Los Libros

La bestia indescifrable de la ausencia

Peatón de tempestad Carlos Gustavo Vargas Poesía Nueva York Poetry Press 2023

Conocí al poeta Carlos Gustavo Vargas (Turrialba, 1981) hace ya algunos años en mi librería de viejo en Cartago. Por los libros que seleccionaba y las conversaciones que sostuvimos me di cuenta que era un fino lector. A esta característica Carlos suma un modo de ser modesto, sencillo y fraterno. Suficientes motivos para construir una amistad que viene y va entre libros, poemas y cálidas conversaciones sobre la común pasión de la literatura.

Su primer libro de poemas: Peatón de tempestad, publicado en diciembre de 2023 por Nueva York Poetry Press, refleja las cualidades de su autor. Es un libro de experiencia, si se me permite el término. Es decir, es un libro que testimonia un fragmento de vida decisivo en la vida de su autor, signado por la partida de su padre y la evocación de la niñez. Se trata de un texto escrito con naturalidad, frescura y profundidad.

La lluvia anuncia en todo el libro una inminente tempestad: “No hay forma de detener el temporal que pronostica la memoria”,  dice ya en el primer poema del libro. Como si la lluvia fuera el detonante de la sucesión de recuerdos que el ejercicio de la poesía provoca en el autor. Una lluvia “embustera”, pues lo conduce, sin previo aviso, al develamiento de su ser más genuino. Atravesando este temporal indetenible de imágenes y palabras aparece un niño náufrago, “llagado por la lluvia”, “sembrando heridas al borde de sus juegos”, preso de ausencias y nostalgias.

Como si el autor necesitara mirarse en el espejo de su propia niñez para seguir viviendo. Un espejo tridimensional que le devuelve no solo la imagen del niño que fue, sino también la de su padre y, más tarde, la imagen de su propia hija. “En nuevos seres somos la historia que se repite”, concluye el poeta.

Pero antes es necesario que el pequeño crezca para que logre fundirse con la lluvia, hacerse parte de ella, convertirse él mismo en aquel aguacero que la memoria convoca. Es decir, es necesario que se reconcilie no solo con las “heridas abiertas” de la memoria, sino también con la “bestia indescifrable de la ausencia”, principalmente con la ausencia mayor, la de su padre.

Este tránsito de lluvia es el que propone el poemario en cada una de sus partes. Un tránsito que abarca toda la primera parte del libro, “Uno con la lluvia” y que ya en la segunda parte, “Cosecha de luciérnagas”, llega a un punto decisivo, como se sugiere en el poema “Con la puerta al lado”, por lo demás uno de los más hermosos y estremecedores del libro: “Permaneceré al lado de la puerta, siempre./ Por si preguntan. Aquí estaré./ …”Aunque pronto me convierta en una masa de / nada,/ aún así, estaré al lado de la puerta”.

De esta manera, al estar junto a la puerta, el poeta construye un acceso a ese mundo de lluvia y recuerdos que amenaza con sobrepasarlo. La tercera parte, titulada precisamente “Temporal luminoso”, sugiere ya una integración plena del autor con los símbolos y realidades básicos de su entorno: el niño, el padre ausente, la hija, la compañera.

“Cuestión de fe”, el último texto cierra el círculo de la infancia, la ausencia, la lluvia y la memoria que el autor había abierto en los primeros poemas del libro. En este poema, en un hombre que entra de rodillas al templo, trémulo de dolor y fe, Carlos Gustavo se ve a sí mismo. Ve su propio dolor, pero también su propia esperanza. Esa que hoy se concreta con creces en este libro. Un libro que, como decía al principio, posee la cualidad sensible de su autor y que es, al mismo tiempo, temporal que ilumina y nos empapa de amistad y poesía.

 

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