Cultura

Vargas Llosa se despide del periodismo  

El Premio Nobel de Literatura puso fin a su etapa como columnista, tres meses antes se había despedido de la novela, y prepara su último ensayo, que estará dedicado a Jean Paul Sartre.

Tan solo tres meses después de haberse despedido de la novela con Ledico mi silencio, el escritor peruano Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perús, 87 años) hace lo mismo con el periodismo, género que cultivó desde que tenía 16 años.

El domingo 17 de diciembre se publicó en el diario español El País, su última columna Piedra de Toque, un espacio quincenal en el que Vargas Llosa compartía con sus miles de lectores sus diferentes puntos de vista sobre la realidad social, económica y política, tanto de Europa como de Iberoamérica.

A el ganador del Premio Nobel de 2010 y miembro del boom latinoamericano, que marcó la segunda mitad del siglo XX de la literatura en español, se le reconocía por su talento como narrador, pero muchos lectores de su ficción lo rechazaban como columnista, por sus posiciones ideológicas, cercanas a la derecha a partir de un giro que marcó su vida a inicios de los años setenta, cuando empezó a manifestar su descontento con el mundo socialista, en especial por lo que sucedía en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y en Cuba, de la que se separó de manera definitiva tras el caso Padilla, en 1971.

Vargas Llosa perteneció a esa estirpe de escritores que necesitaban una conexión con la realidad para mantenerse vinculados a ella y salirse de esa forma de su torre de marfil, como él mismo lo dijo en la entrevista de despedida del columnismo, publicada este 17 de diciembre.

En Hispanoamérica, la lista de escritores-periodistas es amplia, pero se pueden citar a modo de ejemplo a José Martí, Rubén Darío, Azorín, Tomás Eloy Martínez, Carlos Fuentes (centrado en el columnismo), Elena Poniatowska, Francisco Umbral y Gabriel García Márquez.

Al columnismo –aunque en su caso también, sobre todo de joven, hizo reporterismo–, Vargas Llosa le dedicó, en esta última etapa, 33 años en Piedra de Toque. La primera entrega la realizó un domingo 2 de diciembre de 1990, en un texto titulado “Elogio de la dama de hierro”, dedicado a Margaret Thatcher.

En columna de despedida, escribió: “El único consejo que transmito a los jóvenes que se inician como escritores en la prensa diaria: decir y defender su verdad, coincida o discrepe con lo que el diario defiende editorialmente”.

Y en la entrevista con Andrea Aguilar, del 17 de diciembre, daba este consejo a jóvenes escritores de opinión: “Jean-François Revel decía que la columna debe ser una idea. Si hay más, se dispersa y pierde eficacia. No significa que en el desarrollo no pueda haber más cosas, pero debe haber un centro. Y lo otro es que opine con integridad, sin importarle el efecto que pueda tener en amigos o enemigos, o incluso si discrepa con la línea del medio donde uno opina”.

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