Mundo Cumbre de la OTAN

El complejo reacomodo de piezas

La cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) realizada este 11 y 12 de julio en Vilna, capital de Lituania, reviste gran importancia geoestratégica, pues en ella se definen perfiles y proyecciones de las potencias occidentales.

Desde Vilna, Lituania

Pero es evidente que entre los líderes no hay una atmósfera de triunfo, sino de premura por conseguir una salida al conflicto que ya afecta a una Europa golpeada por la inestabilidad política y el ascenso de las expresiones de extrema derecha.

La llegada al poder de grupos intolerantes y autoritarios puede ser una mala mezcla con el fortalecimiento del gasto militar en los miembros de la alianza atlántica. Tal es el caso de la líder ultraderechista, nacionalista antiinmigración y número 2 del gobierno de Finlandia, Riikka Purra, quien se disculpó este martes por unas antiguas declaraciones racistas, muy criticadas dentro del Ejecutivo, informó AFP.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, con el presidente Gitanas Nauseda de Lituania durante un evento en una plaza de Vilnius donde fue ovacionado fue una sorpresa anunciada de la cumbre.

El caso se produjo dos semanas después de que otro ministro, también de su formación (el Partido de los Finlandeses), dimitiera por unas declaraciones pronazis que empañaron los primeros días del gobierno del primer ministro Petteri Orpo.

En paralelo a la cumbre, se reúnen en Vilna los jefes de Estado y Gobierno de la Alianza Indo Pacífico por lo que asisten el primer ministro de Corea del Sur o Japón y el de Nueva Zelanda. Mientras las estrategias defensivas y regionales las discuten los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de la OTAN. También, países que están aspirando a entrar en la organización como Bosnia y Herzegovina, Macedonia y Georgia.

La OTAN, desde la desaparición de la Unión Soviética, ha integrado 15 países europeos.

“El despliegue de infraestructuras militares de la OTAN cerca de las fronteras rusas se percibe en Moscú como una amenaza real para la seguridad del país”, dice a la AFP el politólogo Georgi Bovt.

Esto se hizo palpable en 2014 y desde entonces, particularmente, respecto de los intereses rusos en el mar Negro, que ha sido históricamente estratégico para Rusia.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, logró mover muy bien sus fichas para negociar su aceptación del ingreso de Suecia a la alianza y favorecer su propia aceptación en la Unión Europea.

Alcances de la cumbre

Cuatro puntos principales y evidentes parecen ser los alcances de esta cumbre realizada en Lituania:

-Ratificación de Stoltenberg por un año más.

-Compromiso a que todos los miembros gasten al menos el 2% de su PIB en armamento.

-Definir una ruta respecto al eventual ingreso de Ucrania en la OTAN.

-Acordar el ingreso de Suecia a la alianza.

No obstante, hay mucho más que eso el futuro de la OTAN que alcanza esta cumbre sin duda como un organismo fortalecido e integrado, liderado claramente por EE. UU.

“Los vínculos transatlánticos entre Europa y América del Norte han garantizado nuestra libertad y seguridad durante casi 75 años y, en un mundo más peligroso, nuestra alianza es más importante que nunca”, dijo el noruego, quien dirige la alianza desde 2014.

Joe Biden, actual presidente de EE. UU., y el secretario general de la OTAN, reelecto por un año más, Jens Stoltenberg, se felicitaron mutuamente por el fortalecimiento alcanzado por la alianza recientemente.

Saldo de 500 días de guerra

Además del doloroso saldo de vidas, dolor y destrucción que deja una guerra, las consecuencias estratégicas es necesario tomarlas en cuenta para plantearse una eventual salida al conflicto y una comprensión de sus orígenes y derivaciones.

Según informó la Agencia Francesa de Prensa (AFP), las promesas de ayuda militar hechas por la Unión Europea (UE) y los países de la OTAN en 500 días superan los 102.000 millones de euros (cerca de $112.000 millones).

Estados Unidos, quien lidera la alianza militar, está a la cabeza con 42.800 millones de euros, según los últimos datos del Instituto Kiel, que registra las armas prometidas y entregadas a Ucrania desde la invasión. Le siguen Alemania (7.500 millones) y Reino Unido (6.500 millones).

La mayoría de los países fronterizos con Ucrania y Rusia realizaron un enorme esfuerzo presupuestario. Un ejemplo es Polonia, que entregó 3.000 millones de euros de ayuda, seguido por Finlandia con 1.100 millones, los tres países bálticos con cerca de 1.300 millones o incluso Eslovaquia, con 600 millones.

El precio para Rusia

Mientras Rusia sale debilitada y desgastada en una guerra que ha sido fuerte y de un gran costo, aunque aseguró su salida y control de la costa del mar Negro y la rica zona del Donbas, el fortalecimiento de la OTAN como organización militar le da seguridad a sus miembros frente al eventual desarrollo armado de otras potencias y ofrece un escudo para nuevos socios que puedan querer integrarse.

Una consecuencia económica es la crisis inflacionaria mayor por las sanciones a Rusia, que ha golpeado significativamente a Europa, aunque ésta también logró una reducción de la dependencia directa de los combustibles rusos. Además, para los países europeos es importante que el poder de Putin mostró una fisura que pudo ser grave.

En el campo estrictamente militar se mostró el importante desarrollo y uso de armas teledirigidas probadas con éxito en la guerra contemporánea.

El proceso de integración de Ucrania a la OTAN es un hecho, pero quizás su requisito más importante, sin que nadie lo haya dicho explícitamente, es que termine la guerra.

Por ahora, se inicia la incorporación con la modernización de las instituciones de defensa y seguridad de Ucrania, el combate a la corrupción y la interoperabilidad logística con el resto de la alianza, así como remover la exigencia del Plan de Acción de Membresía (Membership Action Plan, MAP en inglés) ucraniano para acceder a la alianza y así acortar tiempo.

