Deportes Javier de Lucas, entrenador:

Al fútbol de Costa Rica le urge profesionalizarse en todas sus áreas

Una mirada fresca y aguda de este estudioso del fútbol revela que en Costa Rica el balompié avanza poco en términos integrales y se juega a un ritmo impropio de los tiempos actuales.

En 1987 aterrizaba en una Costa Rica que desconocía, seducido por un paisano suyo llamado Juan Luis Hernández Fuertes, quien le convenció de que se viniera a jugar a la Asociación Deportiva Ramonense, pero para no dejar ningún cabo suelto, su futuro entrenador le mostró fotografías del estadio Alejandro Morera Soto, sede de su nuevo equipo, hasta que una ráfaga de realidad lo despertó en el Guillermo Vargas Roldán.

La anécdota resume lo que, ya para entonces, era Hernández Fuertes: no solo un gran entrenador, como lo demostró a lo largo de su carrera, sino también un encantador de serpientes.

De Lucas llegó San Ramón de 1987, tras su paso por el Alavés en Segunda División y haber hecho su etapa formativa en el Real Madrid. En la gráfica, de izquierda a derecha, de pie: Luis Gabelo Conejo, Henry Wood, Rodrigo Rojas, Rónald Chupepo Salazar y Víctor Rojas. De cuclillas: Norman Amores, Enrique Chacón, José Castro, Javier de Lucas, Claudio Rojas y Rónald La rata Pérez.

Y ese encantador de serpientes, que acaba de ser candidato a alcalde por Cartago, porque al final de la jornada se hizo costarricense, fue quien trajo, en 1987, a Javier de Lucas, un mediocampista de gran técnica que había hecho toda su etapa formativa en el Real Madrid, de los 9 a los 19 años, y que volvería al país 30 años después para descubrir, de nuevo, aquellos paisajes que en su oportunidad lo cautivaron y para reencontrarse con muchos amigos de aquella época.

De Lucas hizo la mayor parte de su carrera en la Segunda División, con equipos como el Alavés y el Elche.

Ahora —convertido en un entrenador categoría UEFA PRO, la más alta que se puede obtener en Europa, y en director de Futcoach10, una escuela de formación de entrenadores, y, sobre todo, en un estudioso y apasionado del fútbol—, comparte con los lectores del Semanario UNIVERSIDAD su visión del fútbol nacional.

Al puntualizar la realidad que se encontró la primera vez y la que ha visto en sus visitas más recientes, a partir de 2021, de Lucas no oculta su desazón por el estancamiento que observa en términos generales, en el que solo Saprissa y la Liga han dado pasos, de manera integral, para salirse de sus estrechos límites, mientras que al resto les espera una larga y ardua tarea para compensar las deficiencias en infraestructura, metodologías de entrenamiento, trabajo en ligas menores y un larguísimo etcétera que se desgrana a lo largo del encuentro.

A la entrevista, realizada en la sede del Semanario UNIVERSIDAD, llegó acompañado de Warren Granados, exfutbolista que jugó en Ramonense, la Liga, Cartaginés y formó parte de la Selección Nacional. He aquí un extracto de la conversación.

“El empresario tiene que poner a una persona de fútbol y dedicarse a gestionar y a mover dinero, pero veo que en Costa Rica los presidentes, los que mandan, quieren ser entrenadores. Los dirigentes quieren ser técnicos. El fútbol es para la gente de fútbol…”

¿Cómo analiza la exigencia del fútbol en la actualidad?

—Hoy los futbolistas son atletas. Tienen un control de todo: índice de grasa corporal, tienen que ir todos los días al gimnasio, hacen trabajo preventivo de lesiones, entrenamientos específicos. El futbolista de hoy está muy por encima de los de mi época. Estoy en una asociación de canteranos del Real Madrid y hacemos mejenguitas y algunos dicen: nosotros éramos mejores que los de ahora. Pienso lo contrario. Los futbolistas hoy vuelan, el ritmo es totalmente diferente. En aquella época había mucho talento, había más creatividad. Hoy en día, el nivel físico y los sistemas tácticos son un 60 por ciento de un futbolista.

