Cultura

El hito de Escuela Para Todos en la Centroamérica rural  

Escuela para Todos, que surgió al amparo del Icecu y su programa “Oigamos la respuesta”, se ha convertido en un libro-almanaque de referencia para millones de pobladores de la región.

Después de medio siglo de llegar a los hogares de la Centroamérica rural, más de 20 millones de ejemplares publicados y de convertirse en un hito de la educación no formal, el libro-almanaque Escuela Para Todos sigue desafiando las previsiones y continúa con una sólida vigencia en los tiempos de Internet.

Para el 2021 y dada la influencia de la pandemia, el tiraje de la edición número 56 fue de 200.000 ejemplares, debidamente certificados por la Corporación en Servicios Integrales de Asesoría Profesional, con sede en México, pero su publicación por lo general se sitúa entre los 300.000 y los 400.000.

La primera edición del libro-almanaque se publicó en 1966, luego de que la ley 1532 fuera aprobada el 18 de octubre de 1963. (Foto: Fundación Escuela Para Todos).

La primera edición se publicó en 1966 y su surgimiento se enmarca como consecuencia de la creación del Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura (Icecu), que surgió de la ley 1532, aprobada el 18 de octubre de 1963, la cual fue presentada por el entonces diputado Christian Tattenbach.

El libro surgió después de que el programa radiofónico Oigamos la respuesta saliera al aire y se hizo porque muchos de los oyentes querían tener algún material impreso para consultar con más calma los temas de su interés, cuenta José Miguel Yglesias, actual director de la Fundación Escuela Para Todos.

En realidad, en un principio el programa radiofónico se llamó Escuela Para Todos y luego se denominó Oigamos la respuesta y aquel nombre se le trasladó al libro.

Hoy, aunque tienen como tronco común el Icecu, el espacio radiofónico sigue impulsado por el Instituto, mientras que la Fundación Escuela Para Todos se encarga del libro. Ambos proyectos se realizan sin fines de lucro y llegan a miles de hogares de Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Panamá y Belice.

Manuela Tattenbach y Roderich Thun Stotzingen idearon el Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura (Icecu), que daría a su vez origen al libro Escuela Para Todos, en la finca Guayabillos, en las faldas del volcán Irazú. (Foto: Icecu).

LA GRAN CLAVE

El acierto y el éxito del libro-almanaque se basa en que los temas tratados son escritos en un lenguaje sencillo, asequible, preciso y bajo el amparo de expertos que nunca firman los artículos, situación que no ha variado tras medio siglo.

El espíritu de esa búsqueda se lo impregnaron el austríaco Roderich Thun Stotzingen y Manuela Tattenbach, quienes al tener contacto con los campesinos costarricenses se dieron cuenta de la necesidad de contar con instrumentos educativos a su alcance.

Durante los últimos dos años, dos de los docentes hemos utilizado el libro almanaque Escuela Para Todos como libro de lectura. De lo que puedo contar de ello es que hemos encontrado un libro muy completo en cuanto a contenidos se refiere”,  Edwin Osvaldo Paau Choc.

“Ya casados Manuela y Roderich Thun Stotzingen se vinieron a vivir a la finca Guayabillos en las faldas del volcán Irazú. Los vecinos empezaron a acercarse a hacerles preguntas sobre temas como los astros, la luna, la astronomía, y eso fue una experiencia muy rica para ellos, que no eran ni técnicos ni expertos en esos asuntos. Los vecinos que se acercaban no sabían ni leer ni escribir.  Mientras don Roderich les daba charlas, doña Manuela empezó a enseñarles a leer y a escribir”, recordó Yglesias.

Esos encuentros hicieron que Thun y Tattenbach impulsaran el proyecto que le permitiera a miles de campesinos de Centroamérica tener un contacto con el conocimiento, pero partiendo de una forma asequible, de forma que la información no se perdiera en el pseudo lenguaje de los especialistas.

Uno de los mayores aciertos a lo largo de 56 años en el caso del libro es que siempre ha existido un diálogo con los lectores, quienes son los que por medio de preguntas por carta, en los años previos a Internet, planteaban las inquietudes de los asuntos que deseaban conocer.

“Pensaron en una forma de llegar al campo. Era el tiempo de la radio. Y fue cuando planearon hacerlo por medio de un programa radiofónico”.

El siguiente paso fue el libro-almanaque Escuela Para Todos, que aunque mantiene un ligamen histórico con Oigamos la respuesta, aunque en la actualidad la Fundación se maneja de forma independiente desde el punto de vista administrativo.

