxony por ser un centro de industrias de alta tecnología.

Se especializará en la producción de semiconductores para el sector automotriz, que vive una mutación histórica hacia la tecnología eléctrica.

“Europa es un lugar muy prometedor para la innovación en semiconductores, sobre todo en los campos de la automoción y la industria, y estamos deseando dar vida a esas innovaciones en nuestra avanzada tecnología de silicio con el talento de Europa”, declaró en un comunicado CC Wei, director ejecutivo de TSMC.

El grueso de la producción de TSMC está en Hsinchu, en el norte de Taiwán, pero el grupo está ampliando su actividad mundial con una planta prevista en Arizona, una de las mayores inversiones extranjeras en Estados Unidos.

La empresa también informó que aprobó una inyección de capital de “no más de 4.500 millones de dólares en TSMC Arizona”.

Esta se ha retrasado hasta 2025 debido a las dificultades para contratar trabajadores cualificados en Estados Unidos, una preocupación que también afecta a Alemania, donde la escasez de mano de obra es especialmente aguda.

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