La muestra de la X Bienal Centroamericana en el Museo Calderón Guardia incluye una amplia oferta entre instalaciones y fotografías, las cuales van desde la mera exposición hasta el ensayo.
En dicho centro expondrán 20 artistas de Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá, quienes se distinguen, precisamente, por presentar una amplia variedad artística en sus propuestas.
La Bienal estará abierta del 31 de agosto al 30 de setiembre y las exhibiciones se pueden observar en los horarios habituales de lunes a sábado de 9 a.m. a 5 p.m.
Panamá estará representada con Donna Conlon y Jonathan Harker con “Bajo la alfombra” y con Raphael Salazar y José Castrellón con Invisible-Invencible. También José Braithwaite en una muestra sin título.
El salvadoreño Freddy Solano presenta “Póker. La pared viene conmigo”.
Yasmin Hage, con “Aldea modelo”, “pequeña historia”, “1984” y el Colectivo con Voz Propia, con “Güipil” serán los representantes de Guatemala.
Entre tanto, Claudia Sevilla trae “Campesinas del Bajo Aguán”, Paul Ramírez viene con “Dictar y recordar” y Pável Aguilar con “Sin-phonia” son los que representan a Honduras junto con Delmer Membreño con “Desterrados”.
Claudia Gordillo con “Meditaciones” y Margarita Montealegre con una propuesta sin título vendrán con su arte desde Nicaragua.
Las muestras que predominan en el Calderón Guardia son las basadas en fotografías en diferentes modalidades, pero también hay instalaciones con libros, texturas y elementos que apelan a vertientes sociales de la región.
En criterio de Luis Rafael Núñez, director del Museo Calderón Guardia, la X Bienal es una oportunidad para acercarse al arte contemporáneo que se desarrolla e impulsa en Centroamérica.
ELEMENTOS SOCIALES
En el caso de Freddy Solano, con “Póker. La pared viene conmigo”, el artista alude a una protesta realizada en San Salvador en tiempos de la guerra, en la que se cargaron ladrillos por parte de los participantes, con el fin de mostrar una realidad que en esos momentos predominaba en el país.
La pared se derrumba en el momento en que arremeten contra ellos en la manifestación. Recoge, por ende, un instante histórico que unido a los miles de instantes relevantes, son los que le van a dar coherencia y sentido a una lucha política y de armas que les costó a los salvadoreños miles de vidas, luego de empeñarse en alcanzar un régimen más justo para sus conciudadanos.
De Solano es también “El Juego”, instalación en la cual dos equipos conformados por miembros de la guerrilla y del ejército se entremezclan así como con hijos de afectados por los combates.
La metáfora del fútbol presente en esta propuesta tiene como escenario Los Quebranchos, lugar que en la vida real fue un espacio de fuertes combates.
Claudia Sevilla da cuenta de la lucha en Bajo Aguán, en donde campesinos y agroindustriales se han enfrentado por las visiones disímiles que tienen de cómo gestionar los recursos.
En ocho fotografías Sevilla se plantea el desafío de narrar una historia que incluye 129 asesinatos desde 2008, en que la disputa se recrudeció en esa zona hondureña.
“Durante mis visitas reconocí elementos comunes que enfrentan las mujeres: discriminación social y económica, estigmatización, ausencia de valorización
de su trabajo, migraciones forzadas, violencia psicológica y física; todo ello mientras se hacen cargo de las responsabilidades en sus hogares y comunidades”, precisó la artista.
Agregó que “mi propuesta fotográfica intenta dar cuenta de la complejidad que estas mujeres enfrentan diariamente. Es allí, en el campo, donde, ante todas
las adversidades, ellas emprenden sus días bajo la esperanza que el escenario cambiará a beneficio de sus familias y sus comunidades”.
Otra visión social y política de una parte de esa Centroamérica que se desconoce a profundidad la presenta el Colectivo con Voz Propia, el cual presenta una mirada de los mayas, que luchan por intentar hacerle ver al mundo que no son cosa del pasado, sino que son presente vivo.
Mediante fotografías que abordan áreas como los textiles, los diseños y el idioma, la propuesta persigue captar una identidad del legendario pueblo maya, que a los ojos del Estado pertenece al ayer y no al hoy.
En veinte fotografías se plasma una visión peculiar de lo que representa esa forma de abordar el mundo. De esta manera, por ejemplo, un güipil no es una simple prenda de vestir, sino que engloba una cosmovisión, una forma de sentir del mundo y de proyectar una identidad a través de esta práctica.
La creación como centro del universo maya es también tratada en las fotografías y pretende rescatar esos signos de identidad que hacen de este pueblo americano, un pueblo único que brilló y tuvo un esplendor inabarcable en su pasado legendario, y del que todavía llegan ecos al presente.
Con las amplias opciones que ofrece la Bienal en el Calderón Guardia, el visitante debe prepararse para hacer un lento recorrido por las diferentes exposiciones y salas, para de esa forma captar los matices, las texturas y la visión de los artistas centroamericanos que comparten sus miradas y trabajos.
