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Polarización, luto y violencia en Chile al conmemorar 50 años del golpe militar de Pinochet

Una derecha, que se recompone y fortalece, reivindica la dictadura y goza de importante respaldo electoral; miles que lloran sus muertos, desaparecidos, torturados y exiliados por el golpe militar, desde hace medio siglo; jóvenes insatisfechos que desafían a las autoridades; líderes políticos latinoamericanos que asisten a la conmemoración de los hechos que cubrieron con una nube negra la democracia en el continente y un presidente que impulsa un compromiso para "defender la democracia de las amenazas autoritarias" que la oposición de derecha se abstuvo de adherir, así se vive en Chile este 11 de setiembre, a medio siglo del golpe militar.

Santiago, Chile

El presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, encabeza una serie de actos para conmemorar los 50 años del golpe de Estado que derrocó el gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, una fecha que aún divide a los chilenos.

El domingo organizaciones civiles y familiares de víctimas la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) realizaron una manifestación pacífica que se vio empañada por un grupo de encapuchados que vandalizaron los exteriores del palacio presidencial de La Moneda y mausoleos en el principal cementerio de Santiago.

“Desgraciadamente, la conmemoración del 11 de septiembre hace tiempo ha tenido aspectos de violencia callejera”, lamentó el presidente Gabriel Boric al condenar la violencia y también al reconocer un clima de retroceso entre un resurgimiento de quienes añoran a Pinochet.

En la noche, unas seis mil mujeres vestidas de negro, protagonizaron el acto más contundente en estos días de divisiones marcadas sobre todo por dirigentes políticos que reivindican el golpe de hace medio siglo.

Portaban una vela y al ritmo de tambores rodearon el palacio presidencial bajo el lema “Nunca más la democracia bombardeada”, en referencia al ataque aéreo que se lanzó contra La Moneda el 11 de septiembre de 1973.

Esta fecha, de gran repercusión internacional, no despierta gran interés en una sociedad preocupada sobre todo por la economía y la inseguridad.

Medio siglo después del golpe militar, Chile aún está dividido entre los que defienden y repudian la dictadura.

Hoy gobiernan los herederos políticos de Allende, pero el Partido Republicano, que reivindica el legado de Pinochet, ganó las recientes elecciones de los constituyentes que redactan un proyecto de Carta Fundamental  reemplazar a la que escribió la dictadura.

Según la encuesta Criteria, un 49% considera que “es irrelevante para las personas como ellos” la conmemoración del golpe, mientras que un 48% dijo que “nos deja pegados en el pasado afectando la convivencia futura”.

Sin embargo, 41% cree que “es necesario para poder cerrar las heridas”. La firma Pulso Ciudadano afirmó por su parte que 56,5% de la población está “nada o poco interesada en el evento”, y 25,8% se considera “muy interesado o interesado”.

Conmemoración amarga

La expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018) pidió a la oposición de derecha más altura de miras en medio de la tensión que ha caracterizado la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile.

“Como país necesitamos seguir reflexionando y aprender de las lecciones del pasado, porque uno se teme que cuando hay un grado de polarización importante -como ya lo he dicho, la política está un poquito tóxica-, el riesgo de mirar de manera cortoplacista y mezquina no nos hace bien”, sostuvo Bachelet, torturada durante la dictadura e hija de un general de la Fuerza Aérea que murió tras haber sido también torturado.

A los actos de este lunes asisten los presidentes de México, Andrés López Obrador; de Colombia, Gustavo Petro; de Bolivia, Luis Arce, y de Uruguay, Luis Lacalle Pou. Además, están expresidentes, como el uruguayo José ‘Pepe’ Mujica, el colombiano Juan Manuel Santos, el exjefe de gobierno español Felipe González y la presidenta de la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

Entre los artistas invitados llegó el guitarrista de Rage Against the Machine, Tom Morello.

“Es importante, para cualquiera que defienda la paz, la justicia y la equidad, hablar en contra del fascismo donde quiera que esté presente, ya sea en Chile o en Estados Unidos”, dijo Morello en el Palacio de La Moneda.

La oposición de derecha se abstuvo de adherir al compromiso para “defender la democracia de las amenazas autoritarias” impulsado por el presidente, pero sí fue suscrito por los cuatro expresidentes de la democracia vivos. Esa declaración estará disponible para que todos los invitados puedan estampar su firma en él.

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