Universitarias Dagmar Facio:

“Papá tenía una gran pasión por la UCR”

Cuando se habla de la figura de Rodrigo Facio Brenes, se piensa de inmediato en sus incalculables aportes a la Universidad de Costa Rica

Cuando se habla de la figura de Rodrigo Facio Brenes, se piensa de inmediato en sus incalculables aportes a la Universidad de Costa Rica y al país, tanto en lo político como en lo intelectual; y se recuerda como uno de los grandes responsables del desarrollo nacional del siglo XX.

Pero detrás de la figura pública destacada había un padre, hijo y esposo adorado por su familia, con un carácter afable y divertido, que gustaba sobre todo de los paseos familiares los fines de semana.

Así recuerda a Rodrigo Facio su hija, Dagmar Facio, quien como ella misma recuerda, vivió con él hasta los 15 años, hasta el día que la muerte se lo llevó de repente.

De lo que usted recuerda. ¿Cómo era Rodrigo Facio?, ¿cómo lo describiría?

-Era una persona muy intensa y muy llena de vida. Además, era simpático, era cómico y molestaba. El Rodrigo Facio que sacan, como tan serio o tan formal, pues sí lo era en su trabajo. Era impresionante la capacidad que tenía para dedicarse a lo que tenía que hacer. No solo era rector, también -al mismo tiempo – fue parte del Banco Central (BCCR), escribía y participaba de los debates que se hacían por periódico, y a nada decía que no. Pero había una cosa que era sagrada para él y eran los domingos. En el momento en el que él llegaba, aunque trabajaba a veces desde la casa, era totalmente dispuesto a su familia.

Papá era un hijo extraordinario, mi abuelita vivía en el Paseo de los Estudiantes, prácticamente diagonal a la Soledad y él trabajaba en la U, que era donde está ahora la Corte. Nosotros vivíamos por el Parque Morazán, y él se iba a pie y pasaba todos los días, antes de llegar a la casa a almorzar, a la casa de mi abuelita a contarle lo que había hecho, cómo pensaba.

¿Qué decía don Rodrigo de la Universidad?

Es que eso era lo que le interesaba. Ahora, revisando un librito, me encuentro una entrevista que le hace un periodista que se lo encuentra en la Universidad y le dice: “¿Le puedo hacer una microentrevista?”, entonces le dijo que sí. En esos momentos, la gente había estado esperando, porque (José) Figueres supuestamente le iba a ofrecer el Ministerio de Economía. Entonces le preguntan y él responde: “No puedo hablar de lo que no está pasando, no se me ha ofrecido” y el periodista empieza a tratar de sacarlo y él dice: “No voy a decir nada, porque ni hay un ofrecimiento, ni nada de eso y me parece que sería bueno que, como es una microentrevista, terminemos aquí”. Entonces el empieza a caminar y dice el periodista: “Yo vi caminando a un ministro de Hacienda”, pero él no acepta ir a ninguno de esos dos puestos, cambió a ‘don Pepe’ por la UCR.

Cuando a él le ofrecen la Rectoría, él escribe bellísimo y dice que él está muy agradecido, pero que él reconoce que el trabajo que ha hecho el rector que estaba en ese momento es excelente y que eso ha hecho crecer a la Universidad y que, si gana su contendiente, pues que él estará siempre listo para trabajar en la UCR desde cualquier espacio.

A él lo eligen tres veces, en la segunda vez hay notas muy bonitas donde los estudiantes le piden. Entonces, él dice que él gana esa elección porque si había alguien que lo quería en la UCR eran los estudiantes.

En sus discursos, siempre está presente la figura del estudiante…

Siempre. Además, es muy lindo lo que él propone, porque lo que él dice es que la UCR no es para hacer “sabios elitistas”, sino para hacer ciudadanos que tengan la mejor oportunidad para aprender lo mejor, pero que ellos regresen al país que es el verdadero sentido de una Universidad, como la que ya era en ese momento.

Él tenía pasión por la UCR. Yo recuerdo que una de las personas que era muy amigo de él era el doctor Otto Jiménez, y él era caricaturista. Nunca se me olvida que hizo una caricatura que era papá pensando en la Universidad y decía: “Esta es la amante de Rodrigo Facio” y aparecía la caricatura de mamá como viéndolo.

Era cero autoritario, pero cero autoritario no solo en la Universidad, sino también en la casa y en todo lado.

Cuando yo entré a la U papá acaso tendría tres años de muerto, y yo recuerdo que los conserjes y la gente sentía pasión al recordarlo. Para él lo mismo era saludar al presidente que a un misceláneo que estuviera trabajando donde él caminaba.

Entonces, para mí lo más importante es esa parte humana, es parte del reconocimiento al otro, de ponerse en los zapatos del otro, de entender al otro y de no excluir a nadie. Era una persona que realmente trataba de incluir.

El legado de Rodrigo Facio es muy amplio en muchos aspectos. Pero, ¿para usted qué es lo más importante de lo que dejó su padre?

Para mí lo más importante de papá, que lo dejó y parece que se nos olvidó, fue su parte humanista. Él fue un convencido de que el hombre es el que cuida al otro, el que ayuda al otro, el que ayuda en una comunidad, el que piensa en los demás, el que tiene que estar no solo a la cabeza de la Universidad de Costa Rica y no solo con los estudiantes que salen, sino también en lo que es el Estado costarricense.

¿Y qué rutina tenía? Porque una persona que trabajaba tanto, que escribía tanto y que reflexionaba tanto, uno podría imaginar que dormía muy poco. ¿Cómo era?

No, él se levantaba temprano y se iba para su trabajo temprano, pero él era sumamente ordenado.

Si él iba a escribir un libro, por ejemplo, él tomaba las vacaciones de la Universidad, se iba a una finca que tenemos en Alajuela y él se dedicaba a escribir de siete a once, después se metía a la piscina y todo eso, pero en la tarde volvía. Aunque también estaba la parte de gozar y todo eso.

Era tan disciplinado que era casi como un horario. Uno sabía con toda precisión qué era lo que él iba a hacer, sus reacciones. Sus fiestas eran riquísimas. Eran las fiestas que tenía con los amigos, pero también estaban Paco Amighetti, estaba Virginia Grutter… Era un grupo muy rico. Además, él tenía una mirada holística de la vida, él se interesaba por el teatro, entonces había que hacer un teatro universitario y empujar para que eso se diera, también toda la parte de bellas artes. No había espacios que no estuvieran dentro de la Universidad y dentro de su vida.

Es muy lindo que se celebre que cumple 100 años de haber nacido, pero yo también digo que preferiría que esta fuera la última ceremonia, porque – en alguna medida – lo que valdría más la pena es que la gente tuviera tiempo para leer los textos, porque eso es lo que realmente representa. La figura al final es una figura fría, una escultura que pusieron allí, y se ha perdido esa riqueza que es él. Porque es más fácil tener una figura y usarla, como la ha usado el Partido Liberación Nacional, que antes de morir mamá nosotros enviamos una carta para que le quitaran el nombre de Rodrigo Facio al Instituto de Formación, recibimos un acuse de recibo y nunca lo logramos.

A nosotros nos parecía un atrevimiento que un partido que abandona sus banderas socialdemócratas, siguiera usando a papá como el nombre del Instituto.

 

 

 

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