Fiel a ese espíritu de que primero está la comunicación, el libro resultó un acierto desde su primera edición en 1966, y uno de los puntos fuertes es la claridad con que se desarrolla el abordaje de los artículos de la más diversa índole.

Para ello no solo existe un decálogo de cómo escribir con claridad que emplea el citado libro, sino que existe lo que en la Fundación denominan la “R-2”, o segunda redacción.

Esta segunda redacción consiste en que una vez expresado el criterio del especialista, el grupo de redactores se dan a la tarea de que el texto sea entendible por cualquier lector, sin importar su escolaridad.

Este punto es crucial y es piedra angular del éxito de la publicación, que llega a cientos de rincones de Centroamérica, donde los campesinos se nutren de una gran variedad de conocimientos.

“Roderich recordaba que su madre le leía historias de niño, y sobre esa base y experiencias vividas en Alemania y Austria, donde él había conocido publicaciones tipo almanaque que traían cuentos e historias, es que se crea el libro. Ya llevamos 56 ediciones con más de 20 millones de ejemplares publicados, con lo cual en América Latina es uno de los libros, sino el que más, de más amplia difusión”, destacó Yglesias, quien está ligado al proyecto desde su surgimiento, primero de manera indirecta, después en la junta directiva desde hace 20 años y, finalmente, como director desde hace diez.

Las ediciones de Escuela Para Todos han sido coleccionadas por sus lectores a lo largo de más de medio siglo. (Foto Fundación Escuela Para Todos).

MIRADA INTERNA

Para tener una mirada interna de por qué el libro-almanaque Escuela Para Todos ocupa un lugar preferencial entre miles de campesinos centroamericanos, basta con hacer un breve recorrido por algunos de sus artículos, para constatar la manera sencilla, directa y clara con que escriben los textos.

Así, en la página 74 de la edición 2021 en el artículo “Guardianes de la naturaleza”, se lee: “Centroamérica tiene unos 552 mil kilómetros cuadrados y más de 45 millones de habitantes. Tiene menos del 1 por ciento del territorio del planeta, pero en la región vive, aproximadamente, el 7 por ciento de todas las especies de plantas y animales del mundo”.

¿Quién podría perderse en este párrafo que va directo al asunto y que recurre a una estructura básica del castellano?

Acto seguido, agrega el articulista: “Se calcula que, desde hace unos 70 años, ha desaparecido más de la mitad de los bosques de la región”.

O al hablar de la “Guayaba y la diabetes”, se apunta en el siguiente texto: “En Centroamérica se calcula que más o menos 8 de cada 100 personas mayores de 20 años sufren de diabetes. Esa enfermedad se produce cuando un órgano del cuerpo llamado páncreas no funciona bien y se acumula mucha azúcar en la sangre”.

El ejercicio de claridad en esta última cita no requiere ninguna explicación, pero sí el elogio abierto.

Por esa razón, Pablo Salazar Carvajal, profesor en la Escuela de Derecho de la Universidad de Costa Rica (UCR), recomienda a sus alumnos la lectura de Escuela Para Todos en los cursos “Métodos de Investigación” y  “Razonamiento Jurídico”.

Al consultarle al autor del Diccionario Jurídico del Poder Judicial, el motivo de su elección, contestó que desde niño conocía la publicación, de la cual muchos años después recordaba sus distintos artículos.

“Primero debo decir que conocí Escuela para Todos en mi infancia, en casa de mis abuelos en la Esparza de los años 70. Después, ya adulto, caí en la cuenta de que recordaba muchísimo de lo leído. Y me pregunté por qué. Le entré a los textos y me di cuenta de que guardan un apego a la estructura básica del español: sujeto, verbo y predicado. Punto. Una idea: una oración. Un conjunto de ideas, un párrafo. Un conjunto de párrafos, una sección. Varias secciones, el artículo”.

El valor de la claridad muchas veces se menoscaba en pro de una falsa erudición. Carlos Salas, periodista y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, lo explica en Trucos para escribir mejor.

En la sección “Cómo seducir con imágenes” de dicho libro, escribe: “Me disponía a disfrutar del primer sábado radiante de primavera cuando recibí la llamada de Lawrence Cohen, cardiólogo y compañero de la Universidad de Yale. Parecía aterrado. “Necesito tu ayuda, John. En el servicio de Urgencias. Ven enseguida. Se está muriendo, John. La estoy viendo morir”.

Tras esta cita, Salas agrega: “Muchos pensarán que es una novela de crímenes firmada por un tal John Elefteriades. Nada que ver. Elefteriades es cardiólogo. Así empezaba un artículo titulado “Cuando el aneurisma se complica”, para la sesuda revista Scientific American, en su versión española Investigación y Ciencia (octubre de 2005)”.

