Cultura Juan Jaramillo Antillón:

Educar el gusto por el arte es una tarea imprescindible y pendiente en nuestra sociedad

El arte sirve para darle un respiro a la agitada vida moderna y para poner en perspectiva la importancia de mirar más allá del presente, por lo que, en esta entrevista, el Magón 2016 hace una amplia reflexión sobre el arte y la salud.

A sus 87 años, Juan Jaramillo Antillón sigue enamorado de la sabiduría y la cultiva cada día con una pasión envidiable. Como cuenta en la entrevista, fue a los 15 años cuando empezó a tener contacto con el arte por medio de la literatura y de Julio Verne a Alejandro Dumas fue dando saltos cualitativos hasta toparse con la filosofía, que convoca a corrientes de muy diversas fuentes.

Tras el reportaje “Estudios reafirman la dimensión sanadora del arte”, Juan Jaramillo Antillón escribió un comentario amplio a este redactor y de ahí surgió esta conversación en la que profundiza sobre los alcances y las maravillas que el arte es capaz de producir en el ser humano.

“Hipócrates había observado que, en Grecia, como me indicaba el doctor Arnoldo Mora, los griegos le daban mucha importancia al disfrute de la amistad, a los deportes (por eso, en parte los Juegos Olímpicos), y, además, al fomento del arte (la danza, el teatro, etc.) u otras formas de “el buen vivir”, ya que eso los ayudaba a estar más saludables, y no se equivocaba”, Juan Jaramillo Antillón.

Considerado como el último enciclopedista de nuestro país, el Premio Magón 2016 le regala a los lectores unas maravillosas reflexiones que, como diría el crítico más relevante de la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos, Harold Bloom, hay que sopesarlas y pensarlas con detenimiento.

Para el ensayista, que acaba de publicar en formato digital Hipócrates, enseñanzas y legados en la medicina moderna, para que el arte surta un efecto positivo en las personas, se ha de cultivar ojalá desde la niñez.

 

A raíz del reportaje “Estudios reafirman la dimensión sanadora del arte”, me comentaba que todo lo que al ser humano le produce placer o bienestar eleva sus defensas: ¿cómo funciona dicho mecanismo?

—Todo lo que a un ser humano le produce placer o bienestar puede muchas veces contribuir a elevar sus mecanismos defensivos contra las enfermedades o el estrés. Para comprender bien eso, hay que entender qué procesos participan en la curación de una enfermedad.

En primer lugar, está la mente (el cerebro funcionando), el cual influye sobre el cuerpo mediante diversos mecanismos (eléctricos, neuroquímicos como la serotonina, la dopamina, la adrenalina y hasta hormonales como la ACTH, etc.), entre sus células y con el resto del cuerpo. Hay una parte consciente como las emociones, los hábitos, la creatividad y otra inconsciente. Para lograr la curación de la enfermedad una mente bien dispuesta es necesaria.

Hipócrates hace 2400 años ya había comprendido eso y él les señalaba a sus discípulos: “gracias a ese maravilloso órgano, adquirimos conocimientos y sabiduría, de él proceden las alegrías y las penas, y gracias a él vemos y oímos. Conocemos lo que es bueno y malo”.

El doctor Jaramillo Antillón destaca cómo las óperas de Giussepe Verdi le cautivaban, al tiempo que destaca que para que el arte tenga una influencia en las personas, se ha de empezar por cultivar el gusto. (Foto: El Confidencial).

Y no se equivocaba, ya que todo lo señalado por él, ha sido comprobado por la tecnología moderna de investigación de cómo funciona nuestra mente ante diferentes estímulos del medio externo (ambiente) o interno.

Hipócrates recomendaba a sus alumnos que colocaran a los enfermos en un ambiente cálido y limpio, donde se sintieran a gusto y con la alimentación que más les agradara, y, además, se ganaran la confianza y sobre todo el respeto del enfermo, ya que, entonces, el paciente estaría mejor predispuesto a curarse.

Si mentalmente el enfermo piensa que no se curará, a veces ni la mejor medicina sirve. Hipócrates había observado que, en Grecia, como me indicaba el doctor Arnoldo Mora, los griegos le daban mucha importancia al disfrute de la amistad, a los deportes (por eso, en parte los Juegos Olímpicos), y, además, al fomento del arte (la danza, el teatro, etc.), u otras formas de “el buen vivir”, ya que eso los ayudaba a estar más saludables, y no se equivocaba.

“Mente sana en cuerpo sano” se dice que es una expresión latina del poeta Juvenal siglos I y II d.C., pero la realidad es que ya los griegos mil años antes la conocían. Cuando la mente escucha música o ve una obra de arte, o un bello paisaje o un acto social o científico que le agrade o se le da una buena noticia a una persona, se activa la producción de neuroquímicos y hormonas que la activan positivamente.

De acuerdo con estudios resumidos en el informe de la OMS 2019, el arte tiene efectos positivos en la salud, ya sea pintura, escultura, música, danza, etc., como este cuadro de Pedro Pablo Rubens, que lleva por título El juicio de Paris. (Foto: Museo del Prado)

¿También influyen otros elementos?

