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Tribunal de Familia pide revocar refugio a madre e hijo que huyen de padre abusador

Menor de 7 años cumplió 277 días en albergue del PANI mientras continúa la batalla por su interés superior y seguridad

El pasado miércoles, el Tribunal de Familia solicitó a la Dirección de Migración y Extranjería revisar si una madre refugiada “ocultó o falseó los hechos materiales sobre los que fundamentó su solicitud” de refugio para ella y su hijo, el cual tiene  el apodo de “Niño Sol”. De acuerdo con lo que diga Migración, su estatus de refugio podrá ser revocado.

Migración deberá resolver esta solicitud en cinco días hábiles que, por las vacaciones de Navidad y Año Nuevo, terminarán la primera semana de enero del 2020. El PANI, Migración y la Defensoría del Niño han negado dar más información a UNIVERSIDAD por tratarse de la seguridad de un menor de edad. El Poder Judicial no se referirá al caso porque está aún en proceso.

A la fecha, el menor de edad tiene 7 años y cumplió 277 días en un albergue del Patronato Nacional de la Infancia (PANI). En este lugar no tiene derecho a ver a su madre, de acuerdo con una sentencia del Juzgado de Niñez y Adolescencia emitida desde marzo.

“Migración siempre tuvo conocimiento de que ella salió huyendo y que tenía un proceso de familia en los Estados Unidos. Nunca le mintió a Migración, nunca le omitió información a Migración. Inclusive cuando el Tribunal de Familia dice que de acuerdo a las autoridades estadounidenses constituye un riesgo para el niño, eso se dijo en Migración. Eso se valoró”, explicó la abogada coadyuvante del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), Mónica Sandí.

En agosto pasado, la Sala Constitucional pidió al Juzgado de Niñez y Adolescencia que considerara el “interés superior del niño” dentro de la resolución de un habeas corpus. Sin embargo, el criterio de los magistrados no fue suficiente para que se levantara la sentencia del albergue.

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“El interés superior del niño establece que los procesos que tengan personas menores de edad a su cargo tienen que ser rápidos y efectivos. ¿Qué interés superior se está protegiendo con un niño que tiene 277 días de estar en un albergue y que un habeas corpus no lo ha sacado? Prácticamente se encuentra con una privación de libertad. Está completamente aislado de su familia, no puede ni recibir llamadas telefónicas de su madre. El Tribunal de Familia cuestiona el instrumento para ser protegido: la Convención sobre el Estatuto de Refugiados”, alega la abogada del INAMU.

“Lo que tenía que resolver el Juzgado de Niñez y Adolescencia y el Tribunal de Familia era conforme al interés superior de la persona menor de edad. En ningún momento se tenía que entrar a cuestionar la condición de refugio. Yo considero que se han violentado muchísimos derechos en este proceso: el derecho a la confidencialidad que establece la Convención de Refugiados y el Reglamento de Migración, así como el principio de no devolución (que aplica para refugiados). Ahora, tenemos que entonces el Tribunal de Familia no entra a conocer la restitución sino a cuestionar el refugio de la señora y el niño”, aseguró Sandí.

El caso en Estados Unidos

Para la madre del niño, el Tribunal de Familia se está enfocando “en la custodia”, al igual que ocurrió en Estados Unidos.

“Pero ese no es el problema. El problema es el abuso que le ocurrió a mi hijo”, aseguró la mujer estadounidense.

A la fecha, los magistrados de Sala IV investigan si la jueza encargada del proceso de restitución, Nelda Jiménez, es responsable de desobedecer su voto de mayoría al mantener vigente la sentencia de albergue.

Sandí como coadyuvante y la representante legal de la madre, Adilia Caravaca, están preocupadas porque, pese a que Migración valoró la violencia sexual narrada por el niño para aprobar su condición de refugiado, el Tribunal de Familia prioriza las mismas pruebas que usó el padre para negar el abuso  y desacreditar la salud mental de la mujer, en Estados Unidos.

En respuesta a las acusaciones de abuso sexual que alega el niño, el papá y presunto abusador del menor presentó como alegato que la madre tiene “Síndrome de Münchhausen por poder”, una enfermedad en la que el tutelar de un niño lo abusa y lo victimiza para “obtener atención”.

Desde noviembre, la madre compartió con UNIVERSIDAD información y documentación sobre los tres expedientes que vinculan al niño con Costa Rica: el de refugio; un proceso de restitución internacional del menor accionado por el padre y una denuncia penal que interpuso el niño en contra el hombre por abuso sexual (en la cual, figura como representante legal del niño un abogado del PANI).

A partir de esta información se enumera que, en junio del 2018, la madre huyó de Estados Unidos para proteger al niño de su padre. La mamá argumenta que las pruebas de psicólogos, maestros y personas cercanas al niño fueron, una y otra vez, desestimadas por la corte en Estados Unidos como insuficientes.

En agosto del 2018, la corte estadounidense le dio custodia al padre por medio de un habeas corpus. Como parte del proceso, el padre acusó a la mujer de secuestrar a su hijo y, por lo tanto, de cometer un delito.

