Universitarias Rodrigo Facio:

Su legado

Soy beneficiario directo del legado de Rodrigo Facio Brenes.

Soy beneficiario directo del legado de Rodrigo Facio Brenes.

Tal como relaté en reciente conferencia, lo conocí “el primer día de clases de una luminosa mañana de marzo de 1957, en el incipiente pretil de la Facultad de Ciencias y Letras, hoy Escuela de Estudios Generales.

Estrenábamos la reforma universitaria de 1957, impulsada por don Rodrigo y su formidable equipo de visionarios. Él era un joven Rector, inmensamente prestigioso y yo, un tímido provinciano post adolescente, con el cabello rapado por obra de las novatadas que debíamos sufrir los de primer ingreso y, al igual del resto de jóvenes, repleto de incertidumbres y temores.

Nos ofreció un almuerzo campestre en el cafetal que era entonces el terreno aledaño, pues fuera de la de Ciencias y Letras, no existían las edificaciones de hoy.

Compartió largo tiempo, sin prisas, con su conversación sencilla y su don de gentes. Cuando nos despedimos, gran parte de aquellas incertidumbres y temores habían desaparecido.

Él fue Rector durante mis siete años de estudio en las Facultades de Ciencias y Letras, Ciencias Económicas y Derecho; su influencia se sentía en todos los resquicios. De él aprendí la tolerancia y respeto por las opiniones diferentes a la propia, la responsabilidad y rigurosidad en el ejercicio de la docencia y la investigación, la proximidad con los estudiantes, la preocupación por los problemas nacionales y el amor a la Universidad de Costa Rica.”

Como lo recuerdo en los anteriores párrafos, uno de los múltiples aspectos de su legado es su ejemplo de sencillez, respeto y consideración con sus interlocutores, fueran humildes o encumbrados y su capacidad para convencer sin imponer.

Postulaba, como principio fundamental de su concepción de universidad, el respeto y tolerancia por todas las ideas, aunque fueran contrarias a las propias y era honestamente consecuente con ello.

Recordemos que su juventud estuvo marcada por los antecedentes, el desarrollo y las consecuencias de la guerra civil de 1948 y que él formó parte, activamente, de la Oposición Nacional, enfrentada a los gobiernos de Rafael Ángel Calderón Guardia y Teodoro Picado quienes, gracias a la alianza con el Partido Comunista, lograron aprobar la gran reforma social de los años cuarenta del siglo XX.

No obstante, en sus célebres lecciones, daba a conocer a sus estudiantes todas las tendencias, sin excepción, incluyendo las de corte marxista, según se constata en su Antología de Doctrinas Económicas editada recientemente por los profesores Federico Vargas Peralta y Carlos Palma Rodríguez (Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2016). En ella, a la par de textos de economistas liberales clásicos, como John Stuart Mill y Alfred Marshall, de socialistas utópicos como P.J. Proudhon y del gran teórico del capitalismo regulado John Maynard Keynes, incluye dos capítulos de Carlos Marx y uno de V.I. Lenin.

Asimismo, hizo publicar un notable trabajo en el cual, el entonces estudiante Rodolfo Cerdas, lo criticaba por una conferencia sobre marxismo que don Rodrigo pronunció. El brillante trabajo de Cerdas fue publicado en el número 20 de la Revista de la Universidad de Costa Rica (marzo de 1960) y contiene una respuesta de Facio que denota su profundo desacuerdo con el marxismo, pero lo hace de forma rigurosa, admitiendo honestamente algunas imprecisiones y en un tono de gran respeto por su joven antagonista.

Su concepción de universidad se inspira en un hondo humanismo. Una de sus frases célebres es “asomarse al huerto del vecino”, con la cual significaba la necesidad de superar la extrema especialización y cultivar el conocimiento de las otras disciplinas y actividades humanas, para lograr una visión integral del mundo.

Es interesante recordar, desde ese punto de vista, el pensum de los estudios generales derivados de su reforma de 1957. Debíamos, obligatoriamente escoger, de entre las varias opciones que se nos ofrecían, una práctica deportiva y una materia artística. Quienes seguirían carreras de humanidades, debían cursar una o varias asignaturas científicas y quienes se inclinaban por las ciencias o las ingenierías, hacían lo propio con materias humanísticas. El núcleo básico y obligatorio del pensum estaba constituido por los principios de las matemáticas, la filosofía, la historia, el idioma, la sociología, la economía.

Igualmente, la Facultad Central de Ciencias y Letras constituía, gracias al principio de departamentalización y al quehacer compartido, un ámbito de cultivo de cada disciplina, en intensa relación creativa con las demás.

No alcanza el espacio disponible para siquiera mencionar los múltiples aspectos de su legado. Solo en el campo universitarios habría que mencionar la construcción de la ciudad universitaria, la apertura a los ambientes académicos internacionales por medio de la importación de profesores y el envío de los nuestros a obtener grados superiores en el exterior, la tecnificación de la administración universitaria, la defensa de la autonomía y la libertad de cátedra y múltiples otros puntos.

En otros campos, habría que mencionar sus aportes en la concepción del Estado y la sociedad, plasmados en su influyente labor como constituyente en 1949 y en sus aportes en la junta directiva fundadora del Instituto Costarricense de Electricidad y en la del Banco Central; sus intervenciones eran enjundiosas propuestas programáticas.

No podría dejarse de lado su contribución a la ciencia del Derecho, tema cuidadosamente desarrollado por el Dr. Alex Solís en su reciente libro El pensamiento jurídico de Rodrigo Facio (Editorial de la Universidad de Costa Rica,2017).

La deuda de la Patria y de la Universidad de Costa Rica con Rodrigo Facio, va a ser recordada durante este año 2017, centenario de su nacimiento. La Universidad desarrollará actos solemnes, conferencias, mesas redondas, seminarios, publicaciones, actos artísticos y otras actividades para conmemorar a este prócer, que tanto hizo en pro del bien común, en tan sólo cuarenta y cuatro años de vida.

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