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UCR celebra 30 años de primera conexión a internet en Centroamérica

Desde el sótano del primer piso del Centro de Informática, un pequeño grupo de técnicos recibieron el primer paquete de tráfico por conexión a internet satelital. 30 años después, asegurar esta conexión representa una responsabilidad para las políticas públicas del país.

El 26 de enero de 1993, hace exactamente 30 años, un grupo de cuatro ingenieros e informáticos recibieron la primera conexión a internet en Centroamérica. Ubicados en el sótano del Centro de Informática de la Universidad de Costa Rica (CI-UCR), desde la mañana conectaron el enrutador a los enlaces provistos por la Radiográfica Costarricense (Racsa) y esperaron recibir la señal satelital.

Fue Guy de Téramond, entonces director de la Unidad de Redes, quien salió corriendo y gritando ¡Un paquete, un paquete! Cuando se enteró por milésimas de segundos antes de su equipo que ya estaban recibiendo el tráfico de la señal; indicando que habían logrado la primera conexión a internet en la región centroamericana.

Así lo narra Abel Brenes, quien jugó un rol de investigador desde 1992 y ahora forma parte de la Unidad de Riesgos y Seguridad (URS) del CI; quien también comparó el trabajo silencioso que realizaban en la “bodeguita” del primer piso del edificio con “los grandes proyectos que salen de los garajes”.

Con “manual en mano”, Brenes fue responsable de desbloquear un enrutador IGS en su primer ejercicio, que también había sido el primer enrutador en llegar a Latinoamérica. A partir de ahí, el equipo realizaba pruebas a redes locales, que a pesar de no tener un “desarrollo fuerte”, los preparaba para después recibir internet.

“Cuando empezamos a ver el tráfico fue una emoción, una satisfacción y un gran orgullo. Porque precisamente en ese momento se consolidó un proyecto donde otros habían tenido muchas dificultades. Y eso consolida a la Universidad de Costa Rica en el punto, en el mapa” expresó Brenes.

A partir de entonces el equipo comenzó a habilitar servicios para la institución, iniciando con el servicio de correo electrónico y sus dominios de nomenclatura: .ac (académico), .go (gobierno) y .cr (Costa Rica). Para abril del mismo año, ya le ofrecían servicios por fibra a otras instituciones del país.

“Fue un proceso sostenido de ir expandiendo la conectividad, primero entre los facultades y escuelas, luego ir permitiendo el acceso desde las casas. La gente se conectaba por módem, con el típico sonido del módem, y así poco a poco se fue creando esa cultura […] En ese momento los navegadores no eran tan sofisticados como ahora, eran algunos en texto y unos muy básicos que estaban empezando a surgir en la web”.

Con el fin de “ampliar y democratizar” estos servicios, Brenes indicó que el CI lideró un proceso de expansión y de capacitación en la región. Como resultado, y en colaboración con un proyecto de la red hemisférica interuniversitaria de la Organización de los Estados Americanos (OEA), se logró conectar al internet a Panamá, Nicaragua, Jamaica, Barbados y demás países regionales.

Conectividad nacional ante un “panorama conformista”

Al conversar sobre el panorama de la conectividad en el país, Brenes fue crítico sobre la responsabilidad y ruta de las políticas públicas: “Yo lo compararía como una autopista de mil carriles donde van solo cuatro carriles funcionando. Estamos haciendo una subutilización de esos recursos. No le estamos dando al ciudadano las conectividades que necesita, los precios son altos, no estamos desarrollando nuevas tecnologías; como el internet táctil, ciudades inteligentes, conducción autónoma”.

En consecuencia, el ingeniero señaló que se requieren políticas de Estado “muy agresivas” que manejen un “triángulo de operación estado-empresa privada-ciudadanía”. Con esto, según Brenes, se puede apuntar a establecer un nivel de conectividad muy alto en donde se pueda cubrir a todo el país, independientemente de si las zonas son comercialmente rentables o no.

Brenes también enfatizó en que el Estado debe tener un proyecto país que “no dependa de un gobierno de turno y de cambio de política”, y a pesar de que el sector académico es “la punta de lanza de todos las políticas públicas”, considera que los gobiernos “han dejado a la academia un poco disminuida”.

“Que valga la oportunidad de estos 30 años, para que no nos veamos dentro de 30 años más todavía discutiendo problemas de gobernanza, problemas de inclusión digital o problemas de cobertura de servicios”, culminó.

 

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