Cultura

El espíritu de El Cascanueces se renueva cada año

La temporada de 2019 contará con diez presentaciones en el Teatro Melico Salazar en diversos horarios, con el fin de que las familias puedan tener facilidad para escoger su mejor horario.

La concepción del universo proclamada por Heráclito de Efeso, hace 2600 años, de que nada es permanente, sino que, por el contrario, todo está en constante cambio, es flor y espejo de de lo que sucede con el Cascanueces en Costa Rica, obra que se representará por duodécima vez, y en la que cientos de jóvenes participan con un espíritu siempre renovado.

La temporada 2019 iniciará el viernes 6 de diciembre con la función de gala, a las 8 p.m., en el Teatro Melico Salazar y es un paso más en la consolidación de este espectáculo generado por la Escuela de Ballet Clásico Ruso, y que convoca a más de 40 academias de todo el país.

Desde México hasta Nueva York, así como muchos países de Europa, El Cascanueces es la obra emblemática que marca culturalmente el comienzo de la Navidad en el ámbito occidental. En el caso costarricense, va camino a convertirse en una tradición, la cual le ha permitido a decenas de familias acercarse al arte del ballet por medio de la intervención de sus hijos y familiares.

Distribuidos en cinco elencos, El Cascanueces convoca a más de 400 participantes, quienes desde mayo acuden a las audiciones y luego a los numerosos ensayos, con el fin de llegar a diciembre con la fineza y la destreza que demanda la pieza escrita por Ivan Vsevolozhsky, basada en el cuento de Ernest Theodore Amateus Hoffmann, El Cascanueces y El Rey de los ratones.

La hoy famosa obra fue estrenada el 18 de diciembre de 1892 en San Petersburgo, y contó con la excepcional música de Piotr Ilich Tchaikovsky, la cual es considerada una de las más bellas composiciones de todos los tiempos.

Para este 2019, El Cascanueces tendrá invitados especiales, encabezados por la pareja de primeros bailarines del Ballet Nacional de Praga, Nicola Marova y Adam Zvonar. También estarán  Michal Stípa, que participó en 2018, Jan Fousek, Aslan Karginov, William Herrera, Braulio Mena y Ervin Vellecillo.

El Cascanueces es una megaproducción en la que se invierten más de ¢190 millones y pretende, entre otros fines, fomentar el ballet clásico y darle la oportunidad de mejorar a los cientos de participantes nacionales, explicó Cecilia Chavarría.

Patricia y Flor Carreras son quienes fungen como productoras de una obra que desde hace 12 años goza del respaldo del maestro Wes Chapman, director del ballet clásico de Alabama, Estados Unidos.

En declaraciones dadas a este medio el año pasado, Chapman admitió que ya no concibe la Navidad sin venir a dirigir El Cascanueces en Costa Rica, porque ello le permite observar directamente cuál ha sido la evolución de los bailarines que temporada a temporada asumen nuevos roles.

“El otro día vi a los bailarines y creo que se han vuelto mucho mejores. Ahora podemos ver a las niñas que empezaron como angelitos y hoy tienen el rol más importante. Como me he esperado, he podido ver esa evolución”.

LA HISTORIA

La historia de El Cascanueces, obra en dos actos, surge cuando el alcalde de la ciudad convoca a una fiesta de Navidad a la que llegan los invitados con sus respectivos hijos. De esta manera, Clara, Fritz y sus amigos están pendientes del regalo que les hará su padrino, el mago Drosselmeyer. Todo cambia cuando Clara recibe como obsequio un Cascanueces. Al final de la fiesta, Clara se duerme abrazada a su obsequio. A eso de la media noche se despierta sobresaltada y todo empieza a cambiar porque la casa es tomada por la magia del mago y un gran número de ratones llenan la sala y crece el árbol de Navidad.

A su vez, los ratoncillos quieren acabar con todo, pero los soldaditos de Fritz cobran vida y entran en batalla. El Cascanueces de Clara se enfrasca en una pugna con el rey ratón, que lo lanza al piso y da la sensación de que ha muerto. Entonces, interviene de nuevo el mago Drosselmeyer y salva al Cascanueces, que se convierte en un príncipe, quien a su vez transforma a Clara en su princesa.

La historia se desarrolla acompañada por la singular e irrepetible música que compuso Tchaikovsky, y que es tan extraordinaria que desde entonces le da un brillo especial a la obra. Clara y el príncipe viajan al país del Hada de Azúcar de Ciruela y ella hace que bailen para sus anfitriones la Danza del Chocolate Español, la Danza del Té Chino, la Danza del Café Árabe, la Danza del Dulce de Regaliz de Rusia y las Flautas del Almíbar de Francia y así va transcurriendo la excepcional composición de Vsevolozhsky.

CAMBIO DE ROLES Y RETOS

Chavarría destacó que cada año hay cambios de roles y que los participantes, por lo general, asumen nuevos retos en los que se nota una mejoría en la calidad y el compromiso de los bailarines.

“Dada la importante evolución coreográfica y el alto nivel técnico que ha alcanzado, El Cascanueces se  verá reforzado con la inclusión de nuevas y jóvenes figuras del ballet nacional, así como por 14 bailarines de ballet  invitados del exterior, sobre todo, en los principales roles masculinos”.

Patricia y Flor Carreras, así como Chapman y Chavarría, coinciden en resaltar que además del valor artístico, El Cascanueces también tiene un componente social relevante.

“La amplia participación  en  las audiciones, que fueron abiertas  en todo el país  y  con aspirantes cada vez mejor preparados,  es lo que ha convertido la producción de El Cascanueces en el  proyecto escénico y de ballet clásico  de mayor dimensión cultural  y  alcance social en Costa Rica”, dijo Chavarría.

De ahí que el público verá en el escenario a un grupo de esforzados y entusiastas bailarines con figuras destacadas en el ámbito internacional; dado que la mezcla es la que le permite a los más jóvenes el poder mejorar año con año, de acuerdo con los organizadores.

“Niños y jóvenes bailarines de todo el país, quienes ganaron las audiciones  en mayo, pasaron a ser parte del elenco de esta nueva producción y trabajaron arduamente desde entonces en sus clases y ensayos, con el fin de llevar al escenario un espectáculo de primer nivel en el que compartirán escenario con profesionales y estrellas de fama internacional”.

El trabajo que conlleva la puesta en escena de El Cascanueces tiene su recompensa para los productores cuando ven el rostro de los integrantes de los distintos elencos y comprueban cómo esa disciplina a la que se someten durante ocho meses les cambia la vida a ellos y a sus familiares.

Hasta la fecha, la obra ha sido representada en más de 140 funciones con un registro de más de 130.000 espectadores y una presencia de al menos 40.000 familias.

“Son cientos de historias de vidas transformadas a través de la participación de más de 3.000 niños y jóvenes que han dejado su huella en el quehacer cultural y en el corazón de los costarricenses. El Cascanueces es una producción deslumbrante y tierna a la vez, que promueve en la audiencia los mejores sentimientos y emociones, e inspira a millones de personas en el mundo a creer en la belleza y la armonía del arte”, concluyó Chavarría.

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