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Europa lucha por sostener la guerra

Por descabellado que parezca, los líderes europeos, no contentos con las evidencias de que la guerra en Ucrania está perdida, propugnan una escalada, sugieren sin ambages un tercera guerra mundial y desoyen irresponsablemente las voces de la sensatez y de sus propios pueblos.

Desde el eventual envío de tropas a Ucrania, que promulga el presidente francés Emmanuel Macron, o las premonitorias advertencias de la presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen de “una guerra no inminente pero posible”, los tambores de guerra con Rusia resuenan en algunos escenarios europeos, de cara a la elecciones parlamentarias en junio.

En el escenario preelectoral y prederrota, también se percibe con claridad las eventuales repercusiones de un regreso a la Casa Blanca del republicano Donald Trump, a quien parece que los europeos ya le han dado por ganador frente al demócrata Joe Biden, a quien otorgaron ciegamente el liderazgo occidental desde setiembre de 2021. Pero la calculadora política se sobrecalienta y los mandatarios no encuentran para dónde ver.

Rusia irá a elecciones presidenciales del 15 al 17 de marzo, donde seguramente se reelegirá a Vladimir Putin para un nuevo periodo, impulsado por Occidente, pues, aunque resulta paradójico, mientras en noviembre 2021 tenía una aprobación 63% y desaprobación de 35%, actualmente tiene 85% y 12% respectivamente.

Francia

El presidente de Francia hizo la semana pasada la primera pirueta belicista y declaró que Europa podría enviar tropas a Ucrania. Su aliados de la unión y EE. UU. corrieron a desmentir y aclarar que ellos no consideraban esa posibilidad.

Sin embargo, el presidente francés insistió y llamó a sus colegas a no ser “cobardes”. Pronto el tema se convirtió en debate de la política interna francesa.

“Estamos en un punto de inflexión” del conflicto entre Rusia y Ucrania, aseguró el primer ministro Gabriel Attal ante la Asamblea Nacional, donde se debatió esta semana el acuerdo de seguridad firmado el 16 de febrero entre París y Kiev.

“Creo que son más fuertes quienes ven la situación, quienes piensan en el pueblo, quienes tienen el coraje de levantar la bandera blanca y negociar”, papa Francisco.

“Sí a un apoyo a Ucrania, pero no a una guerra contra Rusia”, aseguró Jordan Bardella, presidente del primer partido de la oposición, el ultraderechista Agrupación Nacional (RN) liderado por Marine Le Pen

“O se es pro-Macron o le acusan de ser pro-Putin. Su actitud es despreciable, porque el sufrimiento en Ucrania, que ustedes intentan aprovechar, es muy vivo”, aseguró Le Pen, que acusó al oficialismo de tener una “agenda electoralista”.

A menos de tres meses de las elecciones al Parlamento Europeo, que Bardella lidera con una amplia ventaja en Francia, la alianza de Macron intenta situar la guerra de Ucrania en el centro del debate para desgastar a los ultraderechistas.

La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical) votó en contra y Agrupación Nacional (extrema derecha) se abstuvo.

El apoyo financiero y militar a Ucrania retrocede en la opinión pública de Francia, donde un 76% de los franceses estarían contra el envío de tropas, según un sondeo de CSA.

El presidente francés Emmanuel Macron sostiene que es válida su propuesta de considerar una guerra con Rusia.

La polémica polaca

Polonia es el principal aliado de EE. UU. en la guerra en Ucrania y en la Europa del Este, según lo ha declarado el mismo presidente Biden. Pero el manejo del conflicto ucraniano y la política interna en ese país han provocado una crisis política que complica esa alianza.

Las protestas de los agricultores que acusan de competencia desleal al favorecer a la importación de productos ucranianos a bajos precios, como una medida de la UE, inició en Polonia, pero se extendió por otros países europeos hasta convertirse en un verdadero dolor de cabeza para los gobernantes.

Polonia eligió recientemente como primer ministro al proeuropeo Donald Tusk, pero su postura es antagónica con la del presidente nacionalista de derecha Andrzej Duda.

La difícil convivencia continuará probablemente al menos hasta las elecciones presidenciales del verano de 2025.

El primer ministro Tusk y el presidente Duda viajaron a Washington, este 12 de marzo, para una reunión de emergencia, donde buscan presionar para que se apruebe la ayuda de $60.000 millones de EE. UU. a Ucrania, que los republicanos liderados por el candidato Donald Trump impiden que se apruebe.

