Cultura

Una mirada a la vejez desde la pintura  

Exposición aborda la belleza, soledad, vejez, lo desechable y la muerte, por medio de un conjunto de obras reunidas en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, en Alajuela

Lorna Loriane siempre anda con sus pequeñas libretas y su mirada eternamente atenta. Cualquier detalle que llame su atención puede convertirse más tarde en un apunte, y este en un cuadro, una mirada, una forma de interpretar la realidad para apropiarse, aunque sea por un instante, de ella.

Esas inquietudes que ya de niña la llevaban a dibujar y a presentarle a sus padres alguna interpretación de lo visto, la ha volcado en la exposición Perdiéndome, que estará del 17 de mayo al 17 de julio en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría (MHCJS).

Los desafíos de los ancianos se abordan en la propuesta de Loriane. (MHCJS).

Todo empezó cuando comprendió que su abuela Vera Violeta Hernández Herrera ya no podía con su tienda. Que olvidaba algunas cosas. Que la vida a los 85 años se le venía encima. Que el tiempo pasa, como relataba la canción de Pablo Milanés. Y que, a pesar de esa implacabilidad del tiempo, pocas veces la sociedad está preparada para asistir a ese momento en el que hay un cruce de caminos entre el ayer, el hoy y el mañana.

Con esa inspiración de la abuela y de la vejez, de la soledad, de la muerte, del cambio, se fue haciendo Perdiéndome, le cuenta Loriane al SEMANARIO UNIVERSIDAD, mientras que expresa su satisfacción por ser la primera exposición del año en el Juan Santamaría en el 2022.

“La historia de Perdiéndome tiene su inspiración. Mi abuela en 2018 cerró la tienda que había tenido durante 50 años. Ella entró en un momento en que se le olvidaban las cosas y le costaba movilizarse. Ahí empecé a investigar, a hacer bocetos y a gestionar en mi mente la idea, Lorna Loraine.

Oriunda de Cartago, Loriane primero estudió un bachillerato en comercialización y promoción del arte, posteriormente obtuvo una maestría en mercadeo, hasta que su vocación la llevó a  vincularse con la Escuela Casa del Artista (ECA), donde durante tres años entró en contacto con lo que la llamaba desde niña: el arte.

“La historia de Perdiéndome tiene su inspiración. Mi abuela en 2018 cerró la tienda que había tenido durante 50 años. Ella entró en un momento en que se le olvidaban las cosas y le costaba movilizarse. Ahí empecé a investigar, a hacer bocetos y a gestionar en mi mente la idea. Cuando tuvo que cerrar y la vi solita y perdida. A principios de 2020 empecé a ir a un hogar de ancianos en Guadalupe de Cartago. Entonces, la mayoría de los cuadros de mi exposición nacieron en ese 2020”.

La exhibición consta de 12 obras, que reúne a un mayor número de cuadros, porque algunas creaciones están compuestas por dípticos y trípticos. Además de los cuadros, Loriane explicó que hay una pequeña instalación en la que destaca, entre otros elementos, el material descartable, lo que hoy es común si se considera que se vive en una sociedad que constantemente está desechando desde productos hasta las propias personas.

“Cuando empecé con el análisis de lo que iba viviendo un adulto mayor y noté que una parte muy importante del proceso es la pérdida: pérdida de la juventud, pérdida de la salud, pérdida de los amigos, pérdida de los lugares donde tenían voz y voto. Es una constante pérdida y para hacerlo más personal, porque es algo que me toca por mi abuelita, comprobé que yo misma soy parte del proceso. Que una empieza a dejar de ser joven. Da miedo. Por eso titulé la exposición en primera persona”.

La exhibición en el MHCJS también explora lo desechable como práctica cotidiana en la sociedad actual. (MHCJS).

Recordó que se vive en una época en que hay un alto envejecimiento de la población, pero que por la esperanza de vida que hay en los distintos países, si alguien hoy tiene 40 años, es probable que todavía le quede la mitad de su vida; no obstante, llega el momento en que las personas mayores se quedan sin planes y sin retos.

Todos esos elementos los busca plasmar en los óleos que presenta en la exposición que está disponible de martes a domingo, de 9 a.m. a 5 p.m. en el Museo Juan Santamaría en Alajuela, donde la entrada es gratuita.

Con el paso del tiempo lo habitual se empieza a volver difícil. Es el momento en que la vejez se convierte en desafío. (MHCJS).

Momentos

 Para la artista, la exhibición es una oportunidad para representar la soledad, la fragilidad, la belleza y cómo todo ello se comparte dentro de un ambiente.

