Universitarias Javier Santaolalla, científico y divulgador de la ciencia

“El conocimiento es un derecho y un bien universal”

Este doctor en física que participó del descubrimiento del bosón de Higgs en 2012 ha emprendido la tarea de enseñar_ciencia desde YouTube y redes sociales.

Al hablar de física posiblemente muchos apenas recordemos algo de lo que aprendimos en el colegio, y  tratar de entender de qué trata la mecánica cuántica o qué es lo que muchos llamaron “la Partícula de Dios” quizá sea una tarea realmente complicada.

Pero más difícil era imaginar que un doctor en física fuese capaz de explicar este tipo de fenómenos con figuras sencillas y llenas de humor, como lo hace el español Javier Santaolalla en sus tres canales de YouTube y sus redes sociales (@JaSantaolalla).

A los 35 años, este científico puede contar que trabajó con el equipo del Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) cuando en el colisionador de hadrones se descubrió el Bosón de Higgs, esa partícula elemental propuesta en el modelo estándar de la física que completa el mecanismo de Higgs al intentar explicar el origen de la masa en las partículas fundamentales.

Santaolalla ahora hace lo posible porque ese conocimiento no se quede solo en los laboratorios. Está de visita esta semana en el país, como invitado a un foro sobre innovación y ha protagonizado varias charlas para contar su experiencia ahora como “youtuber” en favor de la ciencia.  A continuación un extracto de su conversación con UNIVERSIDAD.

¿Por qué el salto de estudiar Ingeniería en Telecomunicaciones a la Física?

–Todas las ingenierías y todas las ramas técnicas usan la física como base, y en ese proceso de descubrir la física para aplicarla a la ingeniería me di cuenta de que me gustaba más la física. Fue todo un proceso en el que uno se da cuenta que pudo haber cometido un error o que no eligió bien lo que quería en la vida. Fue un proceso duro de darse cuenta de esa realidad, pero al final gana la voluntad, las ganas y sobre todo la sensación de que uno está haciendo lo que realmente quiere.

¿Cuándo inició con la física imaginó en qué quería trabajar?

–El primer libro de física moderna que tuve fue el de Steven Hawking  Historia del tiempo y en él se habla mucho de la composición de la materia. Había muchas partículas que no conocía y eso para mí fue un gran shock, moldeó lo que yo quería hacer.  También oí hablar del CERN como un laboratorio, oí que era un experimiento super ambicioso para recrear el big bang, pensé que eso tenía que ser impresionante y me lo marqué como objetivo de vida.

Lo logró muy pronto, porque fue becado en el CERN y participó del proceso de descubrir el Bosón de Higgs.

–Fueron años muy duros. Llegué a llevar dos estudios a la vez, mientras me formaba en francés –porque era necesario en el CERN– hacía otras cosas. Fue muy satisfactorio y muy placentero porque estaba haciendo lo que yo quería. He escrito un libro solo para relatar qué es estar ahí, es un mensaje bonito el decir que cuando uno tiene una ilusión y la cumple realmente, todo lo que siente es un regalo.

¿En qué consistió su trabajo en el CERN?

–Pues hice un trabajo muy variado. Yo tenía formación de ingeniero y eso lo valoran mucho los físicos. La mitad del proyecto estuve trabajando como un ingeniero en física haciendo contribuciones a la parte más técnica. Cuando yo llegué estaban bajando el detector, que es una máquina gigantesca que se dedica a estudiar los procesos físicos que ocurren en las colisiones. Esa máquina está programada con electrónica, con diferentes elementos que tienen una base en la ingeniería. La segunda mitad estuve descubriendo nuevas partículas, que se llaman bosones electrodébiles y había que encontrarlos. Al final de una colisión tienes un baúl de partículas y tienes que rebuscar a ver qué encuentras. Yo me encargaba de buscar los bosones electrodébiles, que son fundamentales, porque hay mucha física que se aprende de ellos y también porque en el Bosón de Higgs juegan un papel muy importante.

¿Por qué fue tan importante este descubrimiento del Bosón de Higgs?

–Hay muchos motivos y requería una conversación de cuatro horas para extraer el verdadero motivo, pero lo voy a resumir en que es la pieza fundamental de un rompecabezas que representa el universo y del que faltaba una pieza. Esa pieza llevaba 50 años buscándose y no se encontraba. Al final encajó justo donde se preveía que iba a estar y eso hizo que todo esté validado, porque si te falla una pieza, todo lo demás no sirve de nada. Entonces fue una confirmación de que los procesos que se están estudiando sobre el universo van por buen camino.

Cuando se hablaba del Bosón de Higgs se hablaba incorrectamente de la “partícula de Dios”. Eso dio  muy buena prensa, pero dificultó la comprensión de lo que se había descubierto. ¿Por qué pasó así?

–Pues porque la gente de la calle necesita historias y ganchos para conectarse a las ideas. Si dices el Bosón de Higgs la gente no encuentra qué relación tienen eso con su vida y no encuentra qué relación tiene con su entorno. Cuando dicen “Partícula de Dios” ahí la cosa cambia, porque ya saben que es una introducción al tema que les hace tener más curiosidad. No fue algo que se hizo queriendo, fue una casualidad.

Ese es un ejemplo de por qué se necesita buena divulgación científica.

–Correcto, porque si solo te quedas con el titular estás detrás del desastre. Pero fue curioso porque en realidad fue una estrategia de marketing de un libro que iban a titular La Partícula Maldita y el editor dijo “no, se va a llamar la Partícula de Dios porque va a vender más”.

¿Qué le motivó a salir de los laboratorios, dejar las pizarras y ponerse frente a una cámara en YouTube para explicarle cosas a la gente como la masa y la mecánica cuántica?

–Realmente ha sido un experimento, como los que se hacen en laboratorios. Cuando puse la cámara estaba aplicando el método científico: ensayo-error, hipótesis, método, experimento, validación y lo apliqué en un campo en el que no sabía nada. La experiencia fue muy bonita porque fui aprendiendo con la gente. Ha sido una escuela en comunicación, un máster en divulgación que he hecho y mis profesores han sido la audiencia.

¿Por qué tiene tres canales en YouTube sobre el mismo tema?

–El primero (Date un Voltio) surgió porque una empresa quería montar un canal de física, me pareció genial y lo montamos. El segundo (Date un Vlog) lo hice porque en esa productora tenían la intención de llevar la física a un público promedio y yo sentía curiosidad por enseñar física a un poco más de nivel y  poder hacer otro tipo experimentos que en este entorno no podía, como por ejemplo grabar en exteriores o hacer entrevistas.

Entonces ya probé el extremo de lo más agresivo desde el punto de vista de la ciencia y quise probar ahora también el extremo de lo completamente light, por lo que voy a hacer un video de 8 minutos donde lo científico se pueda resumir en tres palabras. En mis otros canales sentía que ya solo lo ve la gente que verdaderamente tiene interés en la ciencia, pero no voy a pescar a nadie que esté casualmente por ahí despistado. Entonces voy a hacer una cosa que pueda “clicar” alguien que no esté interesado y donde le pueda contar algo de ciencia muy simple. Por ejemplo, voy a hacer un video sobre cuál es el equipo que va a ganar el Mundial usando parámetros físicos, entonces voy a usar términos como temperatura o presión, pero hablando de la Copa del Mundo.

¿Para qué y por qué es importante que la gente entienda cosas como la mecánica cuántica?

–Primero porque es un derecho que tienen, no lo saben, pero desde los centros de investigación y laboratorios se investiga con fondos públicos para hacer que las sociedades sean mejores. También porque el conocimiento es un bien y es un derecho universal. La gente merece tener ese conocimiento porque lo están pagando con sus impuestos. Cuando uno divulga ciencia lo que espera también es devolver esa naturaleza curiosa que todos tenemos escondida, que vuelvan a ser como los niños y usen este tipo de cuestiones para entender mejor quiénes son; porque creo que se vive mejor cuando uno sabe quién es, cuánto sabe y a dónde va.

 

 

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