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Gran diálogo de pueblos indígenas precede cumbre de la Amazonía

Los habitantes de la selva son esenciales para su preservación, pues enfrentan diariamente embates criminales como la deforestación para destinar la tierra a la pastura del ganado, la minería ilegal, el tráfico de madera, de armas y drogas.

Belém, Brasil

“La selva no es un pozo petrolero, no es una mina de oro, es nuestro templo”, asegura la dirigente indígena ecuatoriana Nemo Guiquita, en vísperas de una cumbre regional en Brasil para frenar la devastación de la Amazonía.

Guiquita, dirigente de la organización Confeniae, que representa a 1.500 comunidades amazónicas de Ecuador, es una de las líderes indígenas presentes estos días en la ciudad brasileña de Belém para exigir a los países amazónicos que les aseguren su derecho a la tierra y combatan los delitos ambientales que amenazan su subsistencia.

La cumbre reunirá el martes y el miércoles a los ocho países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), creada en 1995 para preservar la selva: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

“Esperamos que nuestros debates se incluyan en las conclusiones (de la cumbre), porque si las decisiones son tomadas sólo a nivel de Estados, nuestro trabajo será en vano”, dijo a la AFP la líder ecuatoriana, tras participar este fin de semana en el evento Diálogos Amazónicos para debatir soluciones a la crisis climática.

“Es un momento histórico para los pueblos indígenas”, dijo a la AFP en Belém Sonia Guajajara, ministra de los Pueblos Indígenas de Brasil, quien afirma que más de 24.000 personas participaron de los Diálogos, el doble de lo esperado.

Cuestión de supervivencia

Uno de los principales retos de la cumbre será lograr un compromiso conjunto para erradicar la deforestación, motivada especialmente para destinar la tierra a la pastura del ganado, pero que también es alimentada por la minería ilegal, el tráfico de madera, de armas y drogas.

“Esperamos por lo menos un compromiso de los Estados de demarcar los territorios indígenas”, dijo a la AFP Toya Manchineri, líder de Coordinación de las Organizaciones Indígenas de la Amazonía Brasileña (Coiab).

Considerada durante años el pulmón del planeta, la Amazonía se encamina según los científicos a un punto de no retorno, a partir del cual pasará a emitir más carbono del que absorbe, agravando el calentamiento global.

Las tierras indígenas, que según el país cuentan con distintos grados de protección legal, son consideradas por los expertos una barrera contra la deforestación, por la forma sustentable en que los indígenas las explotan.

“Pedimos a los grandes líderes mundiales un trabajo fuerte en favor de la conservación. Nuestra lucha no es sólo para los pueblos indígenas, es para el mundo entero, para que muchas generaciones puedan seguir sobreviviendo en este planeta”, dijo Nemo Guiquita.

Guajajara recordó que la demarcación de las tierras indígenas es “la principal reivindicación de los pueblos indígenas de todos los tiempos”.

En Brasil, solo se “demarcaron 11 territorios en diez años”. Bajo el gobierno de Lula, que arrancó en enero, “ya fueron seis, con la perspectiva de que otros lo sean esta semana”, se congratuló.

Los pueblos indígenas “no solo estamos pensando en los próximos cuatro años, sino en los próximos 40”, agregó la ministra.

“Hacer las paces con la naturaleza”

Además del combate a la deforestación y la criminalidad, se espera que los gobiernos discutan estrategias para el desarrollo sustentable de la región.

Para el colombiano Darío Mejía, del pueblo zenú y miembro del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de la ONU, los pueblos indígenas deben ser vistos como “instituciones milenarias” y sus saberes tradicionales deben ser respetados.

“El mercado ha tenido distintos nombres: primero (se llamó) progreso, luego desarrollo, ahora bioeconomía o economía de transición. Pero si no se superan los valores de competitividad, de guerra permanente contra la naturaleza, va a ser muy difícil que superemos la crisis ambiental”, sostiene.

Mientras el planeta vive eventos climáticos extremos y guerras, “aquí (los gobiernos) se están reuniendo para ver si encuentran acuerdos para hacer la paz con la naturaleza. Quiero tener la esperanza de que esto va a resultar en un paso importante para todos”, concluye.

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