Una muestra en el Museo Calderón Guardia destaca el aporte de mujeres en el arte costarricense en el período 1900-1980, y es fruto de una investigación de Susana Sánchez Carballo y Sussy Vargas Alvarado, la cual estará disponible hasta el 9 de abril.
La propuesta, que se exhibe en el Museo Rafael Ángel Calderón Guardia y una parte en el Museo de Jade, se denomina Cronologías de lo invisible. Expresiones estéticas de mujeres artistas 1900-1980 e incluye tanto a artistas nacidas en el país, como a aquellas que desarrollaron su obra en Costa Rica, aunque tenía otra nacionalidad.
El trabajo es producto de la iniciativa de Sánchez y Vargas, quienes con recursos propios desarrollaron toda la investigación, la cual ha contado con el aporte de obras artísticas procedentes tanto del ámbito privado como del público.
“…Nunca se han mostrado en el país dos museos llenos de artistas mujeres y mucho menos de producciones de 1900 a 1980”, Susana Sánchez.
Una tercera etapa del proyecto se podrá observar en la Biblioteca Nacional a partir de mayo. Cronologías de lo invisible se presenta en el mes de marzo en el contexto de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
“La investigación consta de dos partes. Tanto Sussy Vargas como yo, de manera independiente estábamos buscando información de mujeres artistas en diferentes disciplinas como música, o de las mujeres presentes en el Repertorio Americano o cuántas mujeres artistas visuales aparecían en las colecciones estatales. Eso lo empecé a hacer a partir de 2012 motivada por la poca información que existía en la Escuela de Artes Plásticas. Eso generó una inquietud sobre qué tanto existía de patrimonio y mujeres artistas. Ya en 2018 Sussy Vargas y yo nos dimos cuenta de que estábamos investigando sobre mujeres y unimos fuerzas para trabajar de manera conjunta”, explicó Sánchez.
Los primeros resultados del proyecto investigativo, que incluye a 63 mujeres estudiadas en el período 1900-1980, se presentan en las tres exposiciones, de las cuales ya se han inaugurado la del Museo de Jade y la del Calderón Guardia”, recordó Sánchez.
“De cada una de las mujeres se podría hacer una exposición individual, porque hemos encontrado mucho material de archivo”.
La investigadora precisó que “hay hallazgos como un mural de Johana Riera, que fue una ceramista, hay un mural que pertenece a la colección del Instituto Nacional de Seguros. Hay un mural que siempre se ha adjudicado a Manuel de la Cruz González, y determinamos que había sido hecho entre los dos, pero se le atribuía a Manuel de la Cruz, a pesar de que estaba firmado por Riera. Ese es un caso, un pequeño ejemplo”.
Agregó que “hay muchos casos más de mujeres artistas presentes en las colecciones estatales de los principales museos del país como el Museo del Banco Central, el Museo de Arte Costarricense y el Museo Nacional, que no se exponen tantas veces como se debiera o que, por ejemplo, en exposiciones colectivas no se presentan”.
Otro de los hallazgos fue que existían lazos estrechos entre las mujeres artistas, como por ejemplo las colaboraciones creativas que se daban.
“Margarita Bertheau tenía un taller de acuarelistas que salían a pintar, como al estilo de los impresionistas, y se hacía en el espacio público. Gisela Stradtmann menciona que Margarita era una maestra, una madre, una amiga. Esos lazos de sororidad, de fraternidad y de colaboración realmente nunca se han mencionado en la historia del arte costarricense”.
Sánchez resaltó que las exhibiciones en el Museo de Jade y en el Calderón Guardia “son una oportunidad para apreciar el arte que se adquirió con dineros de todos los costarricenses. Además, por primera vez se muestra de manera conjunta la obra de 63 mujeres creadoras. Incluso, por primera vez se muestra arte de Libia Artavia que lleva más de 70 años sin exponerse, pues la última vez que se mostró fue en la década de los 30 del siglo pasado, quizá porque pertenecía a una colección privada, pero también porque nunca se le dio la importancia a ella y a otras mujeres artistas”.
“Se está mostrando un patrimonio artístico que pertenece a toda Costa Rica, porque la mayoría viene de colecciones estatales. Se está presentando una muestra mucho más inclusiva de lo que es el arte costarricense”.
Según Sánchez, como bien dice la escritora Grace Prado Ortiz, “hay una parte del patrimonio costarricense que no se ha estudiado y es el que fue hecho por las mujeres. Es indispensable que conozcamos las historias y el trabajo y el legado de estas mujeres, que fue muy importante en su época, como Elmira Losilla, que fue aceptada en México como maestra de grabado y que aquí no se menciona. Realmente es un evento que no tiene precedentes. Nunca se han mostrado en el país dos museos llenos de artistas mujeres y mucho menos de producciones de 1900 a 1980”.
En mayo, recordó, vendrá la exposición en la Biblioteca Nacional con los archivos sobre mujeres creadoras.
Entre tanto, Vargas detalló que “la muestra surge como una preocupación por parte de nosotras como artistas e investigadoras de la poca información sobre mujeres en el arte en Costa Rica y su invisibilización histórica”.
Añadió que, “tanto Susana Sánchez como yo, hemos sido las curadoras e investigadoras y productoras de todo el proyecto que ha sido totalmente autogestionado, las instituciones han facilitado su espacio y equipos, además de las obras. Estamos mostrando obras de diferentes colecciones estatales: Instituto Nacional de Seguros (INS), Museos del Banco Central, Museo de Arte Costarricense, Museo Nacional entre otras y colecciones privadas”.
Las artistas costarricenses cobran rostro en Cronologías de lo invisible, ya disponible en el Museo Calderón Guardia y en el de Jade, en una propuesta sin precedentes en la historia del arte nacional.