—Sí. En segundo lugar, tenemos lo que se denomina Sistema inmunitario defensivo del organismo de las personas. Cada día, momento a momento este sistema nos defiende del ingreso y ataque de bacterias, virus, hongos, células cancerosas y otras sustancias. Venciendo en el 99% de los casos, pero cuando falla sobreviene una infección o un cáncer. Está constituido por la piel, las mucosas del aparato bucal, respiratorio y digestivo, el Timo, el Bazo y el sistema linfático y otros más. Ayudan en este proceso las células conocidas como linfocitos B y T, los anticuerpos, el interferón y otras células de esos tejidos ya señalados.

Por eso, ustedes conocen a personas que, a pesar de estar en contacto con enfermos de la COVID-19 no se enferman, incluso sin estar vacunados. Eso sucede porque su sistema inmunitario es muy efectivo y destruye al virus que ingrese a su cuerpo antes de que produzca enfermedad. Está comprobado que este sistema defensivo se activa favorablemente cuando la persona disfruta de momentos de bienestar o felicidad. En cambio, se desactiva o es menos efectivo en defender a una persona si hay estrés (emociones desagradables o penas persistentes).

En tercer lugar, está el sistema regenerativo celular, que es capaz de regenerar y curar tejidos enfermos. El cáncer del cuello de la matriz no afecta a la mayoría de las mujeres, debido a que el virus que lesiona ese cuello y es trasmitido en el acto sexual por el hombre, se cura debido a la capacidad de regenerar ese tejido lesionado por las células propias de ese sitio y, solamente, a un pequeño porcentaje de las mujeres cuando falla el sistema inmunitario y el regenerativo les da este cáncer.

Para que el arte surta un efecto positivo se considera, sin embargo, que antes tiene que darse esa empatía, ese gusto por determinada expresión artística. ¿Por qué esta situación?

—Ya Protágoras, el famoso sofista “presocrático” de la antigüedad, había señalado esto, como veremos al final. Sin embargo, doy respuesta ahora señalando lo siguiente: A mí me gusta la ópera y cuando escuchaba arias de Puccini o Verdi, me emocionaba hasta las lágrimas con algunas de sus arias, me reconfortaban y pasaba un rato muy agradable y feliz. En cambio, ponga a jóvenes a escucharlas y se morirán del aburrimiento, como me pasaba a mí cuando escuchaba la música moderna, la apagaba. A mí me gusta la pintura de Da Vinci y Rubens, pero no soporto las de Picasso o Dalí. Yo creo que para que haya empatía en el arte, debe haber usualmente antes un proceso de acostumbramiento y educación. La música clásica y la ópera hace un siglo, eran escuchadas por un porcentaje elevado de niños y jóvenes, eso era lo que se oía en sus casas, ahora no sucede así, lo niños y jóvenes escuchan por sus celulares o iPhone y ven en la televisión programas de música popular tipo rap, etc.

¿Qué ha representado el arte en su vida?

—Antes de los 15 años no tenía importancia, me inicié conforme comencé a leer novelas de Alejandro Dumas y de Julio Verne, y luego de otras como Don Quijote de la Mancha de Cervantes y de otros autores españoles que nos exigían en secundaria.

Fue así como empecé a volverme un fanático de la literatura, yendo a comprar a una “compra y venta” de libros sobre todo de historia, en el paseo de los estudiantes entre avenidas 10 y 12 (no sé si era la primera del Erial u otra) a la par de una soda. Otra pasión mía antes de volverme sordo total era la ópera, como ya señalé. Cuando estoy escribiendo un libro, ya no soy una persona, soy una idea y cuando lo finalizo me siento muy relajado y realizado, aunque a lo mejor nadie lo va a leer.

Para disfrutar y entender el arte es imprescindible acompañarlo de la filosofía, asegura Jaramillo Antillón, quien resalta las enseñanzas de Protágoras (Foto: Internet)

Christopher Bailey, gestor de Arte y Salud, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que la clave de lo que se desprende de los nuevos estudios está en la interpretación que cada quien hace del arte. ¿De qué manera valora este nuevo enfoque sobre cómo el arte puede mejorar la salud?

—Ya Protágoras había dado en parte respuesta a eso como se verá en el comentario final. Sin embargo, insisto, se ha señalado que la música de Mozart es sanadora, pero estudios “científicos serios” han mostrado que eso no es así, con excepción de si al enfermo le gusta esa música.

Como médico con una amplísima experiencia y como amante del arte, ¿qué hacer para acercar a las personas al arte?

—El comportamiento y conducta de las personas adultas está muy condicionado por el ambiente y la educación recibida cuando niño y joven. Pitágoras les decía a sus alumnos: “educad a los niños sobre conocer qué es el bien y el mal, y de adultos no serán castigados por mala conducta”. Para ello, los ejemplos son fundamentales. Usualmente, los grandes músicos salen de hogares con padres músicos o aficionados a la música. Además, está el ambiente donde se desarrollará su niñez, juventud y su vida; en eso, el Estado puede contribuir a que existan programas de bellas artes.

