Cultura

El inolvidable Ricardo Mora ya tiene su biografía  

El libro indaga en la vida y obra del gran compositor costarricense, fallecido en 1994 y cuyas creaciones se mantienen vigentes, gracias a su incuestionable calidad.

El 6 de diciembre de 1939 en la sede de Radio para Ti, en San Pedro de Montes de Oca, se grabó la primera versión de “Noche inolvidable”, del compositor Ricardo Mora, que ese mismo día, desmotivado por el tratamiento que recibían los artistas nacionales, vendió su guitarra en la cantina Washington Bar, cerca del Parque Central, y apagó un poco las penas con nostalgia y alcohol.

La historia referida se desprende del libro Ricardo Mora, biografía, del escritor Mario Zaldívar, quien de esta manera suma un texto que recoge el desarrollo de uno de los compositores costarricenses que más hondo caló en la música popular del país.

“Noche inolvidable”, la principal y más reconocida composición del maestro Mora, fue grabada por primera vez en la voz del niño Eduardo Blanco, quien ese entonces tenía diez años y se ganaba la vida vendiendo lotería en las calles de San José, y era asiduo partícipe de los concursos de programas de radio que para la época proliferaban.

Con el ojo clínico que ya empieza a desarrollar Mora, escuchó cantar al niño Eduardo Blanco y fue entonces cuando lo invitó a que grabara “Noche inolvidable”, que se convertiría en un un himno al amor y que trascendería las fronteras, y sería interpretada por artistas de renombre en América Latina.

La calidad de las composiciones de Mora fue tal, que Julio Jaramillo grabó un disco exclusivo con sus creaciones. (Foto: El sol de México)

Al recordar la noche en que se grabó por primera vez su canción más famosa, logro obtenido a sus 25 años —había nacido un 22 de febrero de 1915 y murió el 9 de marzo de 1994— Mora precisó: “Eduardo Blanco se fue para su casa y los adultos nos fuimos para San José, a una cantina llamada Washington Bar, que en ese momento estaba en la esquina del Parque Central; era un lugar de bohemios. Al entrar a la cantina me encontré con Beto Sequeira, un sastre que siempre quiso comprarme la guitarra. Yo conservaba el instrumento con mucho cariño porque lo había hecho mi padre, junto con otro que hizo para el famoso guitarrista Agustín Barrios, ‘Mangoré’, cuando este pasó por el país”.

Sí, la decepción del gran compositor era tal, que esa noche le pudo el dolor del desaire que operaba en general para la música producida en Costa Rica y que hacía que los incentivos fueran nulos, y fue cuando cedió a la tentación de deshacerse de su instrumento favorito.

“Esa noche vendí la guitarra en ochenta colones porque estaba decepcionado de la música. Con el dinero de la venta de la guitarra nos tomamos unos tragos y horas después comenzaron a llegar varias personas asombradas por la calidad de los boleros que habían escuchado en Radio para Ti, a las ocho de la noche”.

Lo que no sabía y se resalta de maravilla en el libro de Zaldívar era que, justamente, esa noche sería inolvidable, como su propia composición, porque tal y como se lo había prometido Efraín Granados de Radio para Ti, al programarse la canción citada y “Por qué me engañas corazón”, se daría una vuelta de tuerca y la pieza comenzaría a ganar adeptos hasta el día de hoy.

El escritor Mario Zaldívar recoge con minuciosidad las principales facetas de la vida de Ricardo Mora, en una biografía que los amantes de la música popular estaban esperando. (Foto: Kattya Alvarado) (PARA USAR ABRIENDO LA PÁGINA DOS, POR FAVOR)

Aciertos del compositor

Zaldívar en su biografía da diferentes puntos de vista sobre Mora, quien venía de un Puriscal eminentemente agrícola, de una familia de escasos recursos y de un padre que se abrió camino en la vida a puro esfuerzo y tesón, y que gracias a algunos negocios pudo trasladar a su familia a San José allá por 1935.

En ese contexto, sin mayores posibilidades para estudiar, el futuro compositor fue descubriendo sus caminos a pura intuición, aunque la vocación por la música sí fue una manifestación temprana y sería la que lo acompañaría en toda su vida.

En relación con “Noche inolvidable”, que merece una especial atención, por lo que ha representado la composición, la cual incluso fue grabada por la orquesta francesa de Caravelli, dirigida por el maestro Claude Vasori, se deben puntualizar algunos aspectos. Antes de ello, así versa la canción:

“Noche inolvidable fue aquella noche

cuando en aquel bello puerto le hablé de mi amor

con el mar y la luna que fueron testigos

de aquellas horas felices que a su lado viví

hoy al volver otra vez

con angustia recuerdo

aquella noche inolvidable

que no volverá

noche con tu luna y tu mar

hoy me traes el recuerdo

de aquel que en mi vida

fue mi único amor

noche si volviera encontrarla

y besarla otra vez a la orilla del mar

cuánta tristeza profunda ha dejado en mi alma

aquel amor que por siempre me robó la calma

noche si la vuelves a ver dile que vuelva

que siempre la espero que no puedo olvidarla

noche dile que nunca me olvide

que siempre le tengo abiertas las puertas de mi corazón”.