Antes de viajar a Washington, el presidente polaco pidió que los miembros de la OTAN aumenten el gasto en defensa al 3% en respuesta a la invasión rusa de Ucrania.

La Alianza Atlántica tiene actualmente un objetivo de gasto en defensa del 2% del Producto Interior Bruto (PIB), aunque Polonia ya gasta alrededor del 4% y Estados Unidos el 3,5%.

Los polacos insisten en el temor de que Rusia podría atacarlos si doblega a Ucrania.

Biden intenta presionar al primer ministro proeuropeo Tusk y al presidente de derecha Duda para que solventen sus diferencias en aras de la estabilidad.

En el marco de la reunión, Joe Biden notificó al Congreso que aprobaría casi $3.500 millones en ventas de misiles a Polonia. Se trata de 821 misiles aire-tierra AGM-158B-2 y 745 misiles aire-aire AIM-120C-8.

“Debemos actuar antes de que, literalmente, sea demasiado tarde”, advirtió Biden al comienzo de su reunión con Duda. “Putin seguirá adelante, poniendo en riesgo a Europa, a Estados Unidos y a todo el mundo libre”, añadió.

Ni tropas, ni misiles Taurus para Ucrania, salió a decir en canciller alemán Olaf Scholz, cuyo gobierno también parece presentar los mismos síntomas esquizofrénicos que la guerra ha provocado en algunos de sus aliados.

Del chanchito del Pentágono

“Hoy, en nombre del presidente (Joe) Biden, anuncio un paquete de emergencia de ayuda a la seguridad, de armas y equipos por valor de $300 millones para hacer frente a algunas de las necesidades apremiantes de Ucrania”, declaró este martes 12 Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional.

El Pentágono asegura haber conseguido los $300 millones ahorrando en compras recientes, pero enfatizaron la necesidad de que el Congreso apruebe los nuevos fondos.

El envío incluiría sistemas de cohetes HIMARS de largo alcance fabricados en Estados Unidos, armas antiaéreas y antitanques, proyectiles de artillería y municiones para armas pequeñas, especificó el Pentágono.

“No es suficiente para satisfacer las necesidades del campo de batalla de Ucrania y no impedirá que Ucrania se quede sin municiones en las próximas semanas”.

China

Mientras tanto, las marinas de China, Rusia e Irán realizan esta semana ejercicios militares conjuntos en el golfo de Omán.

Los tres países habían realizado ejercicios navales en la misma zona en marzo del año pasado. Los ejercicios de este año coinciden con un aumento de las tensiones en la región como consecuencia de la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás en la Franja de Gaza.

Aunque las actividades, que terminarán el viernes, buscan “mantener conjuntamente la seguridad marítima regional”, según un comunicado del Gobierno chino, también sugiere los posibles alcances de una “amistad sin límites” entre Rusia y China que la OTAN no puede dejar de considerar.

La OTAN tiembla ante el posible, y según sus líderes inminente, retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, pues planteó en su gobierno anterior la posible salida de sus país de la alianza militar.

OTAN

Los líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) parecen querer a toda costa convencer al mundo y, principalmente, a sí mismos de que están unidos, de que Rusia será derrotada y de que la hegemonía occidental prevalecerá.

“De momento, las tropas rusas están empantanadas en Ucrania, pero Rusia ha comunicado sus grandes ambiciones de reconstituirse y adaptar sus fuerzas”, aseguró el ministro sueco de Defensa, Pal Jonson, desde un punto situado en la frontera entre Noruega y Finlandia.

El brazo armado de las potencias occidentales ya cuenta con 32 miembros y cada vez su discurso pasa más de la defensa a la beligerancia.

Los últimos en integrarse fueron Finlandia, con una extensa frontera con Rusia, y Suecia.

Pero el interés de esa incorporación está lejos de ser fortuito o responder a la guerra en Ucrania, sino que se remonta años atrás y está más vinculado al cambio climático.

El Círculo Polar Ártico se desvela como un interés geoestratégico primordial, por encima del cambio climático.

La clave del Ártico

La clave para entender la apresurada incorporación de estos dos países europeos no está hacia el sur del continente, sino hacia el norte, donde una extensa y estratégica región ha cambiado su morfología geográfica a consecuencia del cambio climático: el océano Ártico.

Según había advertido Marcia Bernicat, una alta funcionaria del Departamento de Estado que se ocupa de cuestiones ambientales, estudios recientes muestran que el Ártico se está calentando “no al doble del ritmo, sino al triple del ritmo que el resto del mundo”.

Tanto Finlandia como Suecia tratan de presionar a sus nuevos aliados para competir cada vez más con Moscú en esa región clave.

Los países que forman el Consejo Ártico son Estados Unidos, Canadá, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Islandia (todos ya de la OTAN) y Rusia.

Actualmente, los ejércitos de la alianza se encuentran haciendo importantes ejercicios militares en la zona.

Según el contralmirante David Patchell, comandante adjunto de la Segunda Flota estadounidense, el cambio climático abrirá, según una estimación conservadora, el acceso a importantes recursos por un valor de unos $1.000 billones en la región.

Y al mismo tiempo, el deshielo implicará que el Ártico se vuelva navegable y conectará los océanos de todo el planeta. “Debemos aprender a trabajar en el Ártico”, explicó a AFP.

Y, a pesar de que estamos en pleno siglo XXI, los líderes del mundo parecen seguir considerando que la mejor forma de conseguir recursos es por la guerra, ya sea como arma o como inversión.

El papa Francisco llama a la sensatez

En una entrevista con la televisión pública suiza RTS emitida el sábado 9 de marzo, el papa Francisco fue preguntado por las posibilidades de resolver el conflicto en Ucrania y pidió que no se tenga “vergüenza de negociar antes de que las cosas empeoren”.

“Creo que son más fuertes quienes ven la situación, quienes piensan en el pueblo, quienes tienen el coraje de levantar la bandera blanca y negociar”, estimó el pontífice.

Según tuvo que aclarar el Vaticano, ante la respuesta airada de Kiev y Berlín, “bandera blanca” se refería en este caso a “un cese de las hostilidades, una tregua conseguida con el coraje de negociar”, y no a una rendición.

Mientras la respuesta ha sido elocuentemente furiosa por parte de Zelenski, frustrado por la derrota inminente que, los aliados que lo impulsaron ya se niega a seguir financiando alegremente, tampoco parecen querer aceptar lo dolorosamente evidente.

El escándalo de la semana pasada sucedió cuando se filtraron audios de una conversación entre altos mandos alemanes que abordaron la eventual entrega a Ucrania de misiles Taurus, de fabricación alemana, que el gobierno rechaza, y que podrían usarse para un ataque al puente de Kerch, que une Rusia con Crimea y que ya fue objeto de atentados terroristas ucranianos durante el conflicto.

Pero, además, Francisco parece también dirigirse a esos aliados y patrocinadores guerreristas a quienes llamó la atención desde los inicios de la invasión rusa y pidió una negociación inmediata en vez de echar más leña al fuego.

Además de los llamamientos del papa, que no han tenido ningún efecto, la gira diplomática de su enviado, el cardenal italiano Matteo Zuppi, pasó desapercibida a pesar de su paso por Washington, Kiev, Moscú y Pekín.

El vaticanista italiano Marco Politi apunta que “Francisco está diplomáticamente aislado en el área de la OTAN”.

El presidente ucraniano Volodimir Zelesnki ha tenido que aprender de la forma más dura para su pueblo el valor de la máxima: Mejor y más seguro es una paz cierta que una victoria esperada, atribuida a un discurso de Aníbal, el general cartaginés, que reproduce Tito Livio.

Antes de comprometer a sus gobernados en un proceso violento y de tan alto costo como una acción militar, es indispensable que los gobernantes consideren sus objetivos y estrategias y darlos a conocer. Por ejemplo, si realizar la acción es indispensable, si su costo es controlable y calculado, si sus resultados aportarán un beneficio que por otras vías sería más difícil y costoso obtenerlo.


Aclaración solicitada por la Embajada de Francia a la nota “Guerra y Elecciones, la democracia a prueba en 2024” del 6 de marzo:

“El servicio militar obligatorio está suspendido en Francia desde 1997. Solo hay servicio militar voluntario. Esto no debe confundirse con el Servicio Nacional Universal.

El Servicio Nacional Universal (SNU) concierne a los jóvenes de 15 a 17 años. Tiene cuatro objetivos principales: transmitir una base republicana, reforzar la cohesión nacional, desarrollar una cultura del compromiso y apoyar la integración social y profesional. El Servicio Nacional Universal comprende dos fases obligatorias y una fase facultativa.

La fase obligatoria consiste en una estancia de cohesión de dos semanas fuera del departamento de origen, seguida de dos semanas (u 84 horas) de servicio comunitario durante el año.

Una tercera fase optativa ofrece a los jóvenes de entre 16 y 25 años la oportunidad de continuar su carrera inscribiéndose por un periodo de entre 3 meses y un año. Esta fase puede realizarse en el marco de un Servicio Cívico”.


 

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