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Encuesta UCR deja ver que electores deambulan en busca de su preferencia

Estudio de opinión del CIEP muestra que el movimiento de ciudadanos entre preferencias electorales es mayor de la que estos reportan. Nadie puede dormirse.

Uno de cada cinco electores se le zafó en solo un mes a alguno de los candidatos presidenciales y se ubicó en el grupo de los indecisos, mientras otros (uno de cada cuatro) más bien se salieron de este segmento y ahora apoya a alguno de los aspirantes presidenciales para las elecciones del 4 de febrero.

Esta figura de “puerta giratoria” en los distintos grupos de electores se obtiene del dato proyectado de la encuesta hecha por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP) de la Universidad de Costa Rica (UCR), publicada esta semana por este semanario y el sistema de radios universitarias.

El cruce de datos del estudio de opinión permitió detectar un movimiento “submarino” de electores en muchas direcciones, lo que indica que la repartición de apoyo u opiniones ciudadanas están muy lejos de estar congeladas, como se podría interpretar en el cuadro general de la encuesta, comparado con los estudios similares de agosto y noviembre.

Estas “corrientes submarinas” se detectan por debajo de los resultados superficiales de la encuesta, que se resumen en el aumento de gente decidida a votar (pasó en tres meses de 54% a 66% de la muestra total, en una leve reducción de indecisos (de 42% a 37% de los decididos a votar), en márgenes bajos de apoyo a los candidatos presidenciales, incluso en quienes encabezan la preferencias.

Se registró un triple empate técnico en la cabeza de las preferencias electorales, aunque en márgenes inferiores al 20%, la mitad de lo necesario para ganar en primera vuelta. Lo protagonizan Antonio Álvarez Desanti (Partido Liberación Nacional, PLN), que viene en picada, Juan Diego Castro Fernández (Partido Integración Nacional, PIN), que trae una tendencia creciente, y Rodolfo Piza Rocafort (Unidad Social Cristiana, PUSC), anclado en un porcentaje fijo desde agosto (11% de los decididos a votar).

Luego se ven apoyos inferiores al 6% de la población decidida a votar. Es una “guerra de enanos”, han señalado los expertos, aunque ahora hay elementos adicionales para que nadie pueda (o deba) garantizar que el resultado electoral se parezca a esta encuesta. Más bien hay elementos para pensar que los números se moverán en distintas direcciones imposibles de prever.

Esto es lo que refleja el panel desarrollado por el CIEP junto al Programa Estado de la Nación (PEN), que consiste en un seguimiento a los mismos electores en las distintas encuestas. Así se puede ver cómo se van moviendo y se puede detectar si se repetirá la alta volatilidad que ya se vio en los comicios del 2018.

“Las preferencias de los votantes son muy cambiantes, y que esta fluidez no se capta adecuadamente por el análisis convencional de encuestas”, escribió Ronald Alfaro Redondo, investigador a cargo del panel y de la encuesta del CIEP en general. Las razones de ese vaivén son variadas; puede ser la probada pérdida de filiación ciudadana con los partidos o tema coyunturales, como la imagen del gobierno o el caso del “cementazo”.

El panel es útil porque así la medición de la volatilidad no depende de la autopercepción de los encuestados, de los cuales solo el 12% admitió haber cambiado de bando recientemente, según el estudio de opinión. Ahora se ve que los cambios son mayores. “Pareciera como si muchos no están plenamente conscientes de su propia variabilidad”, agrega Alfaro.

¿Por qué no se ve tan fácil esa fluidez en estos datos? “Los movimientos de los individuos de una posición a otra; cuando se suman y se ven en conjunto, se cancelan mutuamente porque van en direcciones opuestas”, explica Alfaro. Es como si hubiera una puerta giratoria en la entrada tienda de los decididos a votar, de los indecisos o de quienes ya tienen candidato. Unos se van mientras otros llegan.

Lo mismos parace estar ocurriendo en las tiendas de cada partido, aunque de momento los volúmenes de apoyo son bajos y eso aumenta la dificultad para precisar los cambios, explica el investigador del CIEP-PEN, que insiste en considerar “muy abierta” la competencia entre candidatos presidenciales. También ve alta la probabilidad de una segunda ronda electoral entre nombres aún inciertos, que se celebraría por coincidencia en la fiesta católica del Domingo de Resurrección, después de los llamados “días santos” que muchos toman por pequeñas vacaciones.

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