Según la sentencia del Tribunal de Familia, esta es la razón por la que Migración debe revocar su refugio.

Entrevista con la mamá de Niño Sol

La madre de Niño Sol pidió a UNIVERSIDAD mantener el anonimato para protegerse de las represalias del padre y presunto abusador: un hombre de 58 años que es reconocido internacionalmente como artista.

La mujer asegura que, en Estados Unidos, el padre está acosando a sus conocidos porque la ayudan a conseguir pruebas para presentarlas frente al Juzgado de Niñez y al Tribunal de Familia.

“El Tribunal de Familia tiene unos requerimientos de que si produzco evidencia tiene que estar apostillada. Pero si soy refugiada, ¿cómo se los puedo dar? Siento que (ambos procesos) están desconectados”, aseguró la mujer.

¿Considera que su hijo está siendo revictimizado?

-Absolutamente. Siento que lo están traumando por algo diferente. Él fue abusado por su padre. La única persona que lo protegía era yo. La única persona en la que confiaba y con quien se sentía seguro, era yo. Me arrancaron de él. Imagine cómo se puede sentir un niño de siete años que tiene que seguir repitiendo ante la gente que su padre lo abusó, que no quiere estar con él, que quiere estar con su mamá. Esto ha sido continuo por ocho meses, aquí en Costa Rica. Lo dijo también en Estados Unidos y nadie lo escuchó. Para mí esto es abusivo: él está sufriendo, no lo están escuchando, no tiene derecho a tener una voz y está atrapado en un lugar en el que no quiere estar. ¿Cómo puede tener sentido eso para un niño de 7 años? Dice lo que le pasó y la consecuencia es que lo están aislando.

¿Imaginó que algo así les podría pasar al venir a Costa Rica?

-Estaba en una posición en la que tuve que tomar decisiones muy apresuradamente para poder ayudarnos de la mejor manera en que podía. No tenía idea de qué iba pasar. Sabía que no iba a ser fácil venir aquí, que teníamos que pedir refugio y que iba a ser un proceso duro. Fue duro: tomó diez meses para que nos lo resolvieran. Tuve que transportar como siete tomos de evidencia. La primera vez que nos entrevistaron, yo le pregunté al departamento de Migración: ¿qué puede pasar si usan la evidencia en Estados Unidos contra nosotros? Me dijeron que nada pasaría, porque éramos solicitantes de refugio. Dijeron que no nos iban a separar porque tenían que respetar el estado de nuestro refugio.

“Yo les creí porque era la única cosa que me hacía sentir segura. Sentí que podía poner a mi hijo en una escuela pública sin preocuparme. Sentí que podía trabajar sin preocuparme y que íbamos a resumir nuestra vida.

“Cuando nos llevaron el 26 de marzo, el día que me lo quitaron y me pusieron en la cárcel, esta fue la primera vez que me di cuenta de que no íbamos a estar protegidos con nuestra solicitud de refugio. Pero no tenía idea de que, casi nueve meses después, iba a estar atrapada en la misma situación y que mi hijo iba a estar en el PANI. Para mí…. (Silencio) es tan doloroso.

¿Cómo está lidiando con el dolor?

-Depende. Hay días en los que me quiebro. Otros días me distraigo. Sigo por mi hijo, es la única razón que me mantiene adelante. De otra forma, no tendría un sostén. Creo que si le demuestro a mi hijo que sigo peleando, que sigo intentando, que sigo creyendo, de alguna forma, él va a sentir todo eso.

¿Está asustada por lo que podría hacer el padre?

-Absolutamente. Tengo una amiga que la acosan severamente en los Estados Unidos porque me ayudó a apostillar unas cosas para el Juzgado de Familia. Ahora, nadie en Estados Unidos me quiere ayudar a apostillar documentos porque tienen miedo. No solo tengo miedo por mí misma sino por todos los que me ayudan e intentan representar a mi hijo. Los terminan acosando y arrastrando a la corte de allá, eso les cuesta dinero y tiempo. Eso es difícil para sus familias. Es muy duro. Me están aislando porque no puedo conseguir todo lo que necesito para pelear en el sistema judicial de Costa Rica. Toda es información está en Estados Unidos y necesito gente que me ayude.

“Sigo caminando por la calle y veo por encima de mi hombro porque me asusta topármelo. Me dan miedo las cosas que dice sobre mí, son muy dañinas. Sé que en una audiencia del 12 de noviembre dijo cosas horribles sobre mí. Es una manera de continuar sus abusos contra mí, esta vez en un escenario judicial. Dice cosas que no son ciertas, miente. Intenta hacerme sentir como me hacía sentir antes.

“No sé si va a llegar el momento en el que no me altere cuando veo alguien que se parece a él en la calle. Porque sé que está en el país, solamente no sé en dónde. No sé si puede tener contacto conmigo, no sé si puede tener contacto con alguien cercano a mí y herirme a través de esa persona.

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