Esmeralda es una gatita blanquinegra, pequeña, delicada y con unos ojos brillantes que le han dado justamente su nombre. Tiene seis años de edad y dos de haber llegado a la Oficina de Suministros de la Universidad de Costa Rica (UCR). Ahí fue adoptada simbólicamente por el personal del Departamento de Adquisiciones.
Desnutrida y temerosa fue como la encontró Juan Carlos Zúñiga, empleado de esta unidad. No era la primera vez que un animalito (perros principalmente) llegaba al lugar en condiciones similares, pero Esmeralda era diferente y muy rápido se ganó el cariño de Juan Carlos y varios de sus compañeros.
Sin embargo, la confianza de parte de ella tardó tiempo en llegar. Esmeralda temía acercarse mucho a las personas. No fue hasta que confirmó que las personas que veía solo querían cuidarla y alimentarla que se dejó acariciar por ellos, pero siempre manteniendo una distancia recelosa.
Cucho es un gato pintado de cara gorda y cuerpo delgado por problemas de alimentación. Tiene ocho años y llegó apenas hace seis meses a la Oficina de Suministros, también en condiciones deplorables. A diferencia de Esmeralda, Cucho ha sido cariñoso y dócil desde el principio, ronroneándole a cualquiera que se cruce en su camino.
Estos dos gatitos viven y duermen afuera de la oficina, pero son alimentados, cuidados y mimados por un grupo de personas del Departamento, que encabezados por su jefa, Vanessa Jaubert ,se unieron para cuidar de ellos.
Lo cierto es que las vidas que más cambiaron con esta adopción no fueron la de los gatitos, sino las de sus “padrinos”.
Zúñiga relata cómo toda la dinámica de la oficina cambió con la llegada de Esmeralda: “personas que eran compañeros de trabajo y nada más, que no se hablaban, comenzaron a hablarse a razón de la gatita. Hoy por hoy la gata es la mascota de la oficina, llega todas las mañanas y hace su recorrido obligatorio, saludando a todos los que sabe que la cuidan”.
La aparición de Esmeralda provocó una unión en el Departamento que no se había logrado antes con nada. Ingrid Tenorio, integrante también de la Unidad de Adquisiciones, recuerda cómo inevitablemente terminaron tomándole cariño a la gatita y comenzaron a unirse varias personas para comprar alimento y cuidar de ella.
“Al principio éramos cinco los que colaborábamos. Con el tiempo más compañeros se fueron encariñando y ahora de 21 personas que tiene la oficina, 15 ayudan”, comentó.
Pero los beneficios de estos dos animalitos no se han visto solo en la unidad de la oficina, sino también en la salud de los trabajadores. Dania Montero, compañera de Zúñiga y Tenorio, explicó que en ese departamento la demanda de trabajo y el nivel de estrés que se maneja es mucho: “A veces una sola persona maneja hasta 20 expedientes de pedidos y licitaciones que hay que sacar”.
A causa de esta demandante labor, muchos de sus compañeros padecen ya de problemas de presión arterial y manejan un constante estrés. Sin embargo, desde la llegada de Esmeralda y luego de Cucho, los padecimientos se han reducido, puesto que su presencia ha servido para canalizar el estrés que se maneja.
“A veces uno está tenso y estresado y sale un rato al patio, está ahí con Esmeralda y ya hasta que se baja el estrés. Vuelve uno a entrar con una actitud totalmente diferente”, afirmó Montero. Varios de sus compañeros han expresado también que han visto una mejora en sus problemas de presión arterial y lo atribuyen a la presencia de los felinos.
El Centro para la Prevención y Control de Enfermedades de los Estados Unidos afirma que las mascotas tienen múltiples beneficios para la salud de la personas. Por ejemplo, pueden ayudar a disminuir la presión arterial, los niveles de colesterol y triglicéridos, y el sentimiento de soledad (por lo que resultan excelentes compañeros para tratar la tristeza y la depresión).
