Universitarias

Sedes regionales de la UCR ofertan 66 cursos en modo presencial o bimodal

Más de 800 estudiantes están llevando contenido de materias inconclusas, asistiendo a talleres o laboratorios este segundo semestre.

Caribe, Atlántico, Occidente, Pacífico y Guanacaste tienen el 12% de los cursos en modo presencial o bimodal aprobados para este segundo ciclo en la Universidad de Costa Rica (UCR). Estas sedes tienen en la mira un objetivo común: subsanar el atraso que ha generado para el estudiantado la pandemia por la COVID-19 en sus planes de estudios y graduaciones.

Para José Ángel Vargas Vargas, Vicerrector de Docencia, el regreso a la presencialidad “genera la posibilidad real de favorecer el aprendizaje en cursos que requieren componentes teóricos y pragmáticos, al mismo tiempo para asegurar el fiel cumplimiento de los objetivos académicos”, pero también el retorno al campus universitario con espacios abiertos propicia la convivencia humana y la socialización, esenciales para la salud mental.

Cada sede tomó sus decisiones basándose en sus necesidades académicas. Por ejemplo, en el caso del Atlántico, las coordinaciones de carrera prestaron atención a las materias con componente práctico cuya población estudiantil está en condición de incompleto, explica Rosibel Orozco Vargas, directora. En la Sede del Pacífico, en inglés o ingenierías, el profesorado decidió aplicar las evaluaciones presenciales y las clases 100% virtuales.

Por su lado, la Sede del Caribe, se enfocó en los “cursos de Preescolar en Inglés, que requieren laboratorio; pesó el hecho de que estos estudiantes están en su segundo año, y dado que el año pasado estuvieron en modalidad virtual, se decidió que no era sano que se mantuvieran dos años seguidos sin posibilidad de prácticas fonéticas presenciales”, señala Juan Diego Quesada Pacheco, director.

Aprendizajes en crisis

 La pandemia ha provocado muchos cambios. No obstante, algunos han sido positivos. Francisco Rodríguez Cascante, director de la Sede de Occidente, menciona que la migración a la virtualidad ha permitido la ampliación de cupos, “puesto que no se tiene la limitación de los espacios físicos de las aulas. Asimismo, surgen nuevas formas de relación con la tecnología, en el sentido de que se han aprendido estrategias de comunicación que no se poseían anteriormente”.

Con ello coincide Wagner Moreno Moreno, director de la Sede de Guanacaste: “la virtualidad ha permitido flexibilizar didáctica y evaluación, ha contribuido a reflexionar sobre la esencialidad de los cursos y su contribución al perfil de salida establecido en el Plan de Estudios, ha permitido valorar la presencialidad en cuanto al desarrollo de habilidades” y, por supuesto, “también ha permitido valorar la relación entre salud mental y sociabilidad”.

En la Sede del Pacífico los beneficios han sido palpables. De acuerdo con María José Quesada Chaves, coordinadora de docencia, “un 55,6% de los docentes indican que ha cambiado su estado de ánimo al trabajar los cursos de manera virtual, además, un 94,4% ha recibido capacitaciones, durante la pandemia, en temáticas relacionadas con recursos de mediación pedagógica virtual y salud mental”. En sedes como el Pacífico existe interés en mantener cursos teóricos 100% virtuales en el futuro, para brindar una opción a estudiantes que están trabajando o a docentes que viven lejos.

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