¿Cómo volver a priorizar el talento, sin dejar de lado lo que has descrito en cuanto a lo físico y a la preparación?

—Hay una cosa que es básica: para ser futbolista tienes que nacer futbolista. Siempre digo: los papás se vuelven locos con los niños. Si los niños no valen para jugar al fútbol, pueden hacer deporte, estudiar, formarse y ser profesionales en otro campo.

Una base importante son las condiciones intrínsecas, luego está la disciplina, la alimentación, el entrenamiento, el entrenamiento invisible, la concentración, no beber alcohol, el nivel psicológico, etc., etc.

Es decir, hoy no basta con solo el talento.

—Hay un futbolista, Miguel Hoyos, al que le llamaban El Chino, que era de la generación de Iker Casillas y Alfredo Di Stéfano, llegó a decir que tenía una mejor zurda que Maradona. En un reportaje juntaron a todo el juvenil de esa época y coincidieron en que, en cuanto a condiciones, el mejor era Hoyos. Vicente Del Bosque dijo que fue el mejor que vio, pero Hoyos no llegó ni a jugar en Segunda División. No entrenaba bien, le gustaba el “alpiste”. No llegó a ser profesional y era el mejor de todos.

Javier de Lucas, además de haber dirigido en Primera Federación de España, se dedica a la formación de técnicos por medio de la academia Futcoach10. (Foto Kattya Alvarado)

¿Hoy en día prevalece un fútbol más de laboratorio?

—La sociedad actual condiciona al fútbol. Antes los niños jugaban en la calle, ahora está prohibido, por lo menos en España, donde hay cartelitos que lo indican. Hoy, en los clubes de élite, se buscan niños que midan 1.80, que tengan condiciones atléticas y, a partir de ahí, empiezan a trabajar técnica y táctica. Esos futbolistas, si miras lo inherente al fútbol, son un 7 u 8 en todo, pero ese detalle técnico, de magia, de futbolista de la calle, se ha perdido, porque el jugador hoy es más de laboratorio. Lo táctico y lo físico prevalece. Hoy, el futbolista es un atleta.

Porque tiene que hacer las dos funciones: ser bueno con la pelota y sin ella.

—Veo partidos del Milan de Arrigo Sacchi o del Real Madrid de la Quinta del Buitre con mi hijo, y me dice: “si vais andando, qué ritmo”, y hablamos del Milan y del Real Madrid.

Un equipo de alto rendimiento va más rápido en la actualidad. Hoy, el fútbol es control-pase, control-pase, control-pase. Hay muy pocos enfrentamientos uno contra uno. Pocas conducciones. Cuentas con los dedos de las manos a los jugadores que te van a hacer algo diferente, que sean capaces de superar a dos rivales. El resto es control-pase y velocidad de ejecución, que son dos de las carencias del fútbol de Costa Rica.

¿El talento obliga a Europa a mirar a América Latina?

—Cuando llegué a Costa Rica me sorprendió el nivel técnico. Los jugadores tenían unas condiciones excelentes, claro que luego, tácticamente, eran una chufa y en los entrenamientos no querían correr. Se hacían cuatro gilipolleces y fuera. En Suramérica, todavía el nivel socioeconómico es bajo y de ahí salen los futbolistas, porque no tienen Play, entonces, juegan al fútbol en la calle o en la playa. Esos futbolistas tienen unas condiciones que influyen totalmente.

Vinicius era un diamante en bruto, era una cabra loca, no sabía definir, ni cuándo conducir, cuándo finalizar. El que le forma es Carletto (Carlo Ancelotti). El suramericano trae algo diferente. El futbolista en Europa es un robot.

Llega a Costa Rica en 1987, vuelve ahora en 2024 y ¿qué diferencias se encuentra?

—Soy muy claro: quiero mucho a Costa Rica, pero aquí hay un problema muy grande. Solo hay dos equipos de fútbol profesional, así como te lo estoy contando, y son Saprissa y la Liga. Lo demás, a partir de ahí, es mentira. Solo estos dos equipos y, si me apura un poquito, Herediano y Cartaginés.

