Universitarias Visita de Premio Nobel de Química 1988

Ciencia para el mejoramiento de la vida cotidiana

El Dr. Robert Huber, ganador del Premio Nobel de Química en 1988, participó de un evento en la UCR que abordó diversos temas

Estudios y aplicaciones de la biotecnología en campos tan variados como la medicina, la agricultura, farmacia, y sobre el cambio climático fueron temas centrales expuestos por los investigadores en el I Simposio de Aplicaciones Biotecnológicas, organizado por la Universidad de Costa Rica (UCR), en conjunto con la Universidad Nacional (UNA) y el Tecnológico de Costa Rica (TEC).

El evento se realizó entre el 21 y 23 de noviembre en el edificio de Educación Continua de la UCR y convocó a investigadores y estudiantes de esa casa de estudios, junto con la UNA y el TEC, así como a expertos de Chile, Ecuador, Alemania y España; además de la destacada participación del Premio Nobel de Química en 1988, el alemán Robert Huber.

La biotecnología se entiende como la aplicación tecnológica que utiliza sistemas biológicos y organismos vivos o microcompuestos para la creación o modificación de productos o procesos específicos, como por ejemplo el tratamiento de residuos sólidos, aumento de la fertilidad del suelo, generación de medicamentos y uso de vacunas para prevenir enfermedades humanas y animales.

El área de la biotecnología ha tenido una constante evolución, en parte debido al rápido avance de la tecnología. Así lo propuso Robert Huber, quien en su charla realizó un recorrido del desarrollo de la biotecnología a través de los años, especialmente de la cristalografía proteica, y explicó a los asistentes el lento avance que se experimentaba hace 30 años en el campo debido a herramientas tecnológicas más limitadas.

“Ahora cada semana podemos ver en las principales revistas científicas el estudio o descubrimiento, por ejemplo, de la estructura de una membrana importante para la medicina y la fisiología”, comentó.

El científico planteó la importancia del uso de la biotecnología y el estudio de proteasas -enzimas que rompen los enlaces peptídicos de las proteínas- contra enfermedades como la diabetes, y apuntó que estudios como estos han generado fricción con las empresas farmacéuticas, debido a que se estudia cómo se puede estimular al páncreas a secretar la hormona de la insulina.

“En los años noventa la cristalografía experimentó un desarrollo exponencial, por supuesto como en la mayor parte de los campos científicos, por la evolución tecnológica y el desarrollo de fuentes de emisión de rayos X. Para comprender la biología teníamos que observar las moléculas, las proteínas y las proteasas, estudiarlas; y la única forma era la cristalografia por rayos X”, añadió.

El Dr. Huber obtuvo el prestigioso reconocimiento de Premio Nobel de Química en 1988, junto a los científicos Johann Deisenhofer y Hartmut Michel, por la cristalización, por primera vez, de una proteína importante para la fotosíntesis de las cianobacterias y por determinar la estructura de dicha proteína mediante cristalografía de rayos X. Este descubrimiento fue de gran importancia para comprender el proceso de la fotosíntesis, que es capaz de convertir la energía lumínica en energía química.

“La biotecnología ha estado por muchos años presente y como tal ha sido utilizada por el hombre desde comienzos de la historia en actividades tales como la preparación del pan, bebidas alcohólicas o el mejoramiento de cultivos”, comentó Gustavo Gutiérrez Espeleta, director de la Escuela de Biología de la UCR.

Gutiérrez añadió que la producción de insulina humana ha sido uno de los principales logros de la biotecnología, ya que es esencial para pacientes con diabetes.

Además, estudiantes y profesores de la UCR, la UNA y el TEC tuvieron la oportunidad de participar en un conversatorio con el científico alemán, en el que se abarcaron temas relacionados con la profesión, investigaciones y las perspectivas de la biotecnología a nivel mundial.

El director de la Escuela de Biología afirmó que este tipo de eventos son importantes para divulgar a la comunidad nacional e internacional la labor que se realiza en Costa Rica y en el mundo en el campo biotecnológico, y planteó la pregunta: “¿hasta dónde debe llegar la ciencia?”, apelando a los campos de la bioética y la bioseguridad, a los cuáles los científicos deben adherirse en sus investigaciones para contribuir al mejoramiento de la vida cotidiana.



Trayectoria

El Dr. Huber cursó la carrera de química en la Universidad Técnica de Múnich y en la década de los sesenta recibió su licenciatura en la materia. Su doctorado versó sobre el campo de la bioquímica, y en 1972 fue nombrado como director de la sección de Bioquímica en el Instituto Max Planck, una red de institutos de investigación científica en Alemania. Allí, su equipo desarrolló importantes avances en los métodos para la cristalografía de proteínas.

En 1988 le fue entregado el Premio Nobel de Química junto a los científicos, también alemanes, Johann Deisenhofer y Hartmut Michel. El trabajo de estos científicos fue reconocido por cristalizar, por primera vez, una proteína de importancia para el proceso de la fotosíntesis de las cianobacterias y por determinar la estructura de esta proteína mediante la técnica de cristalografía de rayos X.

Así, mediante el uso de estas técnicas, el trío de científicos determinó la posición de los más de 10.000 que componen a la proteína estudiada, para posteriormente crear su imagen tridimensional. Esta investigación reveló las similitudes entre los procesos fotosintéticos de las plantas y las bacterias, y permitió una mejor comprensión.



 

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