Universitarias País es el referente en becas públicas para universitarios

En Costa Rica, solo un 25% de los jóvenes con edad de ingresar a la educación superior logra acceder a ella

Obtener un título universitario es determinante en el mundo laboral, pero la educación superior debe atender importantes retos para el futuro

Apenas una cuarta parte (25,34%) de los jóvenes que tienen la edad para ingresar en la educación superior consigue hacerlo, según datos presentados por Francesc Pedró, director del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

La información, presentada por Pedró en una actividad organizada por la Comisión Nacional de Préstamos para la Educación (Conape) durante la semana anterior, sitúa a Costa Rica por debajo de países como Chile (47%), Perú (46,49%) o Argentina (40,40%); y por encima de otros como Brasil (24,66%), Panamá (24, 20%) o Guatemala (7%).

Al respecto, el presidente del Consejo Nacional de Rectores (Conare), Francisco González, comentó a UNIVERSIDAD que esta “es una realidad que tenemos que enfrentar como sistemas universitarios”, al tiempo que recordó que, a pesar de recibir menos ingresos en los últimos dos años, las universidades públicas han registrado un incremento de estudiantes.

“En esta década el crecimiento de estudiantes de primer nivel en las universidades ha aumentado muchísimo. Ahora, sigue siendo un reto, pero es un reto país. Porque también pasa por la posibilidad de que las universidades tengan más recursos”, comentó González, también rector de la Universidad Nacional (UNA).

El director del Iesalc explicó que, cuando un país logra superar la barrera del 15% significa que está entrando en una etapa de masificación, donde cada vez es mayor la masa de personas que acceden a la educación superior. De igual forma, cuando se alcanza el 50% o más, se habla de procesos de universalización.

“No basta con ser un buen investigador para ser un buen docente universitario”, Francesc Pedró, director del Iesalc-Unesco

El presidente del Conare agregó que, parte de la situación costarricense es provocada por un “embudo previo”: “Hay una gran cantidad de estudiantes que no terminan la secundaria. El problema de acceso a la educación superior no es estrictamente un problema del modelo de admisión de la universidad, sino que también de las condiciones con las cuales los estudiantes de primaria y secundaria concluyen sus estudios”.

Pedró también manifestó que “el papel de las ayudas financieras puede ser tremendamente importante”, destacando igualmente la necesidad de conocer hasta qué punto esas ayudas hacen realmente una diferencia: “¿Qué porcentaje de esos estudiantes, si no hubiera sido gracias a esa ayuda, no estarían en la universidad?”.

Las cifras compartidas por el experto sitúan a Costa Rica como “uno de los países que efectivamente más brilla en el ámbito justamente de esas ayudas económicas”, con un 32% de beneficiarios de programas públicos de becas para educación superior, en 2020.

El rector de la UNA comentó que, solo en las universidades públicas, el 52% de la población estudiantil tiene algún tipo de beca o ayuda económica, cifra que asciende a cerca del 78% si solo se considera a estudiantes de zonas rurales.

González señaló que el 68% de los estudiantes de las casas de enseñanza pública, son alumnos que, por primera vez, alguien de su familia ingresa a la universidad: “Cada día, hemos logrado mayor sensibilidad por los estudiantes de los sectores en condiciones de mayor vulnerabilidad”.

 

Estudiar sigue teniendo un premio

El director del Iesalc explicó que cursar estudios universitarios “sigue pagando dividendos en nuestra región, es decir, sigue existiendo un premio muy importante para aquellas personas que consiguen efectivamente graduarse en la educación superior”.

Pedró también indicó que lo anterior también se traduce en una mayor protección contra el desempleo: “Es fácil ver que las tasas de ocupación de los titulados de educación superior son muy superiores a aquellas personas que solo tienen una titulación equivalente a la secundaria o media”.

En las cifras presentadas por el especialista, correspondientes a los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos​ en 2020, es posible observar como las tasas de ocupación son mucho más elevadas cuando se cuenta con un título universitario.

En el caso de Costa Rica, el 81% de los titulados en educación superior contaban con un empleo, mientras que solo el 65% de las personas que únicamente tenían estudios en educación secundaria estaban trabajando.

Sobre este tema, el presidente del Conare indicó que en América Latina obtener una titulación es determinante, ya que, fortaleciendo la educación superior, se garantizan las posibilidades de que las personas tengan mayores ingresos, además de que pueden realizar un aporte a través del ejercicio de su profesión.

“Una sociedad que tenga una población con mayores ingresos o con ingresos crecientes, es una sociedad que tiene mayores posibilidades de hacer frente a otros ámbitos”, complementó.

 

Retos de la educación superior en Costa Rica

González aseguró que la educación superior costarricense enfrenta cinco grandes retos: la innovación y la transformación curricular, mayor cobertura, la articulación de la educación superior con otros ciclos o niveles de la educación, participación de las universidades en la política pública, y la sostenibilidad financiera, en el marco de la autonomía universitaria.

El rector comentó que es fundamental revisar las estructuras curriculares y los planes de estudio, de acuerdo con un nuevo contexto de aprendizaje, del mundo del trabajo, del desarrollo científico-tecnológico y de la vinculación del país con el resto del mundo.

Precisamente, Pedró señaló la importancia de la innovación como uno de los retos de la educación superior en América Latina, marcando la experiencia de la pandemia como una “ventana de oportunidad”, especialmente respecto de la tecnología y las estrategias de enseñanza:

“En definitiva, no basta con ser un buen investigador para ser un buen docente universitario. No se aprende a ser un buen pedagogo sencillamente basándonos en la experiencia previa; hay que desarrollar una serie de estrategias que, afortunadamente, buena parte de nuestras universidades en la región están contribuyendo a poner en práctica”, acotó.

También, señaló el presidente del Conare, las universidades deben articularse con los demás niveles de la educación, incluida la técnica, para mejorar las competencias de las estudiantes y las posibilidades de ingreso a la educación superior: “No podemos convertirnos, en primero y segundo año, en terminar el colegio. Más bien, trabajemos con otros ciclos o niveles de la educación para que los estudiantes que lleguen a la universidad tengan mejores y mayores competencias”.

González insistió en que se debe robustecer la investigación y la extensión para que generen aún más impacto en la política pública y en la toma de decisiones, basándose en evidencia científica, aunque colocó la sostenibilidad financiera, en el marco de la defensa de la autonomía universitaria, como el reto más importante en la actualidad.

El director del Iesalc también puso sobre la mesa el tema de la sostenibilidad, aunque con una connotación alterna: “No se trata tan solo de conseguir ser más sostenible, sino de conseguir también a través de la investigación, de la formación, de la extensión universitaria, garantizar que las sociedades a las que servimos también avanzan en esa sostenibilidad. Es lógico esperar que nuestras instituciones de educación superior representen la vanguardia de nuestros países en materia de sostenibilidad”.

 

Suscríbase al boletín

Ir al contenido