“Como raza humana tratamos de ser inmortales, pero no queremos pasar por la vejez. Es una característica muy interesante”.

En la puesta en escena, Loriane ahonda en la belleza como un estereotipo asociado siempre con la juventud, así como el hecho de que cada vez la sociedad hace de lo descartable un modus vivendi. Todo se vuelve desechable, incluso las personas y las vidas, porque lo que cuenta es la apariencia y el relato que se haga de la vida cotidiana desde distintas perspectivas.

“Somos parte de una cultura consumista que quiere todo rápido y que descarta lo que parece no funcionar”.

“La mirada se concentra en el aspecto físico y olvida la esencia del ser”, considera la artista de Perdiéndome. (MHCJS).

La muerte, de igual manera, sigue siendo un tabú; aspecto al que también quiere acercarse la artista a partir de su valoración.

“Hay un díptico que se llama ‘según la palabra’. Está hecha en pedazos de hoja de Biblia, porque en los últimos momentos, la espiritualidad representa algo preponderante, porque ya no hay otra explicación. O sea, hay que agarrarse de algo. No hablo de religión, pero la Biblia se relaciona con Dios”.

La mujer vista como un objeto, la vejez, así como la vida detrás de las personas que vemos, son algunas de las temáticas que más han movido la creación de Loriane.

“Tengo una pintura. Esta que está detrás de mí en la que aparece un indigente con una lotería y la cara de él como diciendo: ¿y si yo me gano la lotería? A la par tiene un tarrito de cemento. Vi eso y me imaginé lo que pasaba por la mente de ese personaje. A la par de esa pintura está, por ejemplo, una señora, que es una señora grande en edad, y de ese boceto saldrá una pintura”.

Así transcurre la vida de Loriane, con esa sensibilidad siempre despierta. Con las ideas a flor de piel para ser transpuestas en imágenes que procuran aprehender su mundo y el mundo en general.

“Yo no soy de ir a manifestaciones por esta u otra causa. Mi manera de aportar es mediante el arte, la pintura. Veo algo y voy a representarlo. Es mi forma de luchar por lo que creo”.

Ver la vida más allá de las apariencias y los primeros planos. Este es uno de los retos con los que constantemente se enfrenta Loriane, para quien el arte es esa mirada distinta, ese ver el mundo desde otra óptica para contarlo en una narrativa propia e irrepetible.

“Yo veo arte en todo lado. Tengo mi celular lleno de fotos sobre basura, señoras que veo en la calle. Hay gente que me dice: pero por qué no le toma cosas a lo bonito, pero yo pienso que detrás de todo ello, hay un arte”.

Ya de pequeña le gustaba dibujar y hacer un collague, hasta que luego de haber vivido la experiencia del mercadeo, del diseño, optó por atender la llamada de la niñez y estudiar arte en la ECA.

Para Loriane, la ECA es un capítulo aparte, para ella el legado de Olga Espinach, su fundadora, es extraordinario y ha influido en miles de personas que han pasado por esa casa de enseñanza, pionera y visionaria en su campo.

Llegó a compenetrarse tanto con la ECA que hizo un blog en el que los estudiantes tenían un espacio para presentar sus trabajos, así como para disentir cuando las políticas institucionales no iban por los mejores cauces.

La página, cuenta, todavía existe, aunque ella por haberse graduado ya no es la administradora.

En medio de ese discurrir del tiempo presente y futuro, Loriane quiso detenerse en esa visión de la vejez, la muerte, la soledad y la belleza.

A propósito de la belleza, reclama por el hecho de que la sociedad tiene una constante preocupación por cuidar el cuerpo, lo físico, por estar bien en este campo; sin embargo, hay poca o nula reflexión por el cuidado del cuerpo desde el punto de vista intelectual y espiritual.

No hay, considera, un abordaje integral del ser humano, en el que lo físico y el intelecto entran en una intercomunicación que debería de tener como corolario, personas con un equilibrio en ambos aspectos.

Sobre este tema también versa Perdiéndome, una exhibición con la que Loriane quiere acercar tanto a adultos como a niños. De hecho, tiene previsto hacer una visita guiada en la que los dos grupos interactúen para que los mayores pasen el testigo a los más jóvenes y estos experimenten que la sabiduría también viene con la edad.

Ese es uno de los desafíos que tiene la artista alrededor de su exposición, que estará dos meses en el Juan Santamaría y que luego será expuesta en otras salas del país, para que más costarricenses puedan apreciar su mirada inquieta, propia de una creadora siempre con su libreta lista para apuntar detalles que más tarde se convertirán en obras y así establecer un diálogo incesante con la realidad.

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