Cultura

Joya arquitectónica que lucha por sobrevivir

Casa de de Jesús Jiménez Zamora ha sido restaurada tres veces y será intervenida una vez más con una inversión de ¢200 millones

Tras el terremoto de Santa Mónica, ocurrido el 4 de mayo de 1910, no solo quedó destruida la ciudad de Cartago, sino también la moral de sus pobladores.

La devastación causada por el evento de gran magnitud hizo que las familias más adineradas de la antigua capital de Costa Rica optaran por traer sus casas desde Europa; es decir, las compraban allá y las ensamblaban aquí. Muchos años después, la mayoría de esas joyas fueron derribadas para construir parqueos y darle otro uso a las propiedades.

Sin embargo, de aquellas viviendas, todavía queda una en pie. Está ubicada entre las calles 4 y 6, avenida 3, en el centro de Cartago, justo en el costado norte de la capilla de Los Capuchinos. Es conocida como la casa de Jesús Jiménez Zamora, en honor a quien fuera el quinto presidente de la República (y padre del también expresidente, Ricardo Jiménez Oreamuno), pues él nació en ese terreno, pero en otra casa, el 18 de junio de 1823.

Probablemente, la vivienda en la que nació el expresidente fue derribada por el terremoto de Santa Mónica. Lo cierto es que, según los historiadores, la nueva casa traída del extranjero se edificó en ese sitio en 1911.

La idea de traer la estructura fue de Micaela Sancho Oreamuno, quien jugó un rol social de gran relevancia en la época pues pertenecía a las familias adineradas de la Vieja Metrópoli. Sin embargo, existen diferencias entre las versiones de los historiadores respecto a si la casa fue importada de Bélgica o de Italia, según explicó Alejandro Astorga, de la Comisión de Restauración de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), actual dueña del inmueble.

Desde su llegada, el majestuoso inmueble (de 1366 metros) ha librado una dura batalla para mantenerse firme pese a los estragos del tiempo. Fue declarado de interés patrimonial y arquitectónico en 1985 y monumento nacional en 1997. Desde el 2000, ha sido restaurado por etapas; se han hecho tres inversiones de un total de ¢200 millones y con ello se ha logrado recuperar el 40% de la casa.

En el 2000, se hizo una primera intervención de ¢20 millones; en el 2012, otra de ¢100 millones por parte del Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura y en el 2016, se invirtieron ¢82 a cargo de la UNED.

La próxima restauración tendrá un valor de ¢200 millones y, aunque todavía no hay fecha definida para que arranque, los impulsores confían en que empezarán en diciembre de este año.

La aspiración de la UNED es que en un futuro se le cambie el nombre a “Jiménez Sancho”, en tributo a la familia que por más de un siglo la habitó y cuidó. Para que eso ocurra, es necesario que la Asamblea Legislativa apruebe una ley, lo cual podría demorarse hasta años.

“Hay que aclarar que la casa no está en abandono como algunos han dicho. La restauración se ha hecho por etapas y ahora la casa está sin uso porque falta recuperar el 60 por ciento del inmueble”, dijo Astorga.

ESTILO VICTORIANO

La casa de Jesús Jiménez Zamora, cuyo uso futuro al día de hoy se desconoce, es de estilo victoriano, el cual era común en la época, de acuerdo con la descripción que se hace en el expediente que se puede consultar en el Centro de Patrimonio.

Está construida con metal troquelado, que fue una opción dispuesta por las familias más adineradas de Cartago para responder a la situación de inseguridad que había creado el terremoto de 1910.

Según el Centro de Patrimonio, las paredes son de madera y “lata repujada”, y posee caras con diseños Art Noveau. Además, con balaustradas y corredores que reflejan la “magnificente arquitectura de la época”, así como un “patrón urbano de cierre de esquina con cubierta de gran pendiente y alero”.

Todo ello es rematado con “rosetas de tapichel y lámina de hierro con diseños y filigranas neoclásicas de flores que delatan el intenso intercambio comercial con Inglaterra, Francia y Bélgica, gracias a la bonanza generada por el cultivo y exportación de café”.

Micaela Sancho era una reconocida activista social de entonces y, con su poder de convocatoria, hizo que por ahí pasaran altas figuras del clero costarricense y de la región. Eso hizo que la sabiduría popular llamara a la casa como “El Vaticano”, en alusión al desfile de reconocidas personalidades eclesiásticas de la época, como el caso de Juan Gaspar Stork, obispo de Costa Rica.

Debe considerarse que la casa respondía al principio prefabricado y por eso sus partes vinieron al país en cajas. En un catálogo detallado venían las instrucciones de cómo debía de armarse el inmueble. Para aquella época de 1910, esto representaba todo un adelanto y un desafío.

La belleza arquitectónica, el mito de que ahí nació y vivió Jesús Jiménez Zamora, benemérito de la patria y conocido como el padre de la educación gratuita y obligatoria en el país, hicieron de la casa un espacio de gran atracción cultural, histórico y arquitectónico.

Con 105 años a cuestas y una magnífica historia que arrastra ecos del terremoto de 1910, la casa “Jesús Jiménez Zamora” es una joya que lucha por seguir en pie en la antigua capital de Costa Rica, donde aún quedan vestigios y nostalgias de aquella aciaga mañana del 4 de mayo en que se produjo el derrumbamiento de la ciudad entera, y entonces las familias más adineradas optaron por depositar su seguridad y esperanzas en la arquitectura importada, y que a su vez traía aires victorianos.

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