La clave a la que apela Salas la empezó a emplear con maestría Escuela Para Todos desde 1966, y al día de hoy es uno de sus pilares, debido a que siempre tiene en consideración que el público al que va dirigido requiere de claridad como elemento esencial.

Y gracias a la virtud comunicativa que tienen los textos, el libro ha podido trascender sus públicos originales e incluso las fronteras centroamericanas.

Es así como de Estados Unidos –explica Yglesias—les llegan peticiones del texto porque quieren utilizarlo para la enseñanza del español. Incluso, recibieron una carta de un suscriptor japonés que había pasado por El Salvador y que sobrevivió a la barrera del idioma porque se dio a la tarea de empezar a descifrar el idioma de Cervantes a partir de las historias incluidas en el libro.

Además de los artículos sobre ciencia, astronomía, astrología, salud, agricultura, el libro-almanaque incluye otro tipo de información que lo ha convertido en una referencia.

Los cuentos, formato corto, que contiene hacen las delicias de miles de lectores, tanto adultos como público infantil. La tabla de mareas es imprescindible para un sector, como los pescadores, que se mueve gracias a la guía que publican. Y todo, de nuevo, tiene como base un lenguaje asequible.

¿CÓMO LO LOGRAN? 

Para noviembre de cada año Escuela Para Todos está listo para salir al mercado. Al hacer balance del texto, que por lo general consta de entre 194 y 200 páginas, da la impresión de que hay un ejército de personas detrás de él. Nada más lejos de la realidad, porque el equipo que trabaja para la Fundación consta solo de siete personas. Entre ellos se las ingenian para ir abarcando los distintos asuntos a incluir. Cuentan, desde luego, con el respaldo de los expertos, muchos de los cuales son de la Universidad de Costa Rica, institución que desde un principio del proyecto ha dado un apoyo constante. Primero porque las instalaciones del Icecu estuvieron en la antigua Facultad de Agronomía, donde hoy se ubica la de Arquitectura, y segundo porque siempre han dispuesto de la apertura de sus especialistas.

De esa forma, el proyecto de ley presentado por el entonces diputado Cristian Tattenbach, hermano de doña Manuela, para la creación del Instituto Centroamericano de Extensión de la Cultura, se fue convirtiendo en un hito de la cultura popular, tanto a través del programa radiofónico Oigamos la respuesta, vigente y adecuado a los nuevos formatos, como del libro-almanaque.

En todo este hacer, el contacto con lectores, en otros tiempos por carta y en el presente incluso por WhatsApp, ha sido determinante. Las preguntas, las historias que envían, las sugerencias y las vivencias a partir del libro son una constante.

Una de las cartas más conmovedoras la recibieron del maestro Edwin Osvaldo Paau Choc, de la aldea San Vicente Chicatal, ubicada a 65 kilómetros de San Pedro de Carchá, en el departamento de Alta Verapaz.

“Durante los últimos dos años, dos de los docentes hemos utilizado el libro almanaque Escuela Para Todos como libro de lectura. Lo que puedo contar de ello es que hemos encontrado un libro muy completo en cuanto a contenidos se refiere. Tiene variedad de temas, temas que hablan del campo, de las grandes ciudades, del universo, del mundo, de literatura, cuentos, adivinanzas, canciones”.

Y proseguía: “Es decir, muy completos y actualizados los contenidos, los cuales nos ayudan a fomentar el hábito de la lectura en los niños del área rural. Como contaba anteriormente, los niños hablan el idioma Maya Q’eqchi’, por lo tanto, el libro ha servido también para introducir el idioma castellano como segundo idioma a los niños”.

Y para rematar la síntesis extraordinaria de lo que significa Escuela Para Todos, decía: “Además, a los niños ya en los grados de cuarto, quinto y sexto grado, les he pedido que escriban cuentos tratando de guiarse con los cuentos del libro. Decidimos usar el libro porque se puede comprender de manera fácil, ya que la manera de explicar y comparar las cosas es muy sencilla pero profunda e ilustrada”.

“B’anyox ere Escuela Para Todos, li Ajaw chi osobe´tesinq ere. (Muchas gracias Escuela Para Todos, Dios los bendiga”.

Una idea que nació en las faldas del volcán Irazú en los corazones de Manuela Tattenbach y Roderich Thun Stotzingen ha llegado hasta Alto Verapaz y muchos lugares centroamericanos, siempre al amparo del principio de claridad en la comunicación y respeto a la dignidad humana, como dos luces imperecederas en el inmenso cielo.

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