En Ricardo Mora, biografía, Zaldívar interpreta elementos de la canción y por su larga experiencia con la música popular, conviene escuchar de forma atenta sus reflexiones:

“Este bolero tiene una estructura armónica muy particular, pues no sigue el patrón de estrofas uniformes, donde las dos primeras obedecían a la misma notación para dar paso a una tercera diferente y retomar con una cuarta estrofa con la misma armonía de las dos primeras. Mora se desmarca de ese modelo y se lanza a un formato singular”.

“Tampoco existe rima específica y, como se puede ver, la extensión de los versos de cada estrofa es irregular. Con todo, el experimento fue un éxito porque el soporte melódico es extraordinario; este es el elemento esencial de esta canción inmortal”.

En cualquier momento que el lector quiera escuchar una versión de la pieza, si no la tiene en casa, puede ir a Youtube, por ejemplo, y toparse con las interpretaciones de Rafa Pérez y Gilberto Hernández.

La canción, como sostiene Zaldívar, no en vano se ha mantenido vigente desde 1939 y el fenómeno de pasarse el testigo de generación en generación se ha dado, lo que evidencia su solidez como composición.

Lo que a continuación revela el autor del libro es capital para, por esta vía particular, ir entendiendo el personaje en general y su capacidad innata para crear canciones que se quedarían para siempre en el alma de los latinoamericanos, porque su arte trascendió las fronteras costarricenses, pese a que en aquellos tiempos no existían, ni por asomo, las facilidades de promoción con que hoy cuentan los músicos y artistas.

“De acuerdo con el análisis anterior, se puede deducir que Ricardo Mora primero tuvo en mente la melodía de la canción, después escribió la letra y, finalmente, puso las notas respectivas; es decir, el orden fue melodía, letra y armonía.

Independientemente del método de trabajo del autor, se percibe el enorme talento de nuestro biografiado para alcanzar una pieza memorable conjugando estos tres elementos en dicha secuencia”.

Melodía, letra y armonía: al arte se llega por muchos senderos y fue los que recorrió Mora, quien además de dedicarse a componer y formar en su momento su propio conjunto musical, también heredó el oficio de su padre Emmanuel Mora, pues se hizo experto en fabricar guitarras.

Quizá esa sensibilidad de construir y pulir el más popular de los instrumentos musicales, haya sido otra de las formas misteriosas por las que el compositor fue afinando y atrayendo todo tipo de elementos, para dejar para la posteridad y las generaciones venideras piezas que atrajeron a directores como Gilberto Murillo o el propio Otto Vargas.

“Cada compositor tiene su propia manera de realizar su obra; sin embargo, sabiendo que Mora no sabía leer música, se supo que la tarea armónica fue la última del proceso, posiblemente con el apoyo de otra persona que tenía los conocimientos técnicos adecuados”.

De acuerdo con el propio Mora, en 1979, “Noche inolvidable” tenía 30 versiones distintas, y entre quienes habían grabado la pieza se encontraban, entre otros, Rafa Pérez, acompañado por la orquesta de Gilberto Murillo y con los arreglos de Otto Vargas, como bien se puntualiza en el volumen, que salió al mercado hace tan solo un mes.

También hay grabaciones de Gilberto Hernández. De igual manera, la cantante brasileña Sadia Silú interpretó la melodía.

El reconocido artista ecuatoriano Julio Jaramillo fue otro de los que se hizo eco de “Noche inolvidable” y de muchas otras composiciones de Mora. Que este cantante haya difundido ampliamente la obra de Mora refleja la calidad y la altura que llegó a alcanzar el compositor nacional, dado que en América Latina Jaramillo fue uno de los artistas con mayor repercusión.

En México también fue difundida la canción por intermedio de la Sonora Santanera. A ellos se unió el ya citado Caravelli, como se conocía a Vasori. Sobre él, apunta Zaldívar: “Esta grabación elevó el estatus profesional de Ricardo Mora, pues el prestigio mundial de Caravelli está fuera de toda discusión. El arreglo del maestro francés es sublime”.

Héctor Zúñiga, Ricado Mora y Jesús Bonilla (de izquierda a derecha) representan a tres destacados compositores nacionales. (Foto: Ricardo Mora, biografía)

Encuentro magistral

La biografía de Ricardo Mora es un libro que los seguidores de la música popular costarricense reclamaban y nadie mejor para concretar esa tarea que Zaldívar, quien desde hace muchos años es el mayor estudioso de la música nacional en este apartado.

Los libros sobre Ray Tico, la Orquesta de Lubín Barahona y los Caballeros del Ritmo, Otto Vargas, Mario Chacón y Rafa Pérez respaldan lo antes afirmado.