En nuestra sociedad, en la que la reflexión y el análisis de la realidad parecen hoy una quimera, ¿podría el arte ayudarnos a pensar mejor?

—La pregunta es difícil de responder, ya que yo preguntaría ¿a pensar mejor sobre qué? ¿Sobre ser buenas personas? Si uno analiza la vida de Mozart o de Van Gogh, eran personas llenas de defectos, incluso Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel los tenían en alto grado. Supuestamente, a las personas corrientes el arte en alguna forma las hace disfrutar más de la vida.

De las artes como la pintura, la música, la escultura, el cine y la literatura, ¿con cuáles de ellas se lleva mejor y disfruta más?

—Desde joven me aficioné a la lectura y a la composición, sobre todo, como ensayista. Antes de que, lamentablemente, me afectara una sordera total, la música clásica, en especial, la ópera, las nueve sinfonías de Beethoven y los conciertos de piano eran mis predilectos.

¿Considera que la escritura por la escritura alejada de los focos del escritor profesionalpuede generar elementos favorables para quien la cultive, sea por medio de un diario, un blog, memorias, etc.?

—No importa el medio que el escritor emplea para transmitir sus ideas, lo importante es, primero, pensar que uno está comunicando algo que puede ser de utilidad a otros, y, tal vez ayudará a estimularlos a enterarse mejor sobre el tema tratado y si es posible incluso que sirva para educarlos. Pero un sine qua non es que el escritor debe estar abierto a la crítica.

Con base en experiencia, ¿cómo hacer para que la gente le pierda el miedo y el desinterés a los museos?

—Cuando niño, en primaria y después en secundaria, nos llevaban a los museos y hacían paradas frente a algunos sucesos ahí mostrados. No me acuerdo que eso fuera de utilidad para mí. Creo que se debe llevar a los niños y jóvenes a ver determinados aspectos ahí presentados, pero antes se les debe instruir bien sobre el tema. Además, considero que habría que organizar festivales musicales y de otros tipos ahí mismo, como ahora creo hacen en el Museo del Niño.

Tengo la sensación de que algunos aspectos del arte se han quedado en el tintero.

—Aunque pareciera fuera de lugar, vamos a hablar de filosofía, para entender el arte. Debo aclarar que en la antigüedad se hablaba de hombre para referirse al ser humano, porque eran unas civilizaciones muy machistas y paternalistas.

El sofista y filósofo Protágoras, de la ciudad de Abdera, hace 2400 años señalaba: “El hombre es la medida de todas las cosas”. “Las cosas son para mí tal como se me aparecen, y son para el otro tal como se le aparecen al otro”. “Cada hombre puede encontrar su verdad, pero esta no resulta válida para los demás”. “No se puede decir de una cosa lo que realmente es, sino únicamente expresar la impresión que nos causa a través de los sentidos”.

Con eso, él está tratando de decir que las impresiones sensoriales dependen de quién las experimenta. De acuerdo con eso, decía que “el hombre es quien determina la verdad del objeto y lo determina según sus propios conocimientos, fundamentados en los sentidos que, como todas las cosas, son también cambiantes”.

Una pieza musical gusta a unos y a otros no; una comida agrada unos y a otros no; una persona le cae bien a unos, pero a otros no. Lo mismo sucede con la pintura, la escultura, los equipos de fútbol, las profesiones, etc. Por supuesto, en esa época no se conocía bien que la mente reflexiona sobre lo que los sentidos le trasmiten y luego los convierte en conocimiento, según los sitios que posee en el cerebro. El ojo no ve por sí, trasmite la imagen que el cerebro crea según una zona determinada que tiene. El oído no oye, trasmite a los centros auditivos del cerebro los sonidos. Pero, pese a lo anterior, creo que Protágoras no estaba alejado de la realidad, aunque se le acusa de ser el primer relativista de la historia.

Se le acusaba de que, de acuerdo con él, las normas y leyes, y los valores sociales suelen ser relativos. El señalaba que las leyes sociales eran el resultado de un pacto o convención entre las personas de un lugar o pueblo, el determinante de la ley no era un individuo o eran innatas, sino producto de la decisión de un conjunto de hombres que viven en sociedad. De ese modo, se explican las diferencias entre las leyes según épocas y naciones. Las mujeres tienen ciertos derechos en un país y en otros no.

Él creía que no había una verdad válida para todos los hombres, ya que esta suele crearse según ciertas circunstancias, costumbres, países y épocas, y no puede representar los intereses de otras personas o pueblos.

Bueno, así, el arte en sus diferentes facetas puede gustar a algunos y a otros no. Todo depende de la educación recibida y de cómo este arte impresiona a sus sentidos, al final, la mente reflexiona para que a la persona le agrade o no, o en su caso que no tenga ninguna significación.

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