Es un fútbol semiprofesional. Dónde se juega, dónde se entrena, qué medios tienen, con qué comodidades cuentan los equipos, salvo los dos citados, el resto queda debiendo. Ahora se va a jugar en Santa Bárbara, ese es un campo de tercera en España.

El otro día estaba con Warren (Granados, exfutbolista de San Ramón y Alajuelense) y Gabelo (Luis Gabelo Conejo, mundialista de Italia 90) me decía que en España, en cualquier pueblecito, tienen mejores estadios que el 90 por ciento de los equipos de la Primera División de Costa Rica. Y eso condiciona al futbolista tico, es un problema. Con equipos que trabajan a un nivel de alto rendimiento, se nota la diferencia.

¿Cuándo nos había ganado Panamá? Y estoy hablando como si fuera tico. Jamás. Una vez fuimos a jugar unos amistosos y no tenían campos de fútbol, y ahora nos han vapuleado.

Hay que reflexionar y no engañarse. El fútbol de Costa Rica está totalmente estancado y se vive de Saprissa y Alajuela, que es lo que nos proyectan, pero están Guápiles, Liberia, Guanacasteca, Pérez Zeledón, etc. Me refiero en cuanto al conjunto del trabajo que se ha hecho, no a la calidad de los jugadores, pero no existen las condiciones para desarrollarse como futbolistas de élite.

En lo técnico-táctico, ¿qué ha observado?

—Se ha evolucionado, evidentemente, pero no con ese margen que tendría que haberse dado. Veo muchas cosas como hace 35 años: ritmo de juego, circulación de balón, es muy lenta, en el Chorotega, control-pase, control-pase, no se puede hacer. El campo del Santos de Guápiles no tiene césped.

En el Morera Soto es otra cosa, por ejemplo, pero de 40 partidos en la temporada solo juegas contra Saprissa y la Liga, en dos buenos campos, por lo que tu ritmo es de los campos malos.

Parece que los dirigentes no se dan cuenta, ¿hay que empezar por ahí?

—Todo es dinero en la vida. Saprissa cada vez es más poderoso con respecto a los otros equipos, excepto la Liga, porque tiene más publicidad, más socios, instalaciones, derechos, etc. Entonces, cada vez la diferencia entre Saprissa y Alajuelense, en relación con el resto de equipos, será más insultante.

En cuanto a la dirigencia, se concibe al revés. Aquí se criticó mucho a Agustín Lleida y, no lo digo por ser español, pero él trajo lo normal en el fútbol actual, y es tener una buena base, nutrir a la cantera y nutrir al primer equipo con tu propia savia.

La cantera tiene que tener buenos campos y muy buenos entrenadores y, aquí que me perdonen porque no quiero pecar de agrandado ni de prepotente, pero el entrenador tico no tiene esa formación, salvo contadas excepciones. No se puede ser entrenador con un curso de tres meses, por más internacional o mundialista que hayas sido.

Maradona fue el mejor y muy mal entrenador. Estudiar y formarte es necesario. En España las estrellas tienen que formarse y hacer los cursos, con 14 asignaturas por año y durante tres años. Tienen que estudiar metodología del fútbol, medicina deportiva, prevención de lesiones, dirección de equipos, reglamentación, lo técnico-táctico, derecho deportivo. No es solo saber de técnica o táctica, incluso hacemos cursos de cómo hablar en público.

Veo algunas ruedas de prensa y digo “¡madre mía!”. Juan Luis siempre decía que, además de serlo, había que parecerlo. Si eres entrenador debes comportarte como tal, no puedes hablar como el aficionado de la esquina.

Juan Luis lo trajo a Costa Rica de una manera especial.

—Me enseñó fotos del Morera Soto en lugar de las del Vargas Roldán.

Algunos periodistas tenemos la tesis de que Juan Luis fue fundamental para ir a Italia 90. ¿Qué piensa al respecto?

—El nivel que tenía San Ramón, tácticamente, era el mejor del país. A nivel técnico no tenía lo que representaban jugadores de Saprissa, Liga, Heredia y Cartago.  A nivel táctico, en el antiguo Estadio Nacional empatamos a uno con Saprissa y les metimos 25 fuera de juego. Tiramos la defensa, lo teníamos hipertrabajado. No podían atacarnos. Juan Luis estaba muy por encima del reto. Usó los chalecos, que nos criticaban porque calentamos con ellos, y ahora es habitual. Teníamos los tacos de tornillo para jugar cuando llovía, como en Limón.

Sus métodos de entrenamiento estaban muy por encima del resto. Había estado siete u ocho años en ligas menores en el Real Madrid y poseía unos conocimientos por encima de lo que había aquí.

Eso no se ha vuelto a ver. Ese elemento diferenciador. Eso explica que estemos tan estancados.

El entrenador español Javier de Lucas durante la entrevista en el Semanario UNIVERSIDAD con el periodista José Eduardo Mora (Foto W. Granados)

¿Tan grave es la situación?

—Warren tiene una quiñiela del campeonato. Cuando estamos juntos, coge el móvil y me dice: “a ver Tito”, porque en familia aquí me dicen así, “¿cómo quedan Santos-Herediano?”, y yo le digo de inmediato que gana Herediano, porque los demás equipos están muy por detrás.

Hay excepciones en cuanto a entrenadores, por ejemplo. Jeaustin Campos, a nivel personal no sé cómo es, no le juzgo, a nivel táctico es preparado, he visto a Saprissa y Herediano muy trabajados, cada uno sabe qué hacer, sus transiciones y, en cambio, he visto otros entrenadores con nombre que son una verbena.

Ves el trabajo de otros y es nulo lo que proponen. Nula la salida, nulas las transiciones, quién corre, quién va a los espacios, quién hace los desdoblamientos y están dirigiendo en Primera División.

Hay mucha falencia en estrategia en el planteamiento de los partidos, ¿cómo dar un salto cualitativo en este campo?

—Vuelvo a la formación. El entrenador no se puede hacer trampas al solitario. No se puede engañar así mismo. Si tengo que jugar feo, ataque directo, mucha presión, segunda jugada, porque es lo que tiene mi equipo, juego a eso, solo que voy a trabajarlo. No es criticable que un equipo se meta en bloque bajo, líneas juntas, tapar los pases, robar y salir, o ataque directo. Eso es fútbol y aquí se critica mucho.

El Real Madrid juega de una forma. El Barcelona de otra. Ahora, vete al Osasuna o al Valladolid, crees que van a jugar igual. El modelo de juego es diferente.

Conoce Costa Rica y tiene amigos, ¿le interesa compartir sus conocimientos con el fútbol nacional como entrenador?

—Es un país que me encanta y estaría encantado que me dejasen entrenar, que vean el trabajo. No vengo de inventor: me baso en lo que he visto.

Pero hay que entender que en el fútbol, como en la vida, no hay milagros.

—Abogaría por un trabajo de base profesionalizado,una metodología moderna. Veo que traen jugadores de 38 años, ¿a qué vienen todos esos? Hostia, solo les falta la andadera.

Hay que formar a los niños, a los jóvenes, con entrenadores bien preparados para abastecer al primer equipo.

Si ese es el camino, ¿por qué no se sigue en el país?

—El empresario tiene que poner a una persona de fútbol y dedicarse a gestionar y a mover dinero, pero veo que en Costa Rica los presidentes, los que mandan, quieren ser entrenadores. Los dirigentes quieren ser técnicos.

El fútbol es para la gente de fútbol. Puede ser un muy buen financiero, muy buen empresario, pero no tiene ni puñetera idea de lo que es fútbol; entonces, pon una persona de fútbol.

Si eres muy buen empresario, dedícate a la empresa, a traer dinero, recursos, a vender la marca. En el área deportiva que esté una persona que sepa lo que hace. No estoy inventando nada. Es organización pura y dura.

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