Suplementos Eunice Odio en Centroamérica

Mirar amargo y fruto dulce de una mujer inolvidable

Este artículo fue publicado originalmente en el suplemento Forja de este semanario en julio de 1989. Recopilado en la reedición del libro Eunice Odio en Guatemala

Este artículo fue publicado originalmente en el suplemento Forja de este semanario en julio de 1989. Recopilado en la reedición del libro Eunice Odio en Guatemala y otros países centroamericanos, publicado este año por la editorial Letra Maya, lo volvemos a presentar a nuestros lectores con la anuencia de su autor Mario Esquivel.

Perfectamente se pueden determinar dos etapas o itinerarios en la vida de Eunice Odio: uno, su estancia en tierras centroamericanas; otro, su paso o existencia en Cuba, México, New York, y su presencia literaria en Venezuela, en la revista Zona Franca.

Me referiré, de manera cronológica, a su primer itinerario –Centroamérica-, que abarca más o menos de abril de 1946 al 9 de febrero de 1955, fecha en que llegó a México, país en el cual sentó reales en la calle Río Neva No.16, D.40, Z.5, México D.F., en un apartamento en el cual un día de mayo de 1974 fue encontrada muerta.

Eunice Odio muere a la edad de 55 años. Había nacido en San José el 18 de octubre de 1919.

Respiraba poesía

El primer país del área centroamericana que visita Eunice Odio es Nicaragua. De abril a octubre de 1946, reside en la Editorial Nuevos Horizontes, propiedad de la familia Steiner Sánchez. Por medio del escritor nicaragüense Juan Aburto Díaz, se dice que Eunice “de inmediato fue acogida y se incorporó al medio intelectual de Managua y Granada, significado entonces principalmente por los poetas José Coronel Urtecho, Manolo Cuadra, Emilio Quintana, Joaquín Pasos, Santos Carmeño, Luis Alberto Cabrales, Mariano Fiallos, Enrique Fernández y Fernando Silva, que fueron, conmigo, sus entrañables amigos.

A pesar de su juventud (Eunice Odio contaba en ese entonces con 23 años de edad) impresionaba a la intelectualidad nicaragüense no solo por su belleza sino por la posesión de una vasta y variada cultura, una sensibilidad extremada para el arte, un ponderado juicio crítico y una singular expresión para comunicarlos.

El escritor Aburto Díaz nos narró que: “A poco de su llegada Eunice fue huésped del Círculo de Letra “Nuevos Horizontes”, que era centro y especie de club de la actividad artística del país, adonde concurrían permanentemente los más grandes artistas, como que ese sitio era igualmente sala de conferencias, de conciertos y exposiciones y editorial de obras literarias nacionales”.

Tanto Aburto Díaz como Martínez Rivas admiraban la pasión tan grande que sentía Odio por la poesía: “Nunca he conocido –manifestó el primero– a un ser tan arrebatado por la poesía como era Eunice. Existía ella únicamente para la poesía, escribía constantemente y pensaba poesía. Respiraba poesía, toda ella misma rezumaba poesía, en ningún momento llegó a traicionar ese credo suyo de ardiente esteta”.

En Managua, Granada y Masaya dio recitales y charlas, invitada por la Universidad, por institutos, por la municipalidad o por entidades culturales.

Por la libertad política y poética

La segunda ocasión en que Eunice Odio estuvo en Nicaragua fue en 1947, de paso. Iba para Guatemala a recibir el premio de poesía por su libro Los elementos terrestres, otorgado por el Certamen Nacional Permanente de Ciencia, Letras y Bellas Artes, comúnmente denominado Premio Centroamericano 15 de Setiembre, concurso instituido en 1946 por el “Primer Gobierno de la Revolución Guatemalteca”, presidido por el Dr. Juan José Arévalo Bermejo.

Esta vez dio algunos recitales privados, solo entre artistas, conviniendo únicamente los poetas nicas que se encontraban ante una extraordinaria e increíble escritora y que su nombre habría de engrosar algún día las filas de las grandes poetisas de América.

Estas dos estancias en Nicaragua (1946 y 1947) fueron altamente determinantes en su formación artística, en su evolución posterior como escritora y en la determinación política al conocer de cerca a lo mejor de la intelectualidad nicaragüense, su poesía, sus angustias y paisajes y el ambiente de entonces (dictadura de Somoza García).

Aburto Díaz concuerda con nosotros cuando me manifestó que el contacto directo “con la gran poesía nicaragüense y la comunicación personal con los hacedores de esta incluyeron decididamente en el futuro del espíritu y la obra, así como ella nos revela las esplendentes facetas de su personalidad creadora. Y, por supuesto, de inmediato se puso de parte de quienes vivíamos y sufríamos la dictadura somociana”.

Políticamente, la escritora sentía lo que Rubén Darío llamaba “un santo odio hacia los dictadores”. De aquí que fuera una apasionada antisomocista. Ya en abril de 1949, en Guatemala, escribe en el vespertino El imparcial lo siguiente: “En Nicaragua, que habría de ser fumigada el día que termina la epidemia nacional llamada Somoza, ya sea porque se muera de muerte natural o violenta, o porque, sinceramente Nicaragua se canse de él”.

Finalmente, en marzo de 1963 fue la tercera ocasión en que Odio estuvo en Nicaragua. Regresaba de San José, adonde había sido destacada por la revista mexicana Respuesta para cubrir las conferencias del presidente de los Estados Unidos –John F. Kennedy– con los mandatarios centroamericanos. En Managua da declaraciones al periodista José Francisco Borge que publica el diario La Prensa.

Grabado de Grace Herrera

Alucinada y alucinante

En cuanto a la experiencia en Guatemala, la escritora hondureña –radicada hace muchos años en Guatemala- Argentina Díaz Lozano, en su columna periodística “Jueves Literario” –“Los autores y sus obras”–, nos la presenta de la siguiente manera: “Allá por los años 1948-1953 vino a Guatemala una joven mujer de ojos verdes y expresión un tanto adusta mientras no sonreía, de docto hablar en asuntos literarios y cierta dosis de agresividad. Buena poetisa… y tenía los ojos verdes. Se llamaba Eunice Odio y se puso de moda en los medios  literarios de entonces: Flavio Herrera, Alberto Velázquez, David Vela, los Chiquilines del Saker-Ti, Claudia Lars, Carlos Samayoa Chinchilla, etc.

Era discutida… ¡para lo que a ella le importaba!… Le gustaba la bohemia, las noches en vela tomando vino o whisky y hablando sobre literatura y artes. Era una alucinada y alucinante y discutía con pasión. Poseía bastante erudición y podía conversar amenamente de todo un poco… Buena escritora, fuerte e inspirada poeta. Nómada, volandera, ávida de conocer mundo y gente. Ansiosa de vivir plenamente a su manera.”

Realmente Odio entra en contacto con los medios literarios guatemaltecos en 1947 al obtener el primer premio de poesía, con su libro Los elementos terrestres, del concurso Premio Centroamericano15 de Setiembre, certamen de ochocientos quetzales y medalla de oro para libros de versos.

El jurado que calificó los trabajos de poesía estuvo integrado por tres conocidos escritores guatemaltecos: Alberto Velázquez, director y redactor de numerosas publicaciones literarias y políticas, miembro correspondiente de la Real Academia Española; Miguel Ángel Asturias –Premio Nobel de Literatura en 1967– y Flavio Herrera, consagrado escritor y poeta. Se presentaron a concurso veinticinco libros de poesía, o poemas que integraban un ciclo de creación poética.

Durante este primer viaje de Eunice a Guatemala, motivada por su triunfo literario, se dedica a dar recitales y charlas. Durante una visita de cortesía al periódico La Hora manifiesta que “Guatemala siempre ha sido una obsesión para mí” y expresa su gran complacencia por hallarse ahí, país al que considera –en el terreno intelectual– el de mayores realizaciones de Centroamérica en aquella época. “Nos habló de su interés por permanecer aquí durante varios días, a fin de poder penetrar nuestro ambiente para conocerlo y poder extraer de él un conocimiento mejor de estos pueblos”; se lee en la edición de La Hora del 16 de setiembre de 1947.

En 1948, Odio se establece definitivamente en Guatemala. Se hace ciudadana guatemalteca, nacionalidad que posteriormente cambia por la mexicana en el año 1972. Estos constantes cambios de nacionalidad conducen a equívocos a la hora de presentarla: en lugar de tener a Eunice como costarricense se le solía presentar como guatemalteca o, en otras ocasiones, se la tenía por guatemalteca cuando ya era, por adopción, ciudadana mexicana. Pablo Cejudo Velázquez escribió en La Nación de 1978, que fue “una mujer convertida en ciudadana del mundo, paseando su bohemia por el mapa del continente americano, hasta terminar su vida en México”.

Aventura guatemalteca

Cabría preguntarse: ¿por qué Eunice Odio radica y trabaja en Guatemala y se naturaliza ciudadana guatemalteca? Estimo que por las siguientes cinco razones:

  1. Por el ambiente cultural, de plena libertad creadora que se respiraba en la Guatemala de entonces. Ideas renovadoras se expandían por Guatemala, favorecidas por el nuevo giro que acababa de tomar la política de los dirigentes guatemaltecos, después del 15 de marzo de 1945 en que entra en funciones como presidente de Guatemala el profesor Juan José Arévalo Bermejo, hombre de altos ideales políticos, que pretendió democratizar su país.
  2. En marzo-abril de 1948 se produce en Costa Rica la revolución de José Figueres Ferrer. No olvidemos que Eunice Odio era conocida en el ambiente político costarricense como una ardiente defensora de las conquistas sociales y laborales de las administraciones Calderón Guardia y Picado Michalski, y que era apreciada por sus ideas avanzadas de izquierda.

Con el triunfo de Figueres y su Ejército de Liberación Nacional, muchos intelectuales, entre otras decenas de ciudadanos costarricenses, tuvieron que emigrar. Este panorama político la influye y decide quedarse a vivir en Guatemala y optar por esa nacionalidad.

  1. El 15 de setiembre de 1947 se le otorga a Eunice Odio el Premio Centroamericano “15 de Setiembre”, en la rama de poesía, por su libro Los elementos terrestres. Este acontecimiento le facilita enormemente su rápido ingreso en el mundo literario y cultural guatemalteco.
  2. Había facilidad para cualquier centroamericano con el sistema jurídico y constitucional de entonces para hacerse ciudadano de ese país.
  3. Finalmente, Odio, al igual que Yolanda Oreamuno, deambula por varios países latinoamericanos, alejándose del ambiente pequeño-burgués que se vive en la Costa Rica de entonces y se adscriben a los grupos artísticos e intelectuales de Guatemala y México, principalmente.

En noviembre de 1950 se celebran las elecciones presidenciales en Guatemala. Odio, quizás para ese entonces un poco desilusionada del gobierno del Dr. Arévalo, decide apoyar la candidatura de licenciado Jorge García Granados, postulado por el Partido del Pueblo. Se opone firmemente a la “candidatura oficial” del coronel Jacobo Árbenz Guzmán.

Durante su estancia en Guatemala de 1948 a 1953 escribe su segundo libro Zona en territorio del alba, que se publica en una ciudad del interior de Argentina, San Rafael, Mendoza, en 1953 por la Editorial Brigadas Líricas.

A mediados de junio de 1954 se produce la invasión –desde territorio hondureño- del coronel Carlos Castillo Armas y su “ejército de liberación”; cae el régimen constituido. Se acaba la “década revolucionaria”, aquella de los gobiernos de Arévalo y Árbenz. “La aventura guatemalteca” termina, asimismo, para Odio, quien llega a Ciudad de México un 9 de febrero de 1955.

Esta larga estancia en Guatemala fue fundamental para su producción lírica y periodística posterior. Sus mejores obras se producen en la década que va de 1947 a 1957, de sus 25 a 35 años de edad: en 1947 escribe Los elementos terrestres, en 1953 se publica Zona en territorio del alba y en 1957 se edita su obra maestra El tránsito de fuego.

Alaban su prosa

Por otro lado, sobre la presencia de Eunice Odio en Honduras hay escasa información. Hay dos referencias: una, cuando en diciembre de 1947 visita Tegucigalpa, ciudad que le inspira un poema navideño que titula “Navidad”, dado a luz en el vespertino El Imparcial de la ciudad de Guatemala el 24 de diciembre de 1947; otra es la publicación en 1949 en la revista La Pajarita de Papel, órgano del Pen Club de Honduras, de su poema titulado “Tríptico de la doncella”.

Honduras es el país centroamericano en el cual hay que hacer intensas investigaciones, con el fin de determinar los viajes de Eunice Odio allí y dar a conocer –si es que existe- textos inéditos.

Diferente fue en El Salvador. La primera vez que la poeta estuvo en El Salvador fue en enero de 1948, de paso. Venía de Guatemala de recibir el Premio ya mencionado. Llega a la tierra natal de Claudia Lars, excelsa poeta salvadoreña contemporánea e íntima amiga. Aquí pretendió dar a conocer su obra, da recitales y conferencias, desarrollando toda la actividad intelectual que le dictara el medio.

En el año de 1952, Odio vuelve a El Salvador, donde visita a Francisco Gavidia. Por ello, publica un artículo en El diario de Hoy de la capital salvadoreña en agosto de 1952, titulado “Viaje al Pasado con Francisco Gavidia (Del tiempo solo queda lo vivido)”. Posteriormente, este artículo es incluido en la Revista Cultural, publicada en El Salvador, No 35-38 (diciembre 1965), número extraordinario en homenaje a Gavidia, pp.191-194. Precisamente en esta Revista Cultural, Eunice colabora asiduamente desde 1955 hasta 1965, es ahí donde le publican su poema “Miguel Arcángel” (Cultura. No 39, enero-febrero-marzo de 1966).

En esta revista le publican su ensayo “Cuatro Poetas Salvadoreños” (No. 33, julio-agosto-setiembre), en que analiza la obra de “La generación de poetas salvadoreños que nació entre los finales del siglo pasado y más o menos el primer cuarto del presente” a la que pertenecen los poetas Dora Guerra, Claudia Lars, Hugo Lindo y Pedro Geoffroy Rivas. Sobre ellos, estima Odio que “es, tal vez, la generación más brillante, como conjunto, de la historia literaria de El Salvador”, afirmando posteriormente lo siguiente: “Además del fulgor que la define, esta generación tiene una característica especial y esencial, quizás apenas perceptible para quienes conocen no solo la literatura del El Salvador sino el suelo donde florece: su quehacer literario está en flagrante contradicción con el medio en el que se desarrolla”.

Otro lugar en el cual Odio ejerce su labor periodística es en El Diario de Hoy en San Salvador donde colabora, principalmente en la década de los años cincuenta.

Como anteriormente se indicó, en 1957 se publica en San Salvador la obra cumbre El tránsito de Fuego (No 5. Colección Poesía. Talleres de Departamento Editorial del Ministerio de Cultura, San Salvador, El Salvador, C.A. diciembre 20 de 1957).

El poeta guatemalteco Alfonso Orantes (exiliado en San Salvador desde 1954, lugar donde muere en junio de 1985), escribió, en julio de 1958, una reseña de El tránsito de Fuego para el Guion Literario, publicación del Departamento Editorial del Ministerio de Cultura de El Salvador, que tituló “El tránsito de Fuego, poema sin precedentes en Hispanoamérica”.

En este se lee lo siguiente: “Es indudable que este poema no tiene precedentes dentro de la expresión lírica de la mujer en América Hispana y su factura rebasa una posibilidad de creación en la mujer poeta. Solo a fecunda e inagotable fantasía de un creador legítimo puede ofrecer frutos como este en toda su turbadora gracia primigenia y con la diafanidad de lo perfecto… Eunice Odio se coloca con esta creación suya en la primera línea de la lírica femenina contemporánea en América Hispana y estoy seguro de que todos los poetas verdaderos del Continente saludarán, con el aparecimiento del poema a la más lúdica de las mentalidades, a la más fina y completa de las artífices centroamericanas de nuestros días”.

Luego, en visita que ella hace a San Salvador en “Otoño 1953”, escribe su hermoso poema “Tríptico de Otoño” dedicado a Eduardo Cataño, integrado por las tres siguientes partes tituladas respectivamente: I) Viento, cuerpo de octubre; II) Premonición de diciembre; y, III) La encarnación de diciembre.

¿Y Costa Rica?

Hasta el momento hemos dado información de las diferentes estancias de la escritora por los países del área centroamericana, pero cabría preguntarse: ¿qué difusión tenía su obra en Costa Rica? ¿En qué medios se publicó su poesía en su país de nacimiento?

Eunice Odio se comenzó a dar a conocer gracias a Joaquín García Monge que le publica sus primeros poemas en los años de 1945-47 en su revista Repertorio Americano. En esta revista se le publica “Página Lírica de Eunice Odio”; el poema “Nube y Cielo Mayor”, “Pepón de la Campa” y Versos Nuevos de Eunice Odio”, que en total suman unas dieciocho poesías.

Por su parte, doña Virginia Sandoval de Fonseca dice en su obra Resumen de literatura costarricense (San José, Costa Rica, 1978, Editorial Costa Rica, pág. 167): “Eunice Odio (1922-1974): Su poesía es poco conocida. Parece producto de la ironía, pero fue con motivo de su muerte que la crítica nacional comenzó a interesarse por su obra”.

Del mismo sentir es el poeta chileno, arraigado en nuestra tierra, Alberto Baeza Flores, quien en su obra Evolución de la poesía costarricense (San José, Costa Rica, 1978, Editorial Costa Rica) opina lo siguiente: “Eunice Odio, que fue poco señalada en su importancia lírica cuando vivía, se ha ido convirtiendo en un mito después de su muerte, cuando ha podido hacerse balance de lo mucho que nos deja. Su caso puede ser casi único en el panorama de la lírica costarricense pues se entrega total al quehacer lírico y, al mismo tiempo, de una gran aventura humana en el vivir. Todo esto viene a culminar con una muerte en extrema soledad”.

En mi libro Eunice Odio en Guatemala manifesté que: “Costa Rica y los costarricenses podemos estar orgullosos de haber dado a América Latina una escritora como ella. Esta democracia rural y tierra de volcanes también produce temperamentos volcánicos”.

Ya lo dijo don Moisés Vincenzi en su ensayo “Poder de la crítica”: “Argollas literarias que los grandes hombres no logran gozar, sino por excepción, de una crítica justa contemporánea. Y cuando las excepciones se presentan, ocurre que el descubrimiento viene de otros países, de otros hombres distantes: casi nunca del propio suelo”.

En vida los libros de Eunice Odio fueron editados en Argentina, Guatemala, El Salvador y México, y sus primeros antólogos fueron un salvadoreño, Ítalo López Vallecillos y un venezolano, Juan Liscano.

Hasta aquí este itinerario de la vida de Eunice Odio, una mujer convertida en ciudadana del mundo, quien paseó su bohemia por el mapa del continente americano, hasta terminar su vida en México, en un día de mediados de mayo de 1974, a la edad de cincuenta y cinco años.

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