Consignas feministas, crítica política y denuncias de acoso contra funcionarios de la Universidad de Costa Rica (UCR) son parte de las expresiones gráficas que los estudiantes plasmaron en las paredes, ventanas y cielo raso de la Facultad de Ciencias Sociales durante los 14 días que mantuvieron tomado el edificio.
El jueves 31 de octubre, luego de negociar con el Consejo Asesor de la Facultad (integrado por la decana Isabel Avendaño y los directores de las distintas carreras), los integrantes del Frente Autónomo Interuniversitario salieron de las instalaciones pronunciando en coro la consigna “que tiemblen los rectores, que toda la U la pintamos de colores”.
Inmediatamente, ingresaron funcionarios universitarios a evaluar el estado del inmueble y a empezar las pruebas para borrar los mensajes, con el objetivo de regresar el edificio a sus condiciones originales.
“Hemos estado aplicando diferentes técnicas para ver si podemos remover esa pintura y no nos ha funcionado hasta el momento, se van a hacer pruebas con vapor y falta una con arena, para determinar si son efectivas”, comentó Jeffrey Dimarco, jefe de la Oficina de Servicios Generales (OSG), unidad administradora del edificio para efectos del fideicomiso.
Según Carlos Araya, vicerrector de Administración, el acabado de las paredes y columnas es en concreto expuesto, con el propósito de evitar el costo de mantenimiento anual que implicaría en caso de que se le hubiese colocado pintura.

Las paredes que gritan
Uno de los acuerdos tomados entre estudiantes y el Consejo Asesor de la Facultad, antes de devolver las instalaciones, fue que se analizaría la permanencia de algunos de los murales y pinturas realizadas.
Con este objetivo, dicho Consejo conformó una comisión con tres docentes, tres personas administrativas y tres estudiantes, donde podrán valorar junto a las unidades académicas y la decanatura cuáles intervenciones deben mantenerse.
“Muchos de los graffitis hacen evidente que hay una juventud despierta, dispuesta a denunciar lo que debe denunciar: violaciones de derechos que se encubren en los recortes a la educación, salud, a los acosadores académicos que no son bienvenidos en nuestros espacios, la corrupción del Gobierno, entre otros”, dijo una estudiante representante del Frente Autónomo, que prefirió mantener su identidad en anonimato.

Según Sergio Villena, director del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UCR, el rayar y pintar la infraestructura es una forma de apropiarse del inmueble, plasmar deseos, críticas y malestar en los muros; comportamiento frecuente en estudiantes de universidades públicas en otras partes del mundo.
“Evidentemente, aquí las paredes están hablando a gritos. Entonces, me parece importante no callar esas voces, no barrer debajo de la alfombra”, comentó Villena.
Desde el punto de vista sociológico, Villena considera que deben mantenerse las intervenciones gráficas, ya que son expresiones con trasfondo político y constituyen un archivo importante.
“Mi criterio principal no es la calidad estética como tal, no se trata de mantenerlos porque son bonitos o no, sino porque son un ejercicio de expresión estudiantil y me parece que son valiosos en esa dimensión”, agregó el director del IIS.
Para modificar el aspecto interno del edificio, la unidad usuaria deberá solicitar el cambio a la OSG. Esta oficina determinará si el cambio no afecta la infraestructura, luego emitirá un criterio técnico informando si es viable la solicitud.

En caso de ser viable, la unidad debe enviar la solicitud a Rectoría y, si cumple con las condiciones establecidas, esta solicitará al Banco de Costa Rica (BCR) la modificación de la obra.


