La Universidad Nacional (UNA) y el Tecnológico de Costa Rica (TEC) forman parte de las 47 instituciones públicas galardonadas por su excelente gestión ambiental en el 2018, con lo que se han colocado entre las primeras 20 mejor calificadas, según los resultados obtenidos en el Programa de Gestión Ambiental Institucional (PGAI) del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae).
El PGAI es un instrumento de planificación que las instituciones de la administración pública adoptan (Decreto Ejecutivo Nº 36499) con el propósito de diagnosticar aspectos ambientales como el consumo de energía, combustibles fósiles, agua, papel, emisiones al aire, generación de aguas residuales y residuos sólidos, para luego implementar medidas de prevención, mitigación y compensación de los impactos ambientales.
Para categorizar anualmente el nivel de avance de las instituciones se ideó un método o sistema semáforo: el “Rojo–” simboliza muy deficiente gestión ambiental, y el rango máximo “Verde+” corresponde a excelente gestión.
Ambas universidades estatales recibieron por tercer año consecutivo el reconocimiento de excelencia ambiental en la categoría “Sector público descentralizado institucional”, en un rango “Verde+” y con una calificación perfecta de 104.5, nota que ostentan solo tres instituciones más: Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL), Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y el Instituto Nacional de Seguros (INS).
Según Fabián Chavarría, coordinador de la Comisión de PGAI de la Universidad Nacional, desde el 2012 formularon un primer Plan de PGAI quinquenal que contemplaba el Campus Omar Dengo y todas las sedes regionales, pero sin segregar los indicadores de consumo por edificio o instancia.
A partir del Plan de PGAI 2017-2021 se identificó y geo-referenció cada medidor por edificio, de este modo pueden comparar tendencias en el consumo a lo interno de la institución.
“En esos edificios ya estaban instauradas las comisiones ambientales, entonces cada uno de esos edificios tiene una comisión ambiental que hace sus gestiones en pro del ambiente en sus áreas de trabajo. Esas comisiones son los pilares del PGAI”, comentó Chavarría a UNIVERSIDAD.
La Comisión Institucional de PGAI se enlaza con 13 comisiones ambientales por medio del coordinador de educación ambiental, quien participa de las reuniones que organiza cada comisión.
Por otro lado, el Instituto Tecnológico de Costa Rica también cuenta con un Plan de PGAI quinquenal 2017-2021 para su implementación en todos los campus y centros académicos; la instancia encargada de darle seguimiento es la Unidad Institucional de Gestión Ambiental y Seguridad Laboral (Gasel).
La coordinadora de Gasel, Alina Rodríguez, destacó que están trabajando en convertir al TEC en un laboratorio y ciudad sostenible. “Nosotros por medio de la universidad podemos demostrar cómo deberíamos mantener la ciudad. La universidad se puede ver con ese concepto de ciudad; tiene edificios, restaurantes, genera residuos…”.
Un pilar en la gestión ambiental de ambas universidades es la educación ambiental. Por esto, a la comunidad estudiantil y funcionarios se les capacita sobre manejo de residuos; además, asisten a los centros de acopio para aprender a clasificar materiales y participan en las actividades relacionadas a efemérides sobre temas medioambientales.
Proyectos innovadores
Tanto el TEC como la UNA apuestan por proyectos innovadores y a la vanguardia. Por ejemplo, la UNA está implementando una compostera automatizada capaz de procesar los residuos orgánicos en 24 horas, mientras que las composteras manuales duraban hasta 15 días en sacar el compostaje.
Además, han incorporado tecnología luminaria LED y tecnología de ahorro de agua, con un sistema de mingitorios libres de agua que puede ahorrar hasta 200.000 litros por año.
Por otro lado, la Sede de Liberia, Nicoya y el Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (Cinpe-UNA) cuentan con paneles solares, instalados en el transcurso del 2016. Y aunque de momento no se ha planificado instalar más, no es una opción que se descarta, según mencionó Chavarría.
“Lo que pasó es que hubo un problema a la hora de instalarlos; por ejemplo, en Nicoya se instalaron los paneles y la legislación cambió, entonces Coopeguanacaste puso muchas trabas”, agregó Chavarría, al explicar porqué no se ha planteado instalar más paneles solares.
En lo que respecta al TEC, el complejo solar es uno de los proyectos más recientes y ambiciosos; este es capaz de producir hasta un 30% de la energía eléctrica del campus central y comprende también un edificio y aulas para involucrar a estudiantes y personas externas.
Asimismo, el TEC prevé lanzar el próximo mes un sistema de préstamo automatizado de bicicletas llamado BiciTEC. El sistema cuenta con cinco estaciones distribuidas por el campus central en Cartago, en las que se encuentran las bicicletas que pueden ser solicitadas por estudiantes y funcionarios a través de una aplicación móvil o panel de información.
Carbono neutralidad
En 2019 el TEC fue declarada la primera universidad Carbono neutral del país.
Mediante el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero lograron identificar cuáles eran las principales fuentes de emisiones y se enfocaron en acciones de mitigación.
Además, la Unidad Institucional de Gestión Ambiental y Seguridad Laboral trabaja en colaboración con todos los departamentos donde se registran los datos de consumo.
Entre las acciones que facilitan la labor se encuentra el desarrollo de un software institucional de registro de combustible, el cual le permite a los choferes y usuarios de vehículos registrar el consumo de combustible del viaje realizado.
Del total de emisiones del campus central, un 50% de la remoción o compensación proviene de las zonas verdes, explicó Rodríguez.
El TEC también cuenta con otros reconocimientos ambientales, como cinco estrellas en Bandera Azul Ecológica, primera universidad pública libre de plástico en Costa Rica y puesto 14 de Latinoamérica en el ranking mundial de las universidades más sostenibles, según UI Green Metric.
En el caso de la UNA, su trayectoria en materia ambiental ha desencadenado que aspire a convertirse en universidad Carbono neutral.
En 2016 se creó la Comisión de Sustentabilidad de la Vicerrectoría de Investigación y conformaron un equipo de trabajo con personas de diferentes estancias de la universidad, según comentó Chavarría.
Sin embargo, desde antes se estaba trabajando el inventario de emisiones de gases de efecto invernadero, aunque a partir de ese momento se enfocaron en estrategias para trabajar el inventario y posteriormente la parte de remoción, lo cual involucra ir a las fincas de la universidad, calcular cuánto CO2 están capturando los árboles, entre otras tareas que ya se están llevando a cabo.
Un equipo multidisciplinario de estudiantes con horas asistente trabaja en el inventario de emisiones y también en otras labores que se vinculan con el PGAI.
“Propusimos emplear el mejor recurso humano que tiene la universidad, ¿y cuál es el mejor recurso humano que tiene la universidad? Los estudiantes. Así ambas partes se ven beneficiadas, ellos están aprendiendo de la gestión y se forman a nivel profesional, y nosotros estamos obteniendo la parte fina de ese trabajo. Es un trabajo muy arduo porque son muchos datos”, explicó Chavarría.
El éxito sostenido en los resultados del PGAI de ambas universidades se debe en gran medida al esfuerzo de todas las personas involucradas, según reconocieron Chavarría y Rodríguez.
“De lo más importante ha sido el apoyo de las autoridades universitarias. Nosotros siempre hemos dicho que podríamos tener las mejores ideas y las ganas de trabajar, pero si no hay apoyo de las autoridades no se logra nada”, comentó Rodríguez.
“A nivel de ambiente no es solo una instancia ni solo una persona, somos todos en una misma universidad, en un mismo país y en un mismo planeta”, mencionó Chavarría.