Y precisamente es el encuentro entre Pérez y Mora uno de los aspectos que destacan en la biografía, porque el disco a que ambos dieron pie, es uno de los de mayor éxito en el ámbito de la música popular nacional.

Los boleros de Mora hallaron en la voz de Pérez al intérprete idóneo para llegar a los corazones de los costarricenses y desde aquella época pionera se mantienen intactos entre quienes le dan a la música popular el lugar que se merece.

De aquella fusión de talentos surgió el LP Rafa Pérez interpreta a Ricardo Mora y que incluyó las siguientes canciones: “Por qué me engañas corazón”, “Fuiste tú”, “Carmen”, “Ya no quiero que vuelvas”, “Es inútil”, “Noche inolvidable”, “En secreto”, “Recuérdame”, “Mala suerte”, “Junto a ti”, “Triste final” y “Calla corazón”.

“Uno de los grandes momentos de la música popular costarricense fue el encuentro del compositor Ricardo Mora con el cantante Rafa Pérez. Para ambos fue un punto de despegue de sus carreras, pues a partir de ahí, Mora se convirtió en el más importante compositor de boleros del país y Pérez se consolidó como la voz romántica de Costa Rica. Eso fue en el año 1959…”, cuenta Zaldívar en el volumen aquí reseñado.

Bohemia y sueños

En Ricardo Mora, biografía, se recogen distintos pasajes del compositor, que pese a su éxito con la música popular, nunca se olvidó de sus raíces puriscaleñas e incluso llegó a escribir y dedicar una canción a su tierra natal.

Entre las distintas facetas que se retratan en el texto de Zaldívar, está la vida bohemia que prevaleció durante una etapa de la vida de Mora, así como el encuentro con grandes de la música internacional.

Uno de ellos fue Julio Jaramillo, ese cantante ecuatoriano que al igual que Daniel Santos se convertiría en una celebridad de la música popular latinoamericana.

Cuando Jaramillo estuvo en Costa Rica se contactó con Mora y lo visitó en el taller de guitarras que el compositor tenía en La Dolorosa.

Como narra Zaldívar, no fue nada difícil que compositor e intérprete se entendieran, dado a que ambos eran amantes del bolero, la guitarra, el amor a las mujeres y la bohemia.

No en vano Jaramillo realizó 30 grabaciones con canciones que salieron de la inspiración de Mora.

“Escúchame”, “En mi delirio”, “Bolero nupcial”, “Mi error”, “No se lo digas”, “Cuídalo bien”, “Amiga”, “Viaje perdido”, “Dame tu corazón”, “Sin palabras”, “Fango negro”,  “Añorando”, “Veneno maldito”, “Noche inolvidable”, “Por qué me engañas corazón”, “Sin rumbo” y “Vete”, fueron algunas de las piezas interpretadas por Jaramillo y que fueron compuestas por el ingenio de Mora.

Incluso, los dos participaron en presentaciones musicales en San José, junto con el acompañamiento del Zurdo Rivera y Pepe Jaramillo, hermano del cantante.

De modo tal que a lo largo de su vida artística Mora sí logró confirmar que muchas de sus composiciones alcanzaron el vuelo soñado y recibieron el reconocimiento que se merecían.

Ricardo Mora, biografía se ocupa de muchas vertientes en la vida del compositor, por lo que aquellos que deseen ahondar en su figura encontrarán en el libro un texto imprescindible.

Y como la mayoría de las biografías escritas por Zaldívar, están llenas de detalles y hallazgos, tanto en la narración como en el ámbito visual, porque el texto se acompaña de excelentes imágenes.

También, la biografía de Mora se caracteriza porque no es un libro para leer de corrido, sino, por el contrario, para degustarlo despacio, como si de fondo se escucharan magníficos boleros a los que se debe de prestar atención sin prisas ni agobios.

Y así es como se reafirmará al gran compositor que fue Ricardo Mora y se descubrirá el entorno en el que se desarrolló, gracias a la calidad innata de sus creaciones.

Queda claro, entonces, que aquella idea del miércoles 6 de diciembre de 1939 de apartarse de la música, por el nulo reconocimiento que entonces recibían los artistas en Costa Rica, solo fue un signo de soledad y frustración, porque el destino le tenía reservado al compositor un lugar de privilegio en la música popular nacional y latinoamericana, y es la historia que se recoge con oficio de orfebre por Zaldívar en Ricardo Mora, biografía.


Portada de la biografía de Ricardo Mora.

Un libro esperado

Los seguidores de Ricardo Mora hace rato que esperaban el libro que ahora publica el escritor Mario Zaldívar y que lleva por título Ricardo Mora, biografía, en el que se indaga en la vida y obra del gran compositor puriscaleño.

EN VENTA: Librería Expo 10, Cantina La Bohemia o se pueden hacer pedidos al 8921-7025.

VALOR DEL LIBRO: ₡10.000


 

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