Previo a su aparición en la sede de la cumbre, Volodimir Zelenski mantuvo la presión criticando “la incertidumbre” y la “debilidad” de la OTAN por la incorporación de su país. “Ucrania merece estar en la alianza. Ahora no, porque ahora hay guerra, pero necesitamos una señal clara”, dijo el mandatario ucraniano en la víspera de la cumbre.

Y parecía que la escena de hace un año se repetía, las mismas palabras, los mismos reclamos, las mismas respuestas.

“Presentaremos una invitación para que Ucrania se una a la OTAN cuando los aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones”, dijo el secretario general de la alianza transatlántica.

Zelensky ha sido claro desde que se habló del plan de la gran contraofensiva hace unos meses, la cual aparentemente no tuvo el resultado esperado para Occidente.

Los señalamientos de Ucrania se concretan, Rusia avanza sin que todo el apoyo de las potencias de Occidente a Ucrania se traduzca en aplacar a Putin.

Si la guerra no se puede ganar, tampoco es sustentable

La guerra ha escalado en consecuencia de desgarramiento, destrucción y dolor, principalmente del pueblo ucraniano, pero no parece que vaya a permitir a ninguno de los bandos avanzar.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció en la cumbre que su país entregará a Ucrania misiles SCALP de largo alcance, los cuales se dijo que ya están en suelo ucraniano, mientras el ministerio de Defensa alemán anunció el envío de nueva ayuda militar por 700 millones de euros (unos $770 millones). Parece que los aliados occidentales quieren que el tiempo que la guerra se prolongue le cueste caro a Rusia.

El noruego Jens Stoltenberg ha estado al frente de la alianza por casi diez años y, ahora, ante el momento más importante desde su creación al final de la Segunda Guerra Mundial.

Después de la guerra

Pero el escenario para una salida negociada al conflicto requiere que Rusia haya perdido de alguna forma y que eso sea manifiesto.

500 días atrás, el ingreso de Ucrania en la OTAN era el pretexto para la invasión rusa, mientras Zelenski decía que era una forma de evitar dicha agresión y sus aliados occidentales le tomaban la palabra.

Ahora, el ingreso en la OTAN no parece ser excusa para Rusia que, en apariencia y tras haber asegurado su salida al mar Negro con la anexión de los territorios del Donbas Jersón Zaporitzhia, Luhansk Donetsk y Crimea, el resto de Ucrania no le preocupa tanto. Por otro lado, lo cierto es que Rusia y su ascendente poderío quedó contenida.

Si volvemos al escenario previo a la guerra, los países occidentales logran integrarse y definir, de alguna manera un bloque, fuera del cual los demás países se consideran alejados, poco amistosos, amenazas o enemigos.

La OTAN salió fortalecida con una exigencia de mayor cumplimiento de sus normas a sus miembros, dos de los cuales, Finlandia y Suecia, recién se suman.

Ese fortalecimiento de la OTAN supone un muro de contención para Putin, para quien buena parte de sus vecinos son aliados en esa fuerza que lo adversa.

  1. UU. logró un objetivo importante al colocarse como líder indiscutible de las potencias occidentales. Eso le servirá principalmente para la larga confrontación que le espera con China, a la que ha declarado la guerra comercial y geopolítica.
El primer ministro de Reino Unido, Rishi Sunak, y el presidente Biden celebran el anuncio hecho por el francés Emmanuel Macron de que había enviado los misiles de largo alcance Scalp a Ucrania.

Ucrania en la OTAN

La pregunta es ¿por qué es importante que se defina una hoja de ruta para la adhesión de Ucrania a la OTAN?

Pese a que el secretario Stoltenberg asegura que Ucrania debe ganar la guerra, esa aspiración no parece concretarse en el campo de batalla. La gran contraofensiva no tuvo el resultado esperado, la única posibilidad de que algo mejore para Ucrania estaría en el futuro, en una guerra prolongada o algún golpe de suerte inesperado, como fue la alzada de Prigozhin en Moscú hace unas semanas.

“Mi presidente sabe algo”, dijo sonriente a los periodistas el ministro de defensa de Ucrania Oleksiy Reznikov a su llegada a la cumbre a donde dijo que venía para firmar un acuerdo con sus colegas presentes.

La llegada de Volodimir Zelenski y su anunciada reunión con Biden al cierre de la cumbre sugieren que la decisión de que Ucrania integre la OTAN ya estaba tomada. Zelenski fue ovacionado el martes en un mitin en una plaza céntrica de Vilna.

Los lituanos tienen un sentimiento especial con la situación que vive Ucrania con Rusia, pues la historia de la autonomía e independencia lituana está marcada con la lucha particularmente con Rusia o la Unión Soviética.

En el emotivo acto donde se abrazó con el presidente Nauseda, los lituanos, que son miembros de la OTAN desde 2004, sintieron una gran identificación.

Finlandia entró en la OTAN en abril, con lo que ahora la frontera común de Rusia con la Alianza es de más de 2.500 kilómetros, casi el doble.

Por su parte, tras el acuerdo con Turquía esta semana, Suecia debería unirse pronto a la Alianza. El portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, señaló el martes que Turquía está “más orientada hacia Occidente que hacia Rusia” y pidió a las autoridades turcas que se quiten “las gafas de color rosa” porque según él “nadie quiere a Turquía en Europa”. Sin embargo, Erdogan sí parece haber logrado avances en su interés de ingresar a la Unión Europea.

La cumbre en Lituania parece haber sido un reajuste estratégico que obliga a medir con cuidado los siguientes pasos en un mundo que ya tomó un rumbo diferente en su ordenamiento